Turismo

El enoturismo se 'oxigena' en la Serranía

  • Las bodegas ofrecen un amplio programa de actividades que van desde catas hasta alojarse

Cata en la bodega Chinchilla.

Cata en la bodega Chinchilla. / Javier Flores (Ronda)

El sector vitivinícola de la Serranía de Ronda cada vez es más importante y sus bodegas, tras años de trabajo, han logrado hacerse un hueco en el complejo mundo del vino, en el que existe una gran competencia por parte de regiones tradicionalmente productoras que cuentan con grandes bodegas que producen grandes cantidades de vino. Frente a ese modelo de gran producción en la comarca rondeña se apostó por pequeñas bodegas con encanto y vinos de gran calidad que, aunque en un principio tuvieron que luchar contra el marchamo de caros, ahora han conseguido contar con el respaldo de los clientes tras comprobarse que aquella apuesta por la calidad era real y su forma de producción diferente.

En la zona gran parte del trabajo en las viñas se hace de forma manual, incluida la recogida de la uva, al tiempo que existe una gran implantación de técnicas tradicionales y ecológicas para el manejo de los viñedos. Una forma de trabajo y producción que cada vez atrae a más amantes del vino que quieren conocer las bodegas y vivir en primera persona este proceso.

De hecho, en la actualidad el enoturismo en una importante vía de ingresos para muchas de estas pequeñas bodegas, hasta el punto de que en algunas de ellas pueda suponer cubrir los gastos de dos o tres meses de funcionamiento, como es el caso de Chinchilla, según sostiene la responsable de este departamento, Gema Alonso.

Precisamente esta bodega es una de las que ofrece a sus visitantes hasta la opción de alojarse en alguna de las cuatro habitaciones con las que cuenta con la posibilidad de contratar las comidas, por lo que sus clientes pueden vivir una experiencia de enoturismo en toda su extensión. “Les ofrecemos la posibilidad de que puedan ver cómo es el día a día de una bodega”, explica Gema, que resalta que hay momentos del año especialmente interesantes, como cuando se están realizando trabajos en las viñas o la vendimia.

Habitación con vistas al viñedo de la bodega Chinchilla Habitación con vistas al viñedo de la bodega Chinchilla

Habitación con vistas al viñedo de la bodega Chinchilla / Javier Flores (Ronda)

Además, en su caso también están ofreciendo en estos momentos una visita con cata de vinos, otra más extensa con recorrido por la bodega y cata de vinos y una tercera, que es la más completa, que permite al visitante conocer la bodega y su forma de trabajo, disfrutar de una cata de vinos con tapas y posteriormente disfrutar de una comida con maridaje en alguno de los tres espacios disponibles. Unas experiencias que están disponibles por precios que oscilan entre los 25 y los 60 euros.

A ellos añade la importancia de resaltar el producto local y de proximidad, algo que está muy presente en sus degustaciones, ya que en la elaboraciones de las tapas y comidas utilizan productos de las fincas próximas en las que se crían cerdos ibéricos, corderos o chivos, además de los productos de la huerta que están marcados por la temporada. “Es muy importante dar relevancia a lo que hacemos y a nuestros productos”, resalta Gema, que resalta la importancia de dar a conocer todos los productos de la comarca y darlos a conocer a los visitantes para que puedan conocer la importancia que tienen o cómo se elaboran.

Además, esta apuesta por los productos de la zona y de temporada tampoco les genera ningún tipo de problema con los cada vez más extendidos hábitos culinarios de prescindir del consumo de carne o ante la presencia de algún tipo de incompatibilidad alimentaria, ya que existe una amplia gama entre la que poder elegir.

Unas ofertas que parecen haber descubierto los visitantes nacionales durante la pandemia, ya que hasta el momento aseguran que la mayoría de sus clientes de este sector procedían del extranjero. Eso sí, en esta bodega los españoles, a pesar del incremento reciente, todavía siguen siendo minoría entre aquellos deciden visitarlos.

Una visitante toma una imagen en la sacristía de la bodega Una visitante toma una imagen en la sacristía de la bodega

Una visitante toma una imagen en la sacristía de la bodega / Javier Flores (Ronda)

Unos clientes muy variados que pueden ir desde senderistas o ciclistas que organizan una parada en su recorrido hasta empresas que quieren vivir una experiencia con sus empleados o buscan conocer sus vinos para saber si los incluyen entre los regalos que realizan a sus clientes.

Y es que el enoturismo rondeño también está posibilitando la creación de empleo y el nacimiento de empresas que se dedican expresamente a esta actividad, como es el caso de Milamores, una empresa local que gestiona las visitas de varias de las bodegas de zona, el centro de interpretación del vino que se encuentra situado en la ciudad del Tajo y realiza catas bajo petición a domicilio. Una actividad esta última que han puesto en marcha para que durante la pandemia se pueda seguir disfrutando de las catas en un círculo cerrado

En su caso también ofrecen diferentes opciones, desde la tradicional visita con cata hasta organizar una comida en mitad de un viñedo, unas opciones que, salvo en el último de los casos, oscilan entre los 20 y los 30 euros, en función de la bodega elegida entre las siete que tienen disponibles.

El responsable de Milamores, Antonio Martínez, se muestra también optimista de cara al futuro, ya que, aunque todavía no se alcanzan niveles iguales a los del año 2019, asegura que la Semana Santa fue muy buena y que estos meses se nota el incremento de visitantes, incluso entre los extranjeros, que ya representan entre un 15% y un 20% del total. “Estamos comenzando a recibir reservas para extranjeros en los meses de septiembre y octubre, incluso alguna agencia está realizando reservas para el próximo año”, asegura Martínez.

Y es que los clientes cada más quieren vivir experiencias diferentes que les puedan acercar al mundo del vino, en especial, cuando se trata de grupos de un mayor tamaño. En este mismo camino trabaja la bodega Cortijo Los Aguilares, que también cuenta con un departamento específico de enoturismo. De igual modo, también ofrecen desde visita con cata hasta distintas posibilidades de ampliar la experiencia que te pueden llevar a comer en mitad del viñedo bajo una encina con un picnic que se entrega a los clientes tras conocer las instalaciones. Ello permite también realizar una pequeña excursión por mitad de los viñedos hasta llegar a la encima que se encuentra habilitada como una suerte de comedor en mitad de la naturaleza. Para los que no sean amantes de caminar también ofrecen la opción de comer en las instalaciones de la bodega, para lo que cuentan con el servicio especializado de una empresa de catering local que se encarga de prestar este servicio.

Otro de los casos especiales los encontramos en las bodegas Lunares y Badman Wine, ya que ambas se encuentran situadas en un enclave que también incluye un hotel, por lo que es posible, si se desea, disfrutar de una agradable estancia en sus alojamientos y posteriormente vivir una experiencia de cata en la bodega, aunque también es posible visitarlas sin necesidad de alojarse.

Además, también existen casos en los que la actividad cultural se vincula con el mundo vino, como hace la bodega Descalzos Viejos, en la que además de visitar sus instalaciones y catar sus vinos, a lo largo del año suelen organizar diversas actividades relacionadas con la música o la cultura.

Precisamente, en estos momentos están desarrollando el programa Visiones en el que se incluye conferencia, libro y copa de vino. Todo ello en un espacio único con una larga historia, ya que se trata de un viejo convento trinitario que todavía guarda elementos de aquella época y parte de sus pinturas. En concreto, los próximos 11 y 18 de junio tendrán lugar las próximas conferencias a cargo de Juan Malpartida y Alfonso Armada, siendo una actividad de la que se puede disfrutar por 30 euros.

Unos ejemplos que son solo algunas de las opciones existentes, ya que la gran mayoría de la veintena de bodegas que existe en la Serranía de Ronda ofrecen sus propias experiencias combinando distintas opciones. Una gran oferta que está de moda y que espera que con el final de la pandemia pueda volver pronto a los niveles previos de visitantes, ya que el turismo extranjero en uno de los grandes consumidores de este producto.

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