Fallece en Málaga la cantaora Adelfa Soto, heredera de una saga mítica de la copla y el flamenco

La artista, hija de La Niña de la Puebla, muere a los 88 años dejando un legado esencial para la música española

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Foto de archivo de Adelfa Soto
Foto de archivo de Adelfa Soto / M.H

La cantaora y artista de copla Adelfa Soto Jiménez ha fallecido este sábado en Málaga a los 88 años de edad, según han confirmado fuentes familiares. Su muerte pone fin a una vida marcada por el arte, el compromiso con el flamenco y la copla, y una profunda vinculación con la ciudad que la vio crecer.

El cuerpo de la artista descansa en la sala 27 de Parcemasa, donde familiares, amigos y compañeros del mundo del espectáculo pueden ofrecerle su último adiós. La misa funeral se celebrará esta misma tarde, a las 15:30 horas, en el mismo tanatorio, en un acto íntimo para rendir homenaje a una figura que dedicó toda su vida a la música y a la enseñanza de nuevas generaciones de intérpretes.

Una vida entre la copla y el flamenco

Nacida en Valencia en 1937, aunque criada desde niña en Málaga, Adelfa Soto fue hija de dos grandes nombres de la música andaluza: La Niña de la Puebla (Dolores Jiménez Alcántara), una de las voces más importantes del flamenco del siglo XX, y Luquitas de Marchena (Lucas Soto Martín), guitarrista y cantaor. También era hermana del guitarrista Pepe Soto y madre de la actriz Adelfa Calvo, continuadora del linaje artístico familiar.

Su carrera comenzó de forma precoz: con apenas diez años obtuvo un premio en un concurso radiofónico en Málaga, y un año después debutó en el Circo Price de Madrid. En 1952 actuó en el Teatro Calderón con el espectáculo Alegrías de Juan Vélez, de Juanito Valderrama, y ese mismo año compartió escenario con sus padres en Manojo de Coplas, consolidándose como una joven promesa del género.

A partir de ahí, su voz se hizo habitual en los grandes montajes de la copla y el flamenco de la posguerra y las décadas siguientes. Participó en producciones como Herencia de arte (1955), junto a su madre y El Sevillano; Caras conocidas (1956) y Noche flamenca (1963), ambas con Juanito Valderrama; Guitarra y cancela (1964) con Rafael Farina; Así canta Andalucía (1965–1967) con Pepe Marchena; Cita flamenca (1969) con Valderrama; Romance flamenco (1971) con Rafael Farina; y Cantares (1979), de nuevo con Valderrama y Farina.

El reconocimiento de una tierra que la hizo suya

Aunque nacida fuera de Andalucía, Adelfa Soto siempre se consideró malagueña por adopción. En los últimos años recibió diversos homenajes en la ciudad, entre ellos uno especialmente emotivo en diciembre de 2023, cuando el barrio de Gamarra le rindió tributo con una placa conmemorativa en la plaza Prudencio Jiménez, recordando su trayectoria y su cercanía con el público.

Más allá de los escenarios, Adelfa también dedicó parte de su vida a la formación de jóvenes artistas, contribuyendo a mantener viva la copla tradicional y el repertorio popular andaluz. Su carácter cercano, su elegancia y su respeto por el arte la convirtieron en una figura muy querida dentro y fuera del ámbito musical.

Heredera de una dinastía y maestra de varias generaciones

La saga artística de los Soto-Jiménez deja una huella profunda en la historia del flamenco y la copla. Su madre, La Niña de la Puebla, fue una de las intérpretes más influyentes del siglo pasado; su padre, Luquitas de Marchena, un destacado guitarrista; y su hija, Adelfa Calvo, ha consolidado una brillante carrera en el cine y la televisión —ganadora del Goya a la mejor actriz de reparto en 2018 por El autor, de Manuel Martín Cuenca—.

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