Unas gambas con historia
l Marisquería Casa Vicente. C/ Comisarios, 2. Horario por la mañana de 12:00 a 16:00 y por la tarde de 19:30 a 00:00. Abierto todos los días del año excepto el día de Navidad y Año Nuevo.
CASA VICENTE
La gastronomía de nuestra tierra es uno de los mayores atractivos para aquellos que la visitan. En este ámbito hay algunos establecimientos tan tradicionales que se convierten en una atracción por sí mismos. Este es el caso de la marisquería Casa Vicente, uno de los lugares más emblemáticos del centro histórico de Málaga donde hacer una parada para tomar unas cañas y unas gambas.
Para conocer la historia de este restaurante hay que remontarse a los años sesenta. Su origen está en un pequeño mostrador donde por 25 pesetas se podía tomar una cerveza Victoria y un platito de gambas. Cuenta Laureano Ruiz, el administrador de este bar, que los familiares de su fundador, Vicente, eran prácticamente los dueños de la calle Comisarios, un pequeño callejón entre la Alameda Principal y la calle Martínez, donde hoy se sirven cada día decenas de platos de marisco, pescado y todo tipo de frituras. La vida de esta calle siempre estuvo vinculada a la de la marisquería, tanto que muchos la conocen como el callejón de las gambas.
Muchos de sus camareros entraron muy jóvenes y prácticamente han crecido a la vez que el restaurante, que cuenta hoy con dos salones y dos barras, además del espacio de su mítico callejón, en el que se ubican numerosas mesas que se llenan diariamente. Roberto, por ejemplo, lleva veinte años trabajando en la marisquería y es hoy uno de los encargados, aunque este camarero asegura que la "reliquia" de Casa Vicente es su cocinero Manolo, que lleva más de cuarenta años trabajando en el negocio y según comenta, "nadie sabe hacer las gambas mejor que él". Por su parte, Laureano asegura que muchos de sus camareros hablan distintas lenguas como inglés, francés y portugués. En total son veintiuno los trabajadores, que forman una auténtica familia.
Por Casa Vicente han pasado personajes como Estrella Morente, Ketama y Pastora Soler, entre otros, ya que este lugar es parada obligatoria para todos aquellos que visitan la capital. Cada día las mesas de esta callecita se llenan de turistas y lugareños que se acercan hasta aquí cautivados por su marisco fresco, su pescaíto frito, sus raciones de jamón de pata negra -a tan sólo 10 euros- y cómo no, por la gran especialidad de la casa: sus gambas a la plancha. También son muy demandados platos como la fritura Vicente y las berenjenas fritas con miel.
Esta marisquería cuenta con muchos clientes fijos que acuden desde hace años. En fechas tan simbólicas para la ciudad como Semana Santa y la Feria de agosto se forman grandes colas de personas esperando para deleitarse de sus ricos manjares. Todo un símbolo de la historia de Málaga, de su tradición, su cultura y su gastronomía cuya visita es indispensable para los amantes de la buena comida.
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