Málaga

"Estoy aquí gracias a mi Fray Leopoldo"

  • Ileana Martínez, la mujer que curó milagrosamente el capuchino, relata su historia ante la cripta del fraile

"Estoy aquí gracias a mi fray Leopoldo y lo diré donde quiera que vaya. No voy a renunciar a esto. Pero el mío no es su único milagro. Tiene muchos más". Con la voz dulce y entrecortada por la emoción, Ileana Martínez del Valle, la mujer que ha recibido el milagro de fray Leopoldo que le ha valido la beatificación, explicó ayer en Granada su historia. Humilde, discreta y dando ejemplo de fe, esta portorriqueña desgranó su enfermedad, su sufrimiento y su "milagrosa" curación. Según ella misma reconoció, "ha sido muy difícil" todo el proceso. "Me llamaron diez años después y me preguntaron que cómo estaba. De repente me vi envuelta en un montón de análisis, tribunales, testigos, pruebas, pero estoy muy orgullosa de estar aquí, aunque el protagonismo es de fray Leopoldo, que era un hombre sencillo, bueno, que se merece esto y que el pueblo le dé este homenaje porque él es muy grande", dijo antes de que tuviera que interrumpir su discurso por la emoción.

Para conocer el milagro hay que remontarse a 1994. Ileana tenía 34 años y le diagnosticaron un lupus heritematoso sistémico complicado con una púrpura trombositopénica, una pericarditis en el corazón, la enfermedad de Guillain-Barré, una neumonía bilateral y una anemia hemolítica. Un diagnóstico que la dejó con un pronóstico de extrema gravedad y con unos valores analíticos que, según los informes médicos, "no eran compatibles con la vida". Tras varios ingresos y altas médicas, volvió a recaer e ingresó en la UCI del hospital Puerta del Hierro de Madrid. En ese momento, los médicos temían lo peor. Ileana llegó a recibir la extrema unción (aunque ella dijo al sacerdote que no se iba a morir) y los familiares y amigos rezaban porque les habían dicho que llegaba el final.

Al día siguiente de ingresar en la UCI una amiga entró y le dio una estampa de fray Leopoldo y una medallita. Cuando entró su madre le pidió que le dijera a una amiga (Mara, granadina que ha actuado como testigo del milagro) que le enviase un libro de la vida de Fray Leopoldo. "Casualmente, a esta amiga, antes de saber nada, una prima le había prestado ese libro. Cuando la llamó mi madre y se lo pidió no lo podía creer. Fray Leopoldo la envió a buscar ese libro para mí", relató Ileana. La dueña del libro se lo regaló cuando Mara le contó lo ocurrido.

"La verdad es que antes me habían regalado estampas y las había guardado como muchas que te dan. También tenía amigos que me hablaban de él pero en ese momento en la UCI recé sin descanso", comenta. Una noche los médicos no le dieron más de 72 horas pero ella cuenta que sabía que no se iba a morir. Al día siguiente estaba mucho más animada y dijo a su marido que se curaría. A los ocho días estaba en planta y poco después en su casa. Tras una dura rehabilitación (tuvo una parálisis de las piernas, los brazos y un lado de la cara), los análisis cada vez estaban mejor y desde entonces no hay ni rastro de la enfermedad.

El 20 de enero de 1995 le dieron el alta y el 9 de febrero estaba en Granada, un viaje que le prometió a fray Leopoldo en sus oraciones y que le dio la fuerza para seguir las duras sesiones de rehabilitación. Ileana ha perdido los 32 kilos que engordó con los tratamientos de cortisona y en su cara y su aspecto no hay rastro alguno de sufrimiento. Desde hace años no toma pastillas y su enfermedad, que no tiene cura, ha desaparecido.

Desde su primera visita a Granada Ileana ha vuelto varias veces a Granada y siempre pasa a ver a fray Leopoldo. "Todo esto me abruma pero cuando me llamaron por la beatificación me llenó de alegría. La verdad es que pienso que por qué a mí, que soy una persona normal, con mis pecados, pero la fe es como una planta y yo tenía la semillita. Ahora es un árbol grande y aunque la vida te da golpes tienes que esperar". Según explicó el vicepostulador de la causa, el padre Alfonso Ramírez, para que se pruebe el milagro la curación tiene que ser completa, duradera y no explicable científicamente. Los tribunales médicos estudiaron el caso y aprobaron por unanimidad el milagro, autorizándose la beatificación.

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