La franquicia vuelve a tomar aire

Las redes de franquicias vuelven a tomar algo de aire y esperan que el próximo año les resulte más satisfactorio. Un indicador de confianza empresarial, realizado por la consultora especializada Tormo, señala que un 31% de las empresas prevé mejorar el número de aperturas en 2014 y un 42% de estas enseñas cree que aumentará sus ventas, lo que demuestra que los titulares de este tipo de compañías son más optimistas que el resto pues el último índice de confianza elaborado por el Instituto Nacional de Estadística aseguraba que solo un 10,9% de los empresarios confiaban en que la situación mejorase en el último trimestre de este año.

En cualquier caso, nunca se puede generalizar y las perspectivas varían en función del tipo de negocio. El estudio de Tormo, realizado tras una encuesta a 130 centrales de franquicia en septiembre, refleja, por ejemplo, que los que más confían en el futuro a corto plazo son precisamente los que tienen las empresas más pequeñas y de reciente creación, porque "tienen estructuras más flexibles y cuentan con una mayor capacidad de adaptación a las nuevas demandas del mercado". En el polo opuesto están las supercadenas, ya que tienen más dificultad para cambiar su estrategia o reorientar su oferta o negocio y eso les hace reaccionar de forma más lenta.

El sistema de franquicias se ha implantado en todo tipo de sectores, aunque la hostelería suele llevarse la palma. En Málaga, sin embargo, impera la moda y las tiendas de servicios. En esta provincia hay radicadas 28 cadenas, un tercio del total andaluz, que cuentan con 1.675 establecimientos, dan empleo a 10.484 personas y facturan, de forma agregada, unos 571 millones de euros. Las más conocidas son Charanga, Almeida Viajes, Mayoral, Superskunk, o D-Pílate, entre otras, aunque prácticamente ninguna se dedica a la restauración.

"La franquicia evoluciona por delante de otros sectores y recupera progresiva y paulatinamente su confianza en la evolución de su actividad económica", reza el informe de Tormo. Este sistema ha sido un éxito en los últimos años porque era una forma rápida y sencilla de montar un negocio. El emprendedor ponía el dinero y la red te hacía todo lo demás. Incluso ha sido una salida para personas que se han quedado en paro y han decidido convertirse en empresarios.

Pero no es oro todo lo que reluce. De hecho, muchos se han estrellado y han tenido que cerrar su establecimiento por el fuerte descenso del consumo. En su último informe anual, Tormo advirtió además del intrusismo ante el hecho de confundir oportunidades de negocio con franquicias y por "la ausencia de normativa y códigos éticos"; la falta de recursos y formación en los puntos de venta; o el desconocimiento de cómo funciona un sistema de franquicias. La inversión media para abrir una franquicia suele estar entre los 30.000 y los 120.000 euros, por lo que hay que tener muy claro qué se quiere conseguir, trabajar mucho y tener suerte.