Familias de Málaga piden un plan en colegios e institutos para limitar más el uso del móvil

Los teléfonos están permitidos en los centros cuando se refleja en el proyecto educativo con fines pedagógicos, ante lo que critican que "no siempre se cumple" y que "se deja la puerta abierta" a una mayor utilización

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Tres jóvenes usando el móvil.
Tres jóvenes usando el móvil. / M. H.

Los teléfonos móviles no solamente entorpecen el trabajo a los adultos, con decenas de WhatsApps y notificaciones a todas horas. También suponen un verdadero problema en colegios e institutos, impidiendo a los alumnos prestar atención plena en una etapa crucial para su aprendizaje. Tanto es así que Andalucía cuenta, desde diciembre de 2023, con una orden de la Consejería de Desarrollo Educativo y Formación Profesional, en la que este departamento se encuentra trabajando con vistas a transformar en decreto, que limita su uso en horario lectivo, recreos, actividades complementarias y extraescolares, restringiendo su utilización a cuando esté previsto en el proyecto educativo del centro con fines pedagógicos. Una regulación a la que la Asociación Educación Digital Responsable, que actúa en representación de las familias de Málaga, ve fisuras, puesto que "no siempre se puede cumplir por falta de medios" y porque "al dejar la puerta abierta" en algunos supuestos su uso sigue estando "más extendido de lo que la orden pretende".

En estos términos se expresa María Vidal, presidenta de esta asociación y neurorradióloga del Hospital Regional, que aboga por poner en marcha, como ya se está haciendo en otras provincias de forma pionera, un plan de digitalización voluntario gestionado por las ampas y el apoyo de los equipos directivos. "En Córdoba se ha llevado a cabo desde Infantil a Primaria con muy buenos resultados, a partir de Secundaria aún no se ha hecho, pero se implementará en una segunda fase", explica.

Su funcionamiento es el siguiente. "Las familias interesadas se apuntan, comprometiéndose, por tanto, a no comprar un móvil a sus hijos hasta los 16 años y a que no los usen en clase. Estos datos, que reflejan su intención, quedan registrados. Parece increíble, pero muchos padres no se habían planteado no comprárselo tan pronto, se dejan llevar. También ocurre que hay padres que piensan en no comprárselos hasta que sean más mayores y creían que eran de los únicos que pensaban así, pero ni mucho menos". Este plan, aclara Vidal, no supone un compromiso vinculante porque no es una norma, sin embargo, lo cree muy positivo para empezar a atajar el uso desde la raíz: el acceso temprano. "La intención es extrapolar la idea a Málaga, de hecho, ya nos han contactado colegios interesados". No queda ahí: la asociación trabaja en un grupo a nivel regional para tratar de continuar la expansión de este modelo más allá del ámbito de las dos provincias.

El otro pilar de este plan para frenar el uso del móvil en clase descansa sobre el ámbito familiar. "Apostamos por fijar tiempos concretos de pantalla y uso en espacios comunes en el hogar para, digámoslo así, evitar la adicción". "En todas las charlas hablamos de esto: en casa, los padres tienen que ser el ejemplo perfecto. Hay que evitar que los niños nos vean conectados permanentemente. No podemos estar comiendo y consultando el teléfono, o cocinando y mirándolo a cada rato. Las referencias son muy importantes", sostiene. "Es vital tenerlo fuera del alcance de la mano, ni siquiera en el bolsillo mientras ves una película, sino en un sitio determinado e ir a consultarlo cuando sea necesario", añade Vidal, que pone el foco en la cantidad de jóvenes que hacen un "uso pasivo" de los terminales "viendo TikTok como zombis".

La asociación que representa, asimismo, considera que deberían cumplirse las recomendaciones de la Asociación Española de Pediatría (AEP), que marca un tope máximo de una hora ante pantallas para menores de entre seis y 12 años, y de dos entre los 13 y los 16 años, así como los preceptos de la Asociación Española de Psiquiatría y la Adolescencia (AEPNYA). "Ahora hablo como sanitaria: los jóvenes tienen verdaderos problemas oculares e incluso acuden a realizarse pruebas cerebrales por la exposición intensiva a las pantallas". Mismamente, la AEP sostiene que el uso prolongado puede traducirse en latencia de sueño, una alimentación menos saludable, una reducción de la actividad física, mayor riesgo cardiovascular, fatiga visual y hasta una disminución del espesor de la corteza cerebral en varias regiones.

Por lo que respecta a las aulas, Vidal sostiene que la mejor manera de evitar la utilización de los smartphones con la norma actual es a través de una alternativa controlable, como ya se hace con ordenadores y tabletas, pero con una dotación suficiente. "Se reparten, se usan durante un tiempo determinado y luego se retiran, de esta forma se pueden controlar mejor, evitando la dispersión", afirma. Además, esto ayudaría a luchar contra otro problema: "Con menos horas de móvil en casa y ninguna en los centros hasta los 16 se evitan muchos problemas de ciberacoso entre alumnos. A edades tempranas los niños tienen pocas habilidades comunicativas. Esto se traduce en mensajes desagradables y situaciones que ni nos imaginamos. Muchos padres intuyen que puede haber contratiempos en este sentido, pero no llegan a ser conscientes de la dimensión. Esto ayudaría".

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