Los fans de la Harley toman Marbella
La XIII edición de la Hog Rally Coyotes reúne unas 2.000 motos y a unos 4.000 visitantes
Es la decimotercera edición, pero los ánimos son los mismos que si fuese la primera. De nuevo, en plena temporada alta, el ruido inconfundible de los motores de las motos Harley Davidson han tomado Marbella, en una concentración que se ha convertido en el referente motero del sur de España (con permiso del GP de España de Jerez).
Desde el jueves, moteros llegados de todo el país, de Portugal, Francia, Europa en general e incluso algún que otro ruso se encuentran acampando en el Fuerte Nagüeles, lugar en el que acontece este Hog Rally Coyotes (Hog es la sigla en inglés de Grupo de Propietarios de Harleys: Harleys Owners Group), organizado por la peña motera Coyotes Málaga. Y por primer año, tal y como se enorgullece el responsable de Coyotes, José Luis Barón, "Harley Davidson patrocina el evento". Un espaldarazo a la concentración, que reconoce el esfuerzo realizado por la organización y que "supone una mayor promoción en medios".
No por ser la número 13, es una edición de mal agüero. De hecho, este año "se ha duplicado tanto el número de visitas como el de motos participantes", explican desde la organización. Eso significa más de 2.000 motos de todo tipo, pero especialmente Harley Davidson -como no podía ser de otra manera-. Casi 4.000 visitantes se han acercado hasta el Fuerte Nagüeles para ver, tocar (y si se tercia), montarse en una motocicleta.
El responsable de organización está especialmente orgulloso de la Hog Rally Coyotes, ya que "es la única concentración motera que va en aumento". "La crisis económica dificulta que la gente venga: bajar desde Galicia, como algunos de los participantes han hecho, significa dinero en la acampada, el viaje, la gasolina... El resto de concentraciones está bajando, y nosotros, año a año, hemos subido, a pesar de que la circunstancia actual no es buena", apunta.
El binomio Marbella-Harley se hace especialmente atractivo en un mes de agosto. "Los que vienen del extranjero, aprovechan la concentración para estar una semana de vacaciones en la ciudad. Es algo que beneficia a los hoteles, los restaurantes, y a la propia ciudad". No en vano, se unen dos marcas especialmente conocidas en el mundo. "Además, el patrocinio de Harley nos ha permitido tener mucha más repercusión: el nombre de Marbella lleva en las revistas especializadas del motor varios meses", explica el líder de Coyotes Málaga. De hecho, ha señalado la "total colaboración" del Ayuntamiento. Especialmente a ellos les interesa promocionar la ciudad. Si hay algo que caracteriza a los propietarios de Harleys, y a los aficionados a esta marca en general, es el 'buen rollo' reinante entre todos ellos. Barón elimina los mitos: "Hace quince o veinte años, el motero de Harley era de un prototipo muy clásico: melenudo, amante del rock... Ahora todo eso ha cambiado. No es tanto un estilo de vida, sino una afición de la que disfrutas en todo momento". Empresarios, médicos, fontaneros... "Todos tienen cabida", a pesar de que reconoce que es una afición "cara". Una moto de esta marca puede costar desde 25.000 hasta 40.000 euros. "Implica un nivel social un poco elevado, pero también es cierto que hay chicos jóvenes que deciden endeudarse durante ocho años para poder disfrutar de su moto", explica.
Además, son todos bastante tranquilos. Un paseo por las instalaciones del Fuerte, y se ven, además de motos de exposición, tenderetes de todo tipo: accesorios, tatuajes, de talleres, etc. De hecho, hay 24 instalados. "Son muchos más que el año pasado, pero entendemos que todos quieren venir para acá, especialmente en un año en el que las ventas han sido complicadas para todos", explica el responsable de la organización.
El viernes por la noche, la fiesta motera se animó especialmente. La actuación del grupo Alameda, míticos representantes del rock andaluz junto con Triana y Medina Azahara, más los dos finalistas del Marbepop, pusieron el broche de oro a la acampada. Sin embargo, el momento álgido se vivió por la tarde: las más de 2.000 motos realizaron la ruta a Benahavís, tomando así las vías principales de la ciudad, así como la propia carretera. Por una vez, viajar por la carretera y oír una moto no fue sinónimo de incordio, sino de libertad.
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