Málaga

El gigante silencioso

  • En la provincia hay más de 2.000 negocios regentados por chinos · A los bazares se unen ferreterías y panaderías

Quién no ha dicho o escuchado alguna vez "en el chino seguro que lo encuentras. Lo más probable es que esté abierto". Son tópicos que se utilizan mucho, sobre todo, por la gran variedad de productos que ofrecen estas tiendas. El número de negocios del país asiático en la provincia de Málaga crece a pasos de gigante. Según los datos que se manejan desde la Asociación Nacional de Chinos Wen Zhion en la provincia hay entre 5.000 y 6.000 chinos que regentan más de 2.000 negocios, lo que supone más de un negocio por cada tres chinos. Restaurantes, tiendas de alimentación, de textil y bazares popularmente conocidos como los Todo a cien no son difícil de localizar en cualquier punto de la ciudad.

"Durante el pasado año los negocios chinos experimentaron un auge increíble. No sólo en el sector de la alimentación o el textil, sino que hoy en día se puede ver a chinos regentando panaderías y ferreterías. Están presentes en casi todos los sectores", reconoció el presidente de la Federación de Comercio de Málaga (Fecoma), Enrique Gil.

Una de las grandes zonas comerciales chinas por excelencia de la capital se ubica en el polígono Guadalhorce. La conocida como el Chinatown malagueño es un complejo de naves industriales en las que además de abastecer a sus propias tiendas, cualquier particular puede adquirir sus productos. Algunos comerciantes de la zona aseguran que es "muy difícil" competir con sus precios y sus horarios. "Están abiertos muchas horas, algunos hasta creo que viven aquí. Además sus precios son muy bajos, lo que hace que el cliente opte por dirigirse a este tipo de establecimientos", aseguró Antonio, propietario de una nave cercana a un establecimiento chino. Otras de las críticas a este tipo de naves es "que a pesar de que este tipo de negocios están destinados a la venta al por mayor, practican también al venta al por menor", denunció Antonio.

Al intentar hablar con algunos de los propietarios chinos de las naves comerciales ubicadas en el polígono Guadalhorce la respuesta fue la misma: "No entender, no hablar español". El recelo y hermetismo de los ciudadanos del país asiático es más que palpable en esta zona de la ciudad. Quizás sea timidez, vergüenza o el desconocimiento de la lengua española lo que ponga barreras a la proliferación de la relación entre asiáticos y occidentales.

La expansión del gigante asiático no sólo se puede comprobar con el auge de sus negocios en la capital y, por tanto, la exportación de productos chinos. Una de las relaciones más importantes que se han cerrado de los últimos días entre el país asiático y la capital de la Costa del Sol es la firma del acuerdo comercial, el pasado 5 de enero, entre el grupo Hojiblanca y Yihai Kerry Investment Co Ltd (Grupo Wilmar International) para la exportación de aceite de oliva virgen de la cooperativa española a la República Popular China, donde ya tiene una cuota de mercado superior al 12%. Este convenio permitirá aumentar las exportaciones y superar los 2,5 millones de kilo.

No obstante, los grandes bazares y la hostelería han sido siempre la carta de presentación de los comerciantes chinos, que poco a poco han ido ampliando los servicios a ofrecer. Abiertos desde muy tempranas horas proporcionan todo tipo de productos, prácticamente a cualquier hora y por precios bastante asumibles. El progresivo incremento del gigante asiático ha originado que haya bazares en casi cada una de las calles de Málaga. Además de la Chinatown malagueña, distritos como Carretera de Cádiz gozan de una amplia variedad de este tipo de establecimientos. Pero los bazares y la alimentación no son los únicos sectores que abordan.

Guo Guan Zhen, conocido en España como Chen, lleva en Málaga 26 años. Actualmente es propietario del restaurante chino más antiguo de la ciudad que queda en pie, el Hong Kong, en el Paseo de la Farola. A lo largo de los años "con esfuerzo, trabajando muchas horas y ahorrando mucho", ha creado la cadena de restaurantes Wok, que ya suma cuatro establecimiento, al que hay que añadir el Woking ubicado en el centro comercial Vialia.

Llegó a Málaga en 1984, tras pasar por Holanda y Alicante. Su idea inicial era pasar una semana de vacaciones, pero la ciudad le gustó tanto que decidió instalarse en ella y montar su propio negocio. "Con los ahorros de toda la familia puse en pie el restaurante Hong Kong". Han sido muchos años de duro trabajo. "Son jornadas de más de 14 horas. Hay que trabajar muy duro", reconoce. Tras tantos años dedicando su tiempo al Hong Kong, en 2004 decidió arriesgarse y constituyó el primer Wok buffet de España, ubicado en el paseo marítimo Antonio Machado.

El éxito fue tal que en 2005 se propuso ampliar su cadena. Alquiló el local que la tonadillera Isabel Pantoja convirtió en La Cantora y lo transformó en su segundo restaurante Wok en la provincia malagueña. Puerto Marina fue su siguiente objetivo, al que le siguió el ubicado en el centro comercial Vialia (2007) y, finalmente, en 2008 montó otro restaurante en Teatinos.

Asegura que su éxito se basa en la relación calidad-precio. "Ofrecemos una alta calidad en nuestros productos", aseguró Chen, al tiempo que denunció que muchos compatriotas suyos han copiado su idea, por lo que ahora hay más de un millar de Wok repartidos en España, pero "no todos ofrecen la misma calidad" que sus establecimientos.

Chen reconoce que también ha sufrido la crisis, aunque "no tanto" como el resto de la gente. "Nuestros clientes han sido fieles y esto ha permitido que económicamente no hayamos sufrido tanto como otros negocios", afirmó.

Respecto al auge de los negocios chinos, Chen afirma que son muchos sus compatriotas los que invierten todos sus ahorros en la creación de establecimientos y comercios para poder mantener a la familia. "Siempre es mejor tener un negocio propio que trabajar para otras personas, aunque sean compatriotas", aseguró.

Preguntado por el recelo de muchos chinos en hablar, Chen aseguró que se debe a "la timidez y a la cultura" de sus compatriotas. "Muchos no saben hablar español. Además tenemos una cultura muy diferente a la europea. No estamos acostumbrados a tantas relaciones sociales", afirmó el propietario de la firma Wok, quien puntualizó que con las nuevas generaciones está cambiando. "Mis hijos están integrados. Dos de los tres que tengo son malagueños y se relacionan con españoles", afirmó, además de asegurar que él mismo tiene "muchos amigos españoles" con los que incluso celebra el Año Nuevo chino.

Liang es propietario de uno de la decena de bazares ubicados en la calle Héroe Sostoa. "Llevo aquí muchos años. Vendemos de todo a precio barato", afirma el joven, aunque le cuesta trabajo hablar en español. En su establecimiento trabajan otras tres personas, todas miembros de la familia. "Es familiar. Todos trabajar juntos para comer. Todo el día abierto", indicó. A pocos metros de este establecimiento hay otro bazar, aunque en esta ocasión está especializado en un solo producto: móviles. Como si se tratase de una compañía telefónica, en sus estantes se pueden contemplar una alta variedad de teléfonos móviles de todas las compañías. "Originales, no falsos", afirma una de las dependientas al preguntarle por la procedencia de los artículos.

El distrito de Carretera de Cádiz es uno de los que concentra un mayor número de negocios regentados por ciudadanos chinos. Los más comunes son los bazares con todo tipo de productos, aunque los locutorios, establecimientos exclusivos de ropa y, cómo no, los restaurantes chinos, tienen una fuerte presencia en zonas como el barrio de San Andrés, Las Delicias, La Paz y La Luz, entre otros. A estas zonas hay que sumarle la barriada de Huelin, en la que en poco más de cien metros se pueden encontrar hasta cuatro bazares chinos.

Ante el incremento de los negocios del gigante asiático, el presidente de Fecoma señaló que a partir de febrero se elaborará un estudio para conocer que implantación tienen este tipo de negocios en la ciudad. "Están creciendo muchísimo. Tienen los mismos derechos y lo hacen todo desde la legalidad, pero queremos pedir más control, que se haga un mayor seguimiento. El comercio chino supone una gran competencia", afirmó Gil, quien aseguró que en otras localidades "se están tomando medidas ante el crecimiento acelerado de los empresarios chinos".

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