La escalada del precio del oro pone contra las cuerdas a las joyerías
La facturación cae en unos negocios hasta en un 42% en los últimos meses y la plata vive ahora su época dorada · Los propietarios se resisten a cerrar por la estructura familiar de estos establecimientos
En solo un año el precio de un gramo de oro ha pasado de 26 a 35 euros. En el mercado internacional, su cotización cada día bate récords hasta llegar a valores históricos mientras que en el mercado nacional los comerciantes se ven obligados a incrementar el precio de sus joyas, lo que provoca un descenso en sus ventas. De hecho, como reconoce el secretario general de la Federación Andaluza de Joyeros, Mariano Soler, el sector está viviendo unos "meses muy complicados" que se han traducido en un desplome de las facturación. "El año pasado sufrimos caídas de hasta el 35%, pero en este primer semestre ya vamos por el 42%", asegura Soler. Las fluctuaciones en el mercado del oro unidas a la caída del consumo a consecuencia de la crisis ha provocado que las producciones de los joyeros sean cada vez más reducidas por el miedo a que no se vendan. De este modo, la mano de obra es mucho más cara. Por otro lado, las joyas que suben a un ritmo menor que el del oro tampoco se venden.
"Estamos muy preocupados", admite Soler, que, no obstante, asegura que esta caída en la facturación no se ha visto traducida en un cierre "alarmante" de negocios. De las 600 joyerías existentes en la provincia solo 15 han cerrado sus puertas en los últimos meses. "La explicación es muy sencilla porque en la mayoría de las ocasiones se trata de negocios familiares compuestos por matrimonios o a lo sumo algún hijo. No tienen empleados y prefieren aguantar hasta que la crisis capee", asegura el representante de los joyeros malagueños. El descenso en la venta de oro ha provocado por el contrario que la plata esté viviendo su época más dorada. "Los clientes ahora se interesan más por este metal porque su precio es más reducido, pero nuestro margen de beneficio es aquí menor", confiesa Soler.
La segunda consecuencia directa de esta escalada en el precio del oro ha sido el florecimiento de los negocios que se dedican a su compra y venta, que, prácticamente, han copado ya el paisaje de los barrios. Un simple paseo por la calle Carretería demuestra la pujanza de este sector, que se ha convertido en uno de los negocios estrella de la crisis. "La gente ya se ha deshecho de la mayor parte del oro que tenía, pero siempre que el precio sube, busca en los cajones y cualquier cosa dorada que encuentra la trae a ver si la puede vender", aseguró la dependienta de una joyería situada en calle Larios. La asociación de consumidores Al-Andalus aconseja consultar a un profesional las características de la joya antes de llevarla a alguno de estos negocios, así como informarse sobre la tasación en varios de ellos o firmar un contrato de compraventa.
María José Gallardo regenta una joyería en la calle San Juan hace 12 años y asegura que la subida de los últimos días es "insólita" y les está haciendo mucho daño. "La gente lo que quiere es vender el oro que tiene, no comprar más", comenta. La situación ha obligado incluso a retirarlo de los escaparates. "Es exponer para no vender, por eso lo hemos sustituido por piezas más baratas, de bisutería o plata. Quizá más adelante, de cara a la Navidad lo volvamos a colocar", explicó Gallardo, quién aseguró que los clientes se siguen interesando por las joyas de oro, pero "se asustan" al ver lo que cuestan. Según cuenta, la gente sólo compra para ocasiones especiales, como las alianzas de boda, aún así, cada vez hay más parejas que las adquieren de acero o plata. Por otro lado, Esther Ruiz, de la joyería Aurelio Marcos, señaló que los que tienen un nivel adquisitivo alto lo compran igual, aunque "hay que explicarles por qué el precio ha subido tanto".
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