Fran Cortés, 'Chuchos Selectos', el malagueño que convierte a los perros olvidados en protagonistas

"Las protectoras están saturadas. A pesar de la Ley de Bienestar Animal, siguen pasando las mismas cosas que antes", lamenta

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Fran Cortés, Chuchos Selectos, con sus dos podencos.
Fran Cortés, Chuchos Selectos, con sus dos podencos. / M. H.

Hay personas que salvan a los perros del olvido. Fran Cortés, mijeño de 37 años, acumula en su móvil cientos de historias con nombre y mirada propia: la del podenco que volvió a confiar, la del cachorro que conoció por fin una caricia, la del viejo mestizo que encontró hogar después de una vida dura. En su cuenta de Instagram, 'Chuchos Selectos'que acumula 181.000 seguidores–, cada vídeo es una segunda oportunidad contada con la voz de quien no soporta la injusticia de mirar hacia otro lado. "Desde que tengo uso de conciencia siempre me han gustado los animales", reconoce.

Siempre ha intentado buscar una manera de ayudar, de colaborar y de conseguirles casa. Hasta que un día encontró en las redes sociales el altavoz perfecto: "Hoy día es la mejor manera de hacer llegar a la gente lo que pasa con perros". La idea nació de una frustración, estaba "harto" de ver que "siempre se repetía la misma historia": "Se comparte una imagen, la gente la comparte, pero nadie la ve". Un día decidió probar algo distinto: grabó un vídeo de un perro y tuvo mucho más alcance que una foto. "Una foto no puede captar una mirada, ni un gesto, ni el movimiento de la cola. Eso solo se ve en vídeo y ahí es donde la gente empieza a conectar", cuenta.

Las historias que ha conocido dejan huella, pero no hay una sola que le haya marcado, porque todas tienen "algo muy duro", admite. Pero recuerda una reciente. Un chico que lo perdió todo, que tenía que irse del país, cerrar un negocio, y entre medias estaba su perro. Tenía que dejarlo. Y como esa, miles. Siempre el mismo patrón: "me mudo, tengo alergia, me he cansado del perro"... "Son historias de personas que no han entendido que compartir tu vida con un perro es para siempre", defiende.

Las experiencias más duras las guarda en silencio. "He estado en criaderos ilegales, en lugares donde los perros viven encerrados, reproduciéndose sin parar para que la gente compre cachorros", lamenta con la voz contenida. Cortés afirma que eso es "lo que más te marca": "No puedes contarlo todo porque hay investigaciones policiales, pero esas cosas no se olvidan, ves la mamá del perro que alguien ha comprado barato, y entiendes lo que hay detrás".

Aun así, no se deja vencer por la desesperanza. Aunque en estos siete años ha visto algún avance, todavía es insuficiente. "Hace unos años casi no había podencos en los hogares, ahora hay muchos, y eso quiere decir que algo está cambiando", celebra. Sin embargo, advierte: "Las protectoras están saturadas. A pesar de la Ley de Bienestar Animal, siguen pasando las mismas cosas que antes". No pierde la fe. "Yo tengo la esperanza —quizás yo no lo vea, pero mi hija sí— de que algún día lleguemos a un abandono muy reducido. No cero, porque eso sería soñar demasiado, pero sí mucho menor que ahora", dice mirando al futuro.

El mijeño no pertenece a ninguna protectora fija, colabora "con cualquiera que vea que necesita ayuda". Lo mismo lleva alimento a una asociación cercana que se desplaza a otro pueblo si hace falta. "Donde veo necesidad, voy. Pido ayuda a los seguidores, llevo pienso, hago vídeos, presento perros, les doy visibilidad, y eso aumenta sus posibilidades de ser adoptados", explica. Resume su día a día: "Cada vez que visito una protectora quiero dejar tres cosas: visibilidad, comida y esperanza".

El nombre de su proyecto, Chuchos Selectos, tiene su origen en el carnaval de Cádiz: "Juan Carlos Aragón tenía una comparsa que se llamaba Chusma Selecta, yo pensé en los perros mestizos, los que nadie quiere, y me di cuenta de que al final son los mejores". Quiso darle la vuelta a la palabra 'chucho', que "siempre se ha usado de forma despectiva", y convertirla en algo valioso: "Que la gente entienda que un chucho también puede ser un perro selecto".

El motor de todo, confiesa, fueron sus dos "peluditas": Rumba y Conga. "Compartí mi vida con dos podencas, y cuando hablas de podencos inevitablemente te conectas con este mundillo, porque son de los perros más maltratados que tenemos en nuestro país", sostiene. Fue gracias a ellas que empezó en el mundo de la protección. Las veía en su casa, "lo bien que estaban", y se dio cuenta de que tener un perro es "un estilo de vida". Desde entonces, su mensaje ha sido claro: "Quiero transmitir a la gente que no se pierda la oportunidad de apostar. Porque un perro que ayer era basura, hoy puede ser la alegría de tu vida".

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