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El equipo del Clínico de Málaga contra el ictus

  • La apertura de la Unidad para tratar la patología es una de las mejoras más importantes en el hospital y en la sanidad pública de los últimos años

Parte del equipo de la Unidad de Ictus del Hospital Clínico.

Parte del equipo de la Unidad de Ictus del Hospital Clínico. / Marilú Báez

Un ictus es un mazazo para un paciente. Puede convertir de pronto a una persona autónoma en un gran dependiente. De ahí la importancia de que quien lo sufra reciba cuanto antes asistencia sanitaria. “El tiempo es cerebro. Mientras antes se diagnostique y se trate, más posibilidades tiene el paciente de sobrevivir y sufrir menos secuelas”, recalca el neurólogo del Clínico Alejandro Gallardo.

El hospital abrió a finales de mayo su Unidad de Ictus. Es la segunda de la sanidad pública de la provincia después de la que ya funciona en el Hospital Regional desde hace más de una década. Los profesionales están ilusionados con el salto cualitativo en la atención que ha supuesto este dispositivo que forma parte del Servicio de Neurología y Neurofisiología. Su jefe, Manuel Romero, precisa que el ictus, por la dependencia que puede provocar, es “un mazazo con una triple repercusión: para el paciente, para la familia y para la sociedad; una persona puede pasar de estar andando a, de pronto, estar en una cama”.

La Unidad de Ictus cuenta con una veintena de profesionales –11 enfermeros, seis auxiliares, dos celadores y un fisioterapeuta– y con los neurólogos del Servicio. El ictus se produce porque falta riego sanguíneo al cerebro por una obstrucción (tres de cada cuatro) o bien por una hemorragia (uno de cada cuatro). Los síntomas de alerta son, entre otros, pérdida repentina de fuerza o sensibilidad en la mitad del cuerpo, pérdida total o parcial de la visión y dificultad para hablar o entender.

Varias profesionales atienden a una paciente. Varias profesionales atienden a una paciente.

Varias profesionales atienden a una paciente. / Marilú Báez

Antes, estos pacientes recibían los tratamientos para destapar la obstrucción (fibrinolisis) en Urgencias o en la UCI del hospital. Ahora, los enfermos disponen de una unidad específica, con personal de enfermería especialmente cualificado en esta patología. Aquellos pacientes que requieren de la retirada de un coágulo (trombectomía), antes eran derivados del Clínico al Regional –el único hospital de la provincia que realiza esta técnica– y allí se quedaban. Ahora, vuelven al Clínico.

Gallardo resume lo que ha supuesto la apertura de la Unidad de Ictus. Aclara que el diagnóstico y los tratamientos no han cambiado, “pero han mejorado los cuidados, que salvan vidas y reducen la morbilidad”. Traducido al lenguaje común: disminuyen las secuelas, que en el caso de un ictus pueden suponer una gran discapacidad.

Profesionales trabajando en la Unidad, que cuenta con ocho camas. Profesionales trabajando en la Unidad, que cuenta con ocho camas.

Profesionales trabajando en la Unidad, que cuenta con ocho camas. / Marilú Báez

Por eso Romero enfatiza la labor de la enfermería. “El diagnóstico lo hacemos los neurólogos, pero los que soportan los cuidados son ellos. Por eso la enfermería es fundamental”. Gallardo añade: “Una unidad de ictus es multidisciplinar, pero sobre todo es una unidad de enfermería neurológica”. Estos especialistas explican que la nueva unidad ha supuesto “la mejora del brazo ejecutor” de los tratamientos que prescriben. Agustín Rodríguez, otro de los neurólogos del Servicio, pone también en valor el papel de una enfermería tan cualificada porque detecta rápidamente los signos de alerta y “previene cualquier complicación”. Pero además incide en el carácter multidisciplinar de la unidad, ya que trabaja en colaboración con el área de Rehabilitación y Cardiología. Incluso cuenta con un fisioterapeuta para que los pacientes reciban rehabilitación desde que ingresan. En síntesis, los profesionales de la Unidad coinciden en que antes de su apertura, la asistencia del ictus en el Clínico “era muy buena, pero ahora es excelente”.

La inauguración de este dispositivo es una de las mejoras más importantes que se han hecho en los últimos años en este hospital y salda una asignatura pendiente con el Clínico, que asiste a la mitad más poblada de la provincia.

La supervisora de Enfermería de Neurología y la Unidad de Ictus, Aída Gómez, asegura que la apertura de este dispositivo asistencial “nos ilusiona” ya que la “alta cualificación” de sus profesionales permite mejorar los cuidados; lo que en esta patología supone mayor supervivencia y menores secuelas.

Los ictus afectan más a los hombres. Pero a partir de la menopausia, las mujeres se equiparan en proporción a los varones. Evidentemente, la edad juega en contra. Pero hay factores de riesgo para sufrir un ictus. A saber: hipertensión no controlada (aumenta hasta 16 veces las posibilidades de padecerlo), diabetes (multiplica hasta por seis las papeletas), obesidad, sedentarismo, tabaquismo, enfermedades del corazón que alteran el ritmo cardíaco así como el consumo de tóxicos y la toma de anticonceptivos orales. Los especialistas advierten que también se dan ictus en gente joven. Ocurren por determinadas patologías cardiacas o sanguíneas, pero también por el consumo de cocaína.

La Unidad ha sido posible gracias al incremento de la plantilla de enfermería y a su cualificación específica, a que ahora hay un neurólogo de guardia de presencia física las 24 horas y a que además se han incorporado un fisioterapeuta y un celador. Todos estos profesionales están capitaneados por los neurólogos del Servicio que hacen el diagnóstico y prescriben los tratamientos.

Ángel González, subdirector de Enfermería del hospital, remarca “el trabajo en equipo de la Unidad” y defiende que con su apertura se benefician “los pacientes” porque su asistencia da un salto cualitativo, la provincia porque ahora cuenta con un segundo dispositivo de estas características y el hospital, que ve reforzada su calidad asistencial.

Los neurólogos explican que las posibilidades de sobrevivir y tener menos secuelas son inversamente proporcionales al tiempo que transcurre desde que una persona comienza a sufrir un ictus hasta que recibe el tratamiento para atajarlo: a más tiempo, menos probabilidades y viceversa. De ahí que Romero, Rodríguez y Gallardo insistan en la importancia de “llegar lo antes posible” al hospital para que se reestablezca la circulación cerebral con la mayor celeridad. El jefe del Servicio reconoce que existía “inquietud y deseo” entre los profesionales de Neurología de que el hospital contara con esta Unidad. De hecho, ya habían elaborado protocolos de ictus.

Por fin se ha puesto en marcha. Tiene ocho camas. Ya lleva varias semanas asistiendo a pacientes que, superada la fase aguda, pasan a planta. Es un pequeño paso para la sanidad pública, pero un gran salto para los profesionales y, sobre todo, para los pacientes.

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