Málaga

La fiebre del paddle surf

  • Desde hace unos años, este deporte se ha convertido en un clásico en las playas de Málaga

  • Esta modalidad ofrece unas oportunidades únicas para disfrutar de la ciudad desde el mar

Un instructor, junto a unos alumnos de paddle surf y vela

Un instructor, junto a unos alumnos de paddle surf y vela / Domingo Mérida

A última hora de la tarde, el sol empieza a desaparecer por el horizonte. La ciudad nace como un reflejo en la distancia. El cielo comienza a emerger sobre el reflejo del mar y el único ruido que se escucha es el viento moviendo el agua. Esta es la escena que, cada día, más gente vive en las playas de Málaga gracias al paddle surf.

Un deporte acuático que en los últimos años ha pasado a formar parte del paisaje litoral. Sus orígenes se remontan a los antiguos pueblos pesqueros polinesios que, aprovechando las maderas flotantes, se empujaban con ramas para desplazarse. Con la expansión del surf, diferentes deportistas se dieron cuenta de que, en ocasiones, las olas no eran los suficientemente grandes para cogerlas, pero ayudándose con un remo podían acceder a ellas con más facilidad: “Vieron que esta modalidad permite hacer deporte incluso cuando las condiciones no son perfectas”, explica Enrique Díaz, instructor y monitor de deportes acuáticos.

El paddle surf permite disfrutar de las vistas de la ciudad desde otra perspectiva

Aunque existen modalidades de paddle surf en la que las carreras a larga distancia o las olas son protagonistas, su uso más extendido reside en lo que Enrique llama “disfrute tranquilo”: “Cada vez nos encontramos con más personas que buscan una experiencia nueva. Echar el día, dar un paseo, estar con la familia”. Añade también que la tabla es una manera de acceder de forma segura al mar: “Todo depende de ti. Si te caes, te vuelves a levantar, como la vida misma. Te enseña a superar tus miedos y límites”.

La búsqueda de “constantes aventuras” ha incrementado su proliferación. Este experto en actividades marítimas asegura que, hace cinco o seis años, no se veía a gente practicando paddle surf: “Hoy en día, está por todos lados”.

Alumnos del campamento de verano practicando paddle surf Alumnos del campamento de verano practicando paddle surf

Alumnos del campamento de verano practicando paddle surf / Domingo Mérida

La elección del material es una fase en el proceso de iniciación al paddle surf. Actualmente, las tablas hinchables son una opción “idónea” para aquellos usuarios que opten por el paseo o el ocio. No solo por el precio (disponibles desde 300 euros), sino por la facilidad de transporte y el poco espacio que ocupa cuando está desinflada. Es común encontrar un pack que incluya tabla, hinchador, remo plegable y otros accesorios. Y todo ello dentro de una mochila. Sin embargo, conforme aumenta el nivel, el precio sube, pudiendo alcanzar 2.000 euros las tablas de competición, rígidas y fabricadas con fibra de carbono.

Pero no es la única opción. Existen alternativas más económicas. Alejandro Díaz es director técnico de la escuela de vela del Real Club del Candado. Este centro deportivo ofrece la posibilidad de alquilarlas por horas: desde ocho euros para los socios y 10 para los no socios, se puede disfrutar de una hora de paseo en una tabla: “Ofrecemos unas nociones básicas para aquellas personas que no se hayan subido antes. La posición, la remada y el equilibrio son elementos claves”, comenta Alejandro, quien explica que, en los campamentos de verano, el paddle surf se ha convertido en una actividad imprescindible.

Los ejercicios core activan de manera especial pelvis, cadera, abdomen y espalda baja: “Por eso es importante calentar antes de practicar, como en todos los deportes”. Menciona la importancia de conocer bien la herramienta de trabajo: “Para favorecer la estabilidad y que la puedan utilizar tanto los niños como la familia, insisto en que la tabla tenga 10 pies de eslora y 32 pulgadas de manga”, subraya. Pero no es la única recomendación que hace. El uso de un chaleco salvavidas o llevar el móvil en una bolsa hermética cuando se va solo es muy importante para evitar cualquier susto: “Hay que tenerle respeto al mar”.

Un instructor enseña las claves sobre la remada Un instructor enseña las claves sobre la remada

Un instructor enseña las claves sobre la remada / Domingo Mérida

Alejandro relata que Málaga ofrece días de invierno “muy buenos”. La calidez de estos meses permite salir al agua con un neopreno fino y, desde allí, disfrutar de una ciudad en la que “vivimos” de espalda al mar: “Oxigenar tu cuerpo. Relacionarte con el entorno. Es una forma muy sencilla de hacer deporte”. Los usuarios del paddle surf encuentran un punto de desconexión con los problemas .

Ana García tiene 18 años y lleva practicándolo desde 2017. Cuenta que suele ir de excursión a distintos puntos de la costa: “La ventaja que tiene es que, cuando el agua está fría o sucia, puedes meterte en el mar, mientras que otros siguen en la orilla. Desde allí, las vistas son chulísimas”. Una sensación similar a la que relata Fran Chavet, de 26 años: “Hay veces en las que mi madre coge la tabla y se va con mi tía de paseo. Yo la uso casi todos los días, pero hace dos semanas, con la llegada de las medusas, me desequilibré y casi caí encima de una”, bromea. “Aun así, lo recomiendo, no por la moda, sino por las oportunidades que ofrecen las costas malagueñas. Pero que nadie se descuide: ¡Seguramente los primeros días acabes con agujetas!”.

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