¿Por qué esperar a los fuegos?

El centro ofreció ya durante la jornada de ayer las estampas propias de lo que cabe esperar a partir de hoy: sólo faltó la música

Los primeros feriantes se dejaron ver ya ayer en el Centro, ornamentados para la ocasión.
Los primeros feriantes se dejaron ver ya ayer en el Centro, ornamentados para la ocasión.
Pablo Bujalance Málaga

16 de agosto 2014 - 01:00

Apenas unos minutos después del mediodía emprendía ayer la marcha desde el Jardín de los Monos una cofradía de jovencitas, ataviadas con iguales camisetas de lema explícito y las ajadas chanclas, camino al centro con un objetivo común: empezar la Feria antes de tiempo. "Pero, ¿no son los fuegos esta noche?", preguntó un vecino sandunguero. Pues sí, pero a las presuntas semejante contratiempo no parecía importunarles: bajando la calle Victoria, iban dando palmas por Niña Pastori. Ya en la Plaza de Uncibay, otra murga uniformada buscaba el lugar idóneo para tomar la siguiente: en esta ocasión, los oferentes celebraban la despedida de soltero de un tal Luis, pero habían decidido aprovechar la coyuntura para impregnarse de Feria, por más que ésta aún no hubiese comenzado oficialmente. A la misma hora, en la calle Afligidos, una cuadrilla de alemanes descamisados apuraba las litronas. Sus miembros andaban ya descamisados, a sus anchas, exhibiendo sus imponentes tatuajes y notablemente perjudicados. La coincidencia del día festivo animó ayer a muchos, muchísimos, a dar por inaugurada la Feria por su cuenta, y cada uno lo vivió ya a su manera: los bares y terrazas del centro, desde la Plaza de la Marina hasta la de la Merced, así como otros enclaves cercanos tipo Soho, estuvieron hasta los topes prácticamente hasta que llegó la hora de ir a ver los fuegos. Y los puestos de la calle Larios hicieron ya un buen agosto vendiendo ornamentos y abanicos a los pioneros en la conquista. Hasta algún vestido de gitana, premonitorio, se lució ya en la calle Nueva.

En esencia, sólo faltó el tronar musical de las casetas. Pero no crean, que los más entusiastas la llevaban incorporada: hubo corrillos, palmas, sevillanas canturreadas y hasta alguna pataíta en diversos enclaves. Por la tarde, la comitiva del Hare Krishna hacía las veces de panda de verdiales bajo las enormes biznagas de Larios, y una chirigota de ingleses disfrazados de Batman se unió a sus espirituales brincos. Cuando Manolo Sarriá salió a pronunciar su pregón, alguno dormía ya la mona. Añadan un día al recuento.

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