Otra forma de educar

Desde que se fundara la primera en Alemania en el año 1919, las escuelas Waldorf se han extendido por todo el mundo adquiriendo un gran prestigio en los más de 90 países en las que se encuentran. En Andalucía, la única de estas características está Málaga, en la urbanización Cerrado de Calderón, y se inauguró a principios de este curso que acaba de finalizar. La pedagogía Waldorf se ocupa del desarrollo integral del niño, "no sólo de los conocimientos sino también de la parte sensorial y emocional", comenta la fundadora de la escuela infantil Waldorf de Málaga El Farol, Encarnación Alcaraz, que habla de la importancia de la educación individualizada y de cómo hay que respetar el momento evolutivo del niño y permitirle precisamente eso, "que sea un niño y que juegue". El propósito es dotar de confianza al alumno, porque de esa manera desarrollará todas sus habilidades.

Es tal el prestigio de esta forma de educar a nivel internacional que Alcaraz cuenta que desde París la había llamado una madre que buscaba establecerse en Andalucía y había decidido quedarse en Málaga, al comprobar que es la única ciudad de ofrecía esta educación. De hecho, la procedencia de los alumnos es de lo más variada y en la escuela se reúnen alemanes, holandeses, italianos, españoles... que acuden desde la capital y distintos municipios de la provincia.

Sólo con entrar al aula ya se ve que el niño es el protagonista y que en ese espacio tiene todo lo necesario para dejar volar la imaginación, sin grades lujos, pero en un ambiente amable que imita a un hogar. Todos los materiales que utilizan son naturales -sedas, lanas, maderas,...- para favorecer la creatividad y que los niños inventen sus propios juegos, por lo que el plástico y las pilas no se encuentran por ningún rincón. Con cada estación del año va cambiando la decoración y los niños participan en esa modificación. En el jardín, para la hora del recreo, una casita de indios y "muchos troncos con los que ellos inventan", concreta Encarnación Alcaraz. Entre algunas de las actividades con las que El Farol forma a sus alumnos es con un huerto que ellos mismos se encargan de sembrar, cuidar y recoger. De este modo, "ven todos los procesos desde que comienzan hasta que terminan", explica esta maestra Waldorf, que ya tiene en mente para los próximos años utilizar estos productos ecológicos como parte del menú escolar que ofrecerá. Y es que durante este curso que acaba de finalizar el horario que ha mantenido la escuela ha sido de 8:30 a 14:00, pero para el año que viene -el plazo de matrícula aún está abierto- se extenderá hasta las 16:00. Por ahora, la escuela El Farol acoge a niños desde 0 a 6 años - el currículum de este tipo de educación está homologado-, aunque Alcaraz ya tiene proyectos en mente que pasan por continuar impartiendo Primaria, Secundaria e incluso Bachillerato, en función de la demanda de plazas.

Además de los niños, los padres también forman parte del proceso educativo. En la escuela de padres de El Farol ellos aprenden cómo conducir la evolución de sus hijos. "Normalmente demandan una cierta guía, dónde establecer los límites", explica Alcaraz. Por eso, se concretan una serie de debates de los que sacar conclusiones sobre los temas que más preocupan a los padres. Y para afianzar su relación, talleres en los que hijos y padres trabajan de forma conjunta.

La formación para impartir clases en las escuelas Waldorf es específica. Además de Magisterio, los profesores que imparten esta pedagogía reciben una formación Waldorf y están obligados a un reciclaje permanente de sus conocimientos. Hasta hace poco había que viajar fuera de España para encontrar esta especialización, pero ya no es necesario y son varios los centros que la ofrecen.