Las entrañas de los 101 kilómetros
Alrededor de un millar de legionarios trabajan desde hace casi una semana en la preparación de esta conocida prueba
Zafarrancho de combate. Esa es la impresión que provoca entrar estos días en las instalaciones del acuartelamiento General Gabeiras, base del Tercio Alejandro Farnesio IV de la Legión, localizado en Ronda, aunque el continuo movimiento de efectivos y material tiene una razón que nada tiene que ver con la guerra. Más bien todo lo contrario. A lo que están dedicados en el cuartel es la preparación de los 101 kilómetros de la Legión, una prueba deportiva cívico-militar que por su volumen requiere un despliegue propio de unas maniobras o el desarrollo de una intervención. Así lo indica, al menos, la logística que es necesario desplegar y la cantidad de efectivos que se tienen que movilizar.
El ir y venir de vehículos no cesa en la base militar. Todo tiene que estar preparado para el inicio de la prueba a las 10:30 de hoy. Y para que se puedan cumplir las previsiones, antes es preciso trasladar material, preparar los avituallamientos, montar tiendas de campaña, instalar las zonas para alojar al personal militar de apoyo y los civiles que usan instalaciones como el polideportivo municipal de El Fuerte.
Es la trastienda de una prueba en la que se espera participen del orden de 7.000 personas. Los datos son los mejores exponentes de la dimensión de la prueba. 70.000 litros de agua, 13.500 litros de bebida isotónica, 10.000 litros de cola, 40.000 naranjas, 35.000 plátanos, 9.000 dulces, 15.000 barritas energéticas, 12.000 geles de HHCC, 2.300 tabletas de chocolate, 15.000 sandwich, 1.500 kilos de pasta, 1.700 kilos de ensalada de patata y huevo y 3.000 yogures.
Todo ello para abastecer a 21 puntos de avituallamiento, dos puntos de comida en frío y dos puntos de comida en caliente durante las 24 horas que dura la carrera. Los camiones se agolpan a las puertas de los almacenes, las máquinas elevadoras no paran trasladar los productos apilados en los palés o cientos de cajas con pan de molde. Los patios también se convierten en enormes cocinas improvisadas para tener cocidos los cientos de kilos de patatas y las decenas y decenas de huevos. Todo detalle se cuida, hasta el aspecto de la fruta, que es cortada poco antes de que los corredores empiecen a llegar a los avituallamientos para que este lo más fresca posible.
Una prueba de fondo que no sería posible sin el trabajo de los casi mil efectivos legionarios que se despliegan a lo largo del recorrido para prestar los servicios de la prueba. Tienen a su disposición 35 camiones y doce vehículos ligeros todoterreno, seis motos, tres camiones aljibe, cuatro autobuses, veinte vehículos de protección civil, diez grupos electrógenos, cuarenta tiendas modulares y doscientas mesas de campaña.
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