Una franja abierta en el corazón
Operación plomo fundido
Cerca de 300 palestinos residentes en la Costa del Sol siguen el bombardeo de Gaza con la impotencia de ver el sufrimiento de su pueblo a través de las pantallas de televisión e internet sin tener noticias de su familia
El miércoles por la noche la aviación israelí bombardeó varios túneles en Rafah, en la frontera de Gaza con Egipto, mientras 800 familias abandonaban sus casas con destino incierto. Adel Tawil vive desde el salón de su casa de Fuengirola el drama de su ciudad natal que abandonó el 21 de septiembre de 1967, con 14 años, para ir a estudiar a Qatar. Nunca ha regresado. Su último recuerdo son los ojos abrasados por las lágrimas de su madre y el llanto de sus hermanas. Todavía viven en Rafah una de aquellas hermanas y un hermano, junto a 17 sobrinos de los que no sabe nada desde hace más de diez días.
La intervención militar que Israel ha bautizado como Plomo fundido retumba en la salón de Abdel retransmitida en directo por las televisiones en lengua árabe Al Yazira y Al Arabiya. También tiene permanentemente abiertos internet y el correo electrónico. Incluso, de vez en cuando, en los escasos minutos en los que está operativa la telefonía móvil en la franja palestina, logra contactar con algún conocido. "Muchas veces es peor estar aquí. Te sientes abatido porque no sabes qué hacer. Si estás en Gaza la muerte es lo peor que te puede pasar", explica este ingeniero industrial, jubilado en la cincuentena por una lesión cardiaca que desafía fumando sin piedad y afincado en Fuengirola desde 1995. Apunta que la gran lección que le ha dado el pueblo palestino al mundo ha sido "morir con dignidad ya que no podemos vivir con dignidad".
"Sigo el conflicto permanentemente pero luego hago como que no pasa nada. A veces me desespero y me entran ganas de reunir a 2.000 personas y gritar, contarles lo que pasa, pero dirían que estoy loco y, entonces, hago como que no pasa nada".
Simpatizante del Frente Democrático, Adel se siente en la necesidad de aclarar que es "laico" y que no tiene "nada que ver con Hamas" antes de afirmar que "no por eso admito una carnicería contra mi pueblo y Hamas es parte del pueblo, porque el pueblo lo votó". Para justificar el sentido de lo que dice alude a una crónica de ayer del Amos Harel, corresponsal militar del diario israelí Haaretz, en la que afirma que el objetivo de la intervención armada en la franja es "sembrar el terror para que la población se levante contra Hamas". Por eso, han ocurrido "errores deliberados" como el bombardeo de la escuela de la ONU en la que fallecieron 43 personas.
Junto a Adel está el médico de Fuengirola Adib Nazal. En Málaga residen unos 300 palestinos. "La mayoría son personas que tienen algún tipo de lazo en España, muchas veces porque han estudiado aquí, como en mi caso". Aunque están dispersos a lo largo de la Costa, el colectivo tiende a unirse y reunirse cada vez que "hay desgracias en Palestina". De hecho, Adib y Adel se conocieron en 2000, "cuando buscábamos a los palestinos que vivían en la zona, coincidiendo con la segunda Intifada".
Adib abandonó Cisjordania a finales de los años 70 pero allí siguen aún su padre y seis hermanos. "Me paso hasta las dos y las tres de la madrugada pendiente de las noticias y es terrible porque no puedes hacer nada salvo manifestarte y explicarle a la gente cuál es realmente el conflicto porque se intenta decir que esto es una guerra y se habla como si se tratara de dos países iguales". Y para subrayar por qué no se trata de un conflicto con dos partes equiparables recuerda cómo la aviación israelí deja caer panfletos sobre las ciudades de Gaza sugiriendo a la población que abandonen las casas. "¿Pero a dónde van a ir? ¿A dónde pueden ir?".
Adib coincide con su compatriota en la "guerra psíquica" que ha desplegado el Gobierno israelí que "por una parte bombardea y masacra a la población civil y después anuncia que abre los pasos fronterizos para dejar pasar la ayuda humanitaria. Esto hace perder el punto de referencia. Es como en el juego del policía bueno y el policía malo".
Ambos opinan que la comunidad internacional tiene perdida la referencia cuando, por ejemplo, "el presidente de Chequia, que ahora preside la Unión Europea, Vaclav Klaus, justifica que Israel lo único que hace es defender a sus hijos". "Y no quería decirlo, pero lo voy a decir [agrega tras una pausa Adib] también los países árabes del entorno quieren la destrucción de Hamas".
Adib no visita Cisjordania desde 2002. "Lo más doloroso para los que estamos fuera es que no podemos entrar y salir de nuestro país". Por eso, él lo más que consigue es viajar hasta Jordania donde de vez en cuando se reúne con su familia de Palestina. Y por eso también sus hijos observan el conflicto desde la lejanía emocional.
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