Málaga

¿Una franquicia para sobrevivir?

  • Expertos subrayan que muchos desempleados están creando empresas para subsistir bajo esta fórmula, pero advierten del intrusismo La restauración es el sector más rentable

Miles de malagueños se han visto, sin comerlo ni beberlo, de pronto en el paro tras muchos años de experiencia. Tras el impacto inicial, intentan tranquilizarse pensando que pronto podrán encontrar un empleo, pero los meses van pasando y esa oportunidad no llega o es demasiado mala como para ser tenida en cuenta. La prestación por desempleo se va agotando y empiezan a aparecer los nervios. Ante esta tesitura, muchas personas deciden tirar de ahorros o de ayudas familiares, liarse la manta a la cabeza y crear su propia empresa para sobrevivir. Pero, ¿de qué? En este contexto están cobrando protagonismo las franquicias, porque hacen una gran parte del trabajo. El emprendedor pone el dinero y, a cambio, el franquiciador le da su idea, su marca, sus proveedores, le ayuda a buscar el local ideal y le asesora en todo momento.

Parece la fórmula perfecta, y así es en muchos casos, pero hay que tener cuidado porque no es oro todo lo que reluce. "El desempleado ve en el sistema de franquicias una oportunidad, pero tiene que hacerlo con rigor porque se está jugando todo su patrimonio", advirtió ayer José Ángel Morales, socio director de la consultora malagueña Musashi, una empresa que ha realizado un informe sobre la situación de la franquicia en Andalucía que ha contado con la participación de la Confederación de Empresarios de Málaga (CEM) y la Cámara de Comercio.

Este experto recomendó, antes de abrir una franquicia, recibir asesoramiento profesional, llamar a otras personas que ya sean franquiciados de esa marca para ver cómo les va o comprobar si esa enseña está inscrita o no en el Registro de Franquiciadores ya que, de no hacerlo, "pueden llevarse a engaño".

El problema es que la franquicia se ha convertido en un cajón de sastre en el que también se han colado intrusos o empresarios sin experiencia ni marca que expandir. Morales afirmó que "hay mucha confusión en el sector" y reclamó que se cree una normativa que regule qué es una franquicia y qué no lo es.

Salvado ese primer escollo, otro aspecto fundamental es adaptarse al funcionamiento de la franquicia, es decir, es un tipo de negocio en el que el inversor decide poco, pues casi todo le viene impuesto. "El emprendedor tiene que ser una persona que acepte las reglas del juego", destacó el director de Musashi. Este tema no es baladí porque, además de la inversión, el franquiciado debe pagar unos royalties por el uso de la marca que a no todo el mundo le sienta bien.

Un tercer elemento clave es saber bien qué se quiere hacer y ser consciente de que, pese a que la franquicia alivie la labor, nada es fácil. "Nos vienen personas con 60.000 euros a preguntarnos en qué franquicia los invierte, pero eso no es así. Montar una empresa no es solo tener dinero, sino que hay que trabajar mucho, porque no es abrir y echarse a dormir", remarcó.

Luego, claro está, hay que tener suerte. Los negocios de restauración suelen ser los más rentables, pero también los más caros, por lo que hay que tener en cuenta todos los palos de la baraja.

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