Mayoría de edad para la generación de cristal
Nora Luque, una malagueña que cumple hoy 18 años, y sus compañeros relatan los entresijos de su vida, marcados ahora por la Selectividad y los estudios
Málaga/En 2004 se casaron los actuales Reyes de España, Zapatero triunfó en las urnas por primera vez, Dani Pedrosa se proclamó como el campeón mundial de 250cc más joven de la historia y el escritor Arturo Pérez Reverte lanzó su best seller Cabo Trafalgar. En este mismo año, justo el día de hoy, se lanzó el primer ejemplar de este diario y también nació Nora Luque, una malagueña que comparte vida con el periódicocomparte. En 2004 además nacieron sus compañeros de clase y en 2022 se enfrentan a un año de muchas primeras veces. Esta generación cumplirá su mayoría de edad, se enfrentará a la selectividad y tendrán que elegir cuál será la primera pieza de su futuro profesional y académico.
Estudiar, Selectividad, carné de coche, feria, gimnasio, fútbol, verano, trabajo y fiesta. Estos son los diez conceptos que Nora y sus siete compañeros han elegido, en ese orden, para definir su vida ahora mismo. Un grupo que acepta la idea de que lo han tenido más fácil que sus padres. Aceptan el rol de ser la generación de cristal, pero a su vez sienten culpa si dedican parte de su tiempo a algo que no sea estudiar. Una generación profundamente marcada por la pandemia, que se siente poco escuchada, hablan de su día a día, de su ocio, de salud mental y de temas actualidad.
Redes sociales
“Claro que usamos el móvil, pero también sabemos hacer más cosas”, indica Milagros, una de las compañera de Nora. Todos son conscientes del tiempo que le dedican a las redes sociales, sin embargo, son muchos los trucos que usan para que no supongan un estorbo. Así, el móvil de Antonio Alcántara se bloquea a las 16:00 y no puede hacer nada por usarlo, Joaquín Navas se ha desinstalado las redes durante este mes y Milagros Mancera deja el móvil fuera del cuarto cuando va a estudiar, al igual que Nora.
Estudios
En la clase de 2º de Bachillerato C de Sociales del Instituto Valle del Azahar, en Cártama, se han pensado dos veces el “perder” una hora de clase para realizar este artículo. Están en el tercer trimestre, a cuatro semanas de selectividad. Sienten una gran presión, pero la respuesta es un no rotundo ante la pregunta de si tienen miedo a esta prueba. Dedican mínimo tres horas al día a los estudios, por lo que sumadas a las 6 del instituto, forman casi el cómputo del reloj diario.
Esta contradicción entre la presión y el miedo puede que esté justificada por la sensación que experimentan de “querer estar a la altura”. Joaquín Navas, compañero de Nora, declara que siente que si no saca buena nota en selectividad defraudará a su familia. “Ellos no me dicen nada, son cosas mías, pero tengo ese pensamiento”, confiesa. No está solo, su compañero Juande Cobos siente presión porque va a ser el primero, y quizás el único, de su familia en estudiar una carrera. Milagros Mancera, otra amiga de clase, cree que sus padres tienen más expectativas en ella que ella misma, aunque siempre ha sacado buenas notas porque para ella es un orgullo personal.
Nuestra protagonista siente que en casa le apoyan e incluso confiesa que a sus padres le ha llegado a dar pena por pasar tantas horas así. Sus planes están entre estudiar el grado en Magisterio o en Administración y Dirección de Empresas. Si pudiera, lo haría fuera de Málaga, para vivir la experiencia de independizarse. También confiesa que se encontraría en un debate personal si saca una nota que le da para entrar en cierta carrera pero decide optar por otra que le guste más, aunque para esta tenga puntuación de sobra.
Marketing, Derecho, Ingeniería, Criminología o Grado Superior de Administración y Dirección de empresas son algunas de las opciones que figuran en este grupo para el año que viene. Mientras charlan de estos temas, sorprende el alto nivel de orientación y conocimiento que tienen sobre las salidas laborales o el mundo universitario. “Miré casi 30 páginas de internet, y creo que prefiero Derecho antes que Criminología”, explica Desirée Aranda. “Mínimo tenemos que estudiar una carrera”, indica María Natoli.
Pandemia
Una expresión de cansancio acompañada de un “Ufff” resuena en el grupo al oír la palabra pandemia. Están cansados y dicen que han llegado al punto en el que sienten que lo que tenga que ser, será. Los siete tienen un buen recuerdo del confinamiento, indican que disfrutaron del tiempo con su familia y que cuando acabó echaron de menos esta unión.
También están de acuerdo en las buenas sensaciones que extrajeron del curso pasado, cuando la enseñanza era semipresencial. “Me encantaba tener libertad para organizarme en los estudios. Aprovechaba las mañanas cuando no tenía que venir y así tenía las tardes libres”, explica Nora. “El que crea que cuando nos tocaba estar en casa estábamos durmiendo se equivoca, fue un año muy productivo de estudios”, indica Raúl Natoli.
Salud mental
“Han venido a darnos miles de charlas sobre seguridad vial y ninguna sobre salud mental, cuando muere más gente de suicidio que de accidentes de tráfico”. Así respondía Joaquín Navas. Todos le dan mucha importancia a este tema. Tienen claro que en algún momento cercano sufrirán ansiedad o depresión, e incluso algunos confiesan haberla sentido ya. Hablan de estrés y agobio provocado por los estudios cuando sale este tema.
Nora confiesa que le costó mucho adaptarse al ritmo de segundo de Bachillerato tras la libertad que sintieron en primero. Además, coincide con Milagros en que han sentido frustración cuando han estudiado mucho y no conseguían nota. “Me hace gracia que infravaloren en casa cuando me agobio por estos tema y me dicen que hay cosas más importantes en la vida. Ellos no han estudiado nunca, es injusto que me digan eso”. Desirée aprovecha este tema para explicar que aunque tenga la semana despejada de exámenes siente presión al no estudiar porque piensa en que llegará la selectividad y se agobia.
Feminismo
Están conformes con que en el debate público haya aparecido el tema de la salud mental, sin embargo, no opinan lo mismo del feminismo. María Natoli cree que hay gente que lo exagera y Antonio Alcántara considera que en parte está bien y en parte mal. Además, no están conformes con la decisión del gobierno de aprobar la ley que permite coger tres días de baja por la regla. Las chicas creen que va a ser peor porque las empresas van a dejar fuera a mujeres porque pueden faltar todos los meses. “Esto es España, seguro que usan la medida para quedarse en casa”, declara Joaquín.
Ocio y cultura
La Estación de Cártama se preparaba para su feria de San Isidro Labrado este fin de semana. Las calles estaban decoradas con farolillos y en los bares se apreciaba la alegría. Sin embargo, nuestros protagonistas tienen un examen mañana. “No salí ni el viernes ni el sábado porque estuve estudiando. El domingo fui a la romería pero sentía que estaba haciendo algo mal”, confesaba Desirée. Todos convergen en el que han reducido mucho sus salidas, de hecho, dos de ellos se han quitado del gimnasio este curso. Por otra parte, piensan que no consumen cultura, sin embargo, dicen que están siempre escuchando música o que se han interesado por la gastronomía asiática.
Desde esta clase tienen varios mensajes para el mundo. Uno de los consejos que dan a la humanidad es que aprovechen el tiempo y otro que luchen por sus sueños y no se rindan a pesar de la presión. Presión, agobio y estrés son los sentimientos que definen a una de las etapas de la vida más bonita de los jóvenes. Si pudieran pedir un deseo, lo tendrían claro: transportarse al 16 de junio, sin importar las consecuencias. Llegará el verano y el fin de una etapa, aunque no podrán separarla de Covid, ya que no tendrán viaje de fin de estudios ni podrán ir sus padres a la graduación. Hasta entonces, les espera la última fase de un camino en el que no siempre está reconocido el esfuerzo realizado.
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