Damián Caneda se enfrenta a su segunda Feria como concejal de Cultura, Turismo y Deportes. Este año, pese a reducir presupuesto, ha liderado la apertura de nuevos espacios en estos festejos como el puerto. Tratará de que esta edición sirva para empezar un lavado de cara con la vista puesta en recuperar tradiciones y diversificar al público.

-Mañana da comienzo una nueva edición de la Feria de Málaga. ¿Se nota el nerviosismo o ya tiene tablas de la edición pasada?

-Las dificultades de la Feria están en los meses anteriores, cuando se está organizando e intentando de compatibilizar los intereses de los distintos actores. Ha sido muy trabajosa y muy participativa con colectivos que se han ido incorporando, como en el día de postferia que se hará la cabalgata histórica que entra la asociación Zegrí y la cofradía de Fusionadas con su banda. Prácticamente toda la ciudad se va a incorporará a la Feria y eso requiere mucho trabajo, pero todo va saliendo según lo que habíamos planeado.

-Los nuevos recintos está creando una gran diversidad a la hora de elegir al que acudir. ¿Qué se busca con esa dispersión?

-Lo que quiere Málaga es una ciudad muy diversa. Ya se ha convertido en los últimos años en una ciudad turística que ha multiplicado por siete sus visitantes en apenas seis años y tiene que dar cobertura a la diversidad de gustos. Teníamos una deuda con la desaparición de la tradición como elemento fundamental de la fiesta. Vamos a recuperarla, y para eso, la asociación de peñas se ha volcado. Son muchos guiños los que hemos preparado para recuperar la tradición. Sería un éxito que además de engalanarse las calles, los comercios y los bares, también se engalanaran las personas y se volviera a ir a la feria con el traje tradicional para recuperar lo que era el centro de Málaga hace unos 20 años. Ese es el esfuerzo que se está haciendo, para que por un lado, se recupere esa tradición y por otro lado, estos nuevos escenarios se integren.

-¿Qué implica la integración del puerto en la Feria?

-La Feria del mar tiene sus raíces históricas. Hubo un momento que se celebraba en julio para que se unieran a las fiestas del Carmen. Málaga tiene mucha tradición marinera y la queremos recuperar con esta iniciativa. Habrá actividades extraordinarias para poner en valor que Málaga está en Feria por todos sus rincones. También es un tema de especialización, ya que el Cortijo de Torres tiene sus caballos y es una alternativa al mediodía, y la del centro se queda como la del día. En un momento más tranquilo como es el atardecer se puede incorporar este espacio.

-Una de las grandes batallas de la Feria ha sido la erradicación del botellón de las calles en los dos recintos. ¿Saldrán vencedores en esta edición?

-Gamberros hay siempre. Los ha habido toda la vida y hay que intentar reducirlos al mínimo. Que se beba y se festeje en la calle no es ningún problema, pero sí lo es el gamberrismo. Si se orina en la vía pública, si la gente destroza los jardines o tiene peleas, es malo. El problema está cuando hay un exceso de alcohol que lleva sobre todo a los menores al coma etílico. Con esta dispersión y la oferta variada se intenta evitar eso. No se erradicará totalmente porque gamberros siempre habrá, pero intentaremos que haya los menos posibles y que se puedan controlar para que no molesten a los demás. Queremos unas fiestas que sean alegría y no esas muestras de violencia de los últimos años.

-Otro caballo de batalla que ha tenido el Ayuntamiento los últimos años han sido los descamisados.

-Totalmente. Ese es un elemento que hace que la imagen de la ciudad se deteriore. Nos hemos convertido en un referente turístico a base de la cultura y la gastronomía. No podemos tener a descamisados por las calles. Seguiremos en esa batalla propiciando ambientes que no lleven a eso y luego sancionando a quien cometa esas infracciones con la recriminación del público en general. Hace calor para todos, pero todos se ponen su camiseta y no pasa nada. Se ha ido avanzando en estos años y los hosteleros han colaborado mucho.

-La situación económica ha obligado a apretarse el cinturón en el presupuesto para la Feria. ¿Cómo se manejan para que esto no repercuta en el festejo?

-Pues con más participación, con más ilusión y más imaginación. Hemos bajado un 20% el presupuesto y, sin embargo, estamos haciendo muchas más actividades. Yo creo que es un reto que tiene toda la sociedad en este momento: el seguir teniendo vida con menos presupuesto. No quitamos actividades y no debemos tener merma en la calidad, queremos justamente lo contrario. Eso se consigue con grandes dosis de trabajo, pero con grandes dosis de participación de la gente para que la Feria salga bien.

-Parece que el tema estrella de la previa de esta Feria está siendo la noria gigante. Finalmente se consiguió el permiso especial para que pueda ponerse en funcionamiento.

-Ese es un tema que lleva el área de Comercio. El permiso especial es un elemento que está contemplado y que se hace habitualmente en los aeropuertos. Es un hecho temporal que puede afectar a la norma, se hace una zona de exclusión y no pasa nada. Mi compañera se ha volcado en este tema para que tengamos una noria que es espectacular, que es la más grande de Europa y era bueno para Málaga que funcionara.