El éxito de una empresa de construcción en medio de la tormenta
La ingeniería malagueña Lynka ha pasado de cuatro a veinte empleados al diversificar actividad y mercados
¿Es posible que una empresa joven y dedicada a la construcción pueda quintuplicar su plantilla en la peor crisis económica que se recuerda en décadas? La ingeniería malagueña Lynka no solo lo ha hecho sino que va viento en popa y tiene nuevos proyectos en el horizonte. La clave del éxito no ha sido llorar por los rincones y decir lo mal que está todo, sino buscarse la vida con el decidido ánimo de que su talento es tan bueno o mejor que el de cualquier otra empresa de su segmento, española o extranjera. En este sentido, apostaron por ampliar su actividad y sus mercados. Y la jugada, por ahora, les ha salido bien.
Lynka nació en 2004 de la mano de cuatro ingenieros de telecomunicaciones de la Universidad de Málaga. Empezaron, como otros muchos proyectos, en el entonces Centro Andaluz de Desarrollo Empresarial (CADE) -una incubadora de la Junta de Andalucía- e hicieron la ruta habitual del emprendedor en el PTA: pasaron al BIC Euronova -otra incubadora para proyectos más consolidados- y en 2008 se instalaron en sus propias oficinas en el parque.
"Hemos ido diversificando en función de lo que nos hemos ido encontrando con la crisis", explica Gerardo Romero, uno de los socios fundadores de la firma. Empezaron con la edificación haciendo diseños de instalaciones y cálculos de estructura en hoteles, centros comerciales, teatros, museos... "La edificación cayó y entramos en el tema energético", recuerda Romero, y crearon una segunda línea de negocio desarrollando proyectos y controles de obra de parques fotovoltaicos, eólicos o subestaciones eléctricas. "La energía también cayó y eso nos obligó a potenciar la internacionalización de la empresa", añade.
Y así lo hicieron. En estos momentos están haciendo ingeniería de detalle de media docena de parques fotovoltaicos en Gran Bretaña; en Chile están trabajando en licitaciones de hospitales y parques fotovoltaicos, lo que les ha llevado incluso a abrir una filial allí; en Vietnam han conseguido recientemente un contrato y estudian la posibilidad de contar con una oficina propia allí; hicieron un proyecto, junto al arquitecto malagueño Ángel Asenjo, para la universidad de Port Harcout en Nigeria; y están desarrollando o ya han finalizado otros contratos en Jordania, Namibia, México, Japón o Jamaica. "El objetivo de la empresa es ser global", apunta Romero.
Al margen de las dos líneas de edificación y energía, Lynka tiene una tercera vía de ingresos mediante una rama de telecomunicaciones en la que hacen proyectos de despliegue de red para operadores e infraestructuras de fibra óptica. A eso le suman otra empresa, llamada Editecnia, que realiza instalaciones especiales (domótica, audiovisual, equipos de seguridad...) en villas de lujo, principalmente en la zona de Marbella, y en parques fotovoltaicos en el extranjero.
Ese empuje se ha traducido en que los cuatro fundadores, que nacieron en 1979, tengan ahora una empresa formada por una plantilla que oscila, según explican, entre los 20 y los 25 trabajadores con una edad media de 32 años. La facturación ha aumentado de forma considerable, pero prefieren no hablar de cifras.
No toda su presencia es internacional. De hecho, en la misma Málaga trabajan en el hotel que se está realizando junto a la plaza de la Marina o están llevando la ingeniería del hotel que está haciendo el prestigioso arquitecto Rafael Moneo en el centro.
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