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Una fiesta (muy merecida) para los pastores andaluces en Málaga

  • Medio centenar de pastores se reunirán este domingo en Villanueva del Trabuco para tratar de asuntos que les interesan y, sobre todo, para compartir buenos momentos tras tantas horas diarias de soledad

  • Harán un concurso de honderos, comerán chivo y nombrarán al pastor del año

Un grupo de pastores en una edición anterior de la jornada.

Un grupo de pastores en una edición anterior de la jornada.

La vida del pastor es tan dura como solitaria. Sobre las seis de la mañana ordeña a sus animales, si vive de la leche que producen, o los saca al campo para que coman y paseen. Están todo el día fuera, independientemente de que haga frío o calor, y vuelven cuando oscurece. El pastor está solo con sus ovejas, cabras o vacas y los días se hacen muy largos. No hay fines de semana libres, ni vacaciones porque los animales necesitan atención todos los días. Económicamente apenas les compensa. De hecho, muchas veces da pérdida.

"Esto se hace por pasión por este trabajo porque si no se abandonaría ya que el precio de la carne lleva inamovible desde hace 20 años y, sin embargo, sube el precio de los piensos o del combustible". Lo explica Alejandro Gallego, miembro de la Asociación Pastores por el Monte Mediterráneo, una organización formada en su mayoría por pastores andaluces que cada año celebra una jornada que, en esta ocasión, tendrá lugar este domingo en el Cortijo Borreguero de Villanueva del Trabuco. 

Se espera que participen en torno a medio centenar de pastores, aunque prácticamente no lo sabrán hasta el mismo domingo porque "a la gente le cuesta mucho irse y dejar a los animales", explica Gallego. No obstante, los pastores también son conscientes de que este tipo de jornadas les vienen muy bien para verse con otras personas, compartir experiencias y dudas y pasar un buen rato ya que, por ejemplo, hacen un concurso de honderos, nombran al pastor del año y se dan un buen homenaje gastronómico. "Tenemos que saber todavía cuántos vamos a ser para comprar más o menos chivos", dice Gallego. 

Un momento del concurso de honderos en una edición anterior. Un momento del concurso de honderos en una edición anterior.

Un momento del concurso de honderos en una edición anterior.

El principal objetivo de este encuentro es que los pastores convivan y se lo pasen bien. El premio a pastor del año, por ejemplo, reconoce a aquellos profesionales que son singulares por algún motivo o que están especialmente involucrados en la conservación de alguna raza. Pero también es informativa. Una serie de expertos explican a los pastores asuntos relacionados con la Política Agraria Común (PAC), sanitarios o administrativos porque "la formación suele ser baja y se pide mucho papeleo". 

La profesión de pastor está en peligro de extinción. Los jóvenes no suelen querer seguir los pasos de los padres y, según Gallego, eso es un auténtico problema. "La sociedad no se da cuenta de la importante labor que hacen los pastores, no ya solo por la leche o la carne, sino porque son claves en la lucha contra los incendios porque los animales se comen la broza y hacen cortafuegos o porque al ingerir las plantas trasladan las semillas de unos lugares a otros y eso permite que germinen", indica. Ayudar en esa labor para prevenir fuegos les supone un pequeño ingreso extra, pero poco más.

Un momento de reunión en una de las jornadas de esta asociación. Un momento de reunión en una de las jornadas de esta asociación.

Un momento de reunión en una de las jornadas de esta asociación.

"Cada vez hay menos pastores porque se pasa muy mal y no hay relevo", cuenta Gallego. Para intentar solucionarlo, se ha creado una escuela de pastores itinerante a través de la cual los alumnos reciben formación teórica y, posteriormente, hacen prácticas con un pastor. Suele haber unos 20 alumnos al año, siendo la mayoría familia de los pastores. Pero no es suficiente. Se ha diseñado incluso una bolsa de trabajo para que los pastores puedan descansar unos días, irse de vacaciones con sus familias y, mientras tanto, que alguien de esa bolsa se ocupe de los animales. Sin embargo, "es verdad que no es suficientemente eficiente porque la gente, al final, tiene recelo de irse y dejarle el rebaño a otro". 

Esas largas jornadas en soledad en el campo, acompañados eso sí por unos 200 animales por rebaño, dan tiempo para pensar en todo, aunque desde hace cuatro años cuentan con un grupo de Whatsapp en el que los pastores se cuentan sus cosas y les sirve para sentirse más acompañados. "Se mandan mensajes de audio, hablan de las enfermedades que pueden tener los animales, de los pastos, comparten sus penas... Les ha dado vidilla porque no ven a nadie en todo el día", cuenta Gallego. Este domingo podrán verse en persona, charlar, comer productos típicos de cada lugar y practicar con la honda. En definitiva, reírse y disfrutar que es muy necesario. 

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