La gran familia de la ayuda a domicilio
La capital concentra en estos momentos 2.590 usuarios de este servicio público ligado a la Ley de Dependencia
Desde el año 2011 lo presta la empresa Clece
Pilar tiene 80 años y está en su casa, saca un sobre de un cajón con fotos recientes de sus nietos y se lo enseña a Marta, mientras le cuenta lo contenta que está con el podólogo que le envió hace unos días. Ester está recogiendo el desayuno y Paco ayuda a Ángel, el marido de Pilar, a acomodarse en un sillón. Como si fuera una gran familia, la estampa responde en realidad al servicio de ayuda a domicilio que más de 2.500 personas mayores o con alguna discapacidad reciben sólo en la capital. Pilar Lobato Orozco y Ángel Leandro Sánchez son un matrimonio malagueño octogenario que vive en el barrio de Miraflores de los Ángeles con uno de sus cuatro hijos. Ambos tienen asignados durante varias horas al día a un auxiliar de ayuda a domicilio por la Ley de Dependencia -Francisco Marín y Ester Fernández-. Y Marta Navas es la coordinadora del servicio en su distrito.
Todos se conocen desde hace ya unos cuantos años, por lo que tienen una relación de cercanía en la que comparten intimidades, anécdotas familiares y personales y confidencias mientras unos ayudan a los otros en las tareas básicas, aportándoles una mayor calidad en su vida diaria. Lo normal es que sean los auxiliares los únicos que están en el domicilio, la visita del coordinador del servicio se produce de forma más esporádica para hacer un seguimiento del servicio in situ, aunque todo el contacto que se produce entre el usuario y el servicio es siempre con esta figura a través del teléfono. Cualquier cambio que quieran realizar en el horario de atención asignado, por ejemplo, por una cita con el médico, se gestiona directamente en este caso con Marta; de ahí esa familiaridad en la relación, dado que las conversaciones son frecuentes.
Nada más llegar, Pilar le cuenta lo bien que le ha venido que el podólogo la asistiera en casa hace unos días. La empresa Clece, que es la gestiona la ayuda a domicilio capital desde 2011, ha incorporado este servicio y lo ofrece sin coste alguno. "Apenas estoy saliendo a la calle, tengo las piernas que no puedo tirar de ellas, y me ha dicho que cuando haga falta que lo pida", le comenta. La peluquera acaba de llegar al domicilio para peinarla, otro de los servicios extra. Ester, la auxiliar asignada para Pilar, ya la ha ayudado a asearse y a hacer la cama y el desayuno. "Va a por la medicinas, me tiende la ropa para que yo no tenga que subir a la terraza, baja y me compra lo que necesito; cuando estoy mejor voy con ella, despacito, y así camino un poco, que me conviene", asegura Pilar. Durante dos horas, tres días a la semana, "ella es mis pies y mis manos, no para". Pilar tiene aparte contratada a una persona para la limpieza de la casa dos días a la semana, porque los auxiliares "vienen a ayudarnos a nosotros y no a ponerse a limpiar", coincide. "Y mi hijo también me ayuda mucho, está muy pendiente de nosotros".
Ángel es un policía nacional retirado que a sus casi 82 años desborda energía entre bromas y sonrisas. Nació en Marruecos, donde su padre trabajaba como funcionario en un ayuntamiento, pero acabó viviendo parte de su infancia y juventud en Valencia, una vez que destinaron a su padre a la Diputación Provincial. Lo cuenta como si hubiera ocurrido ayer, igual que habla de su noviazgo con Pilar en Jerez de la Frontera. Las bodas de oro por sus 50 años de casados las celebraron justo el año pasado, en el mueble del salón hay fotografías de la reunión y una placa en la que sus hijos les agradecen todo su esfuerzo y dedicación. Al preguntarle por su auxiliar de ayuda a domicilio, Ángel se deshace en elogios: "Lo quiero como a un hijo, él es quien me levanta todas las mañanas, a las 9:15, me ayuda con el baño y el afeitado, me lleva a pasear, antes íbamos también a un centro de día". "Los sábados y los domingos lo dejo que descanse y vienen mis hijos", bromea. Paco está con él de lunes a viernes por las mañanas, desde hace unos 7 años; en total 16 horas a la semana, lo máximo que permite la Ley de Dependencia. Esta colaboración semanal se interrumpe los fines de semana cuando los hijos Pilar y Ángel asumen el rol de cuidador.
"La empatía es muy importante, tenemos que ponernos en su lugar para ayudarlos a afrontar el día a día". Paco es auxiliar de ayuda a domicilio desde 2009 y comenta que lo más importante es plantear esta ayuda como una colaboración para que el dependiente, ya sea una persona mayor o con algún tipo de discapacidad, mantenga su autonomía. "Se adaptan a ti, somos su compañía, están esperándonos", comenta sobre el tipo de relación que mantienen, siempre desde la profesionalidad que exige el servicio y manteniendo el protocolo marcado. Por ejemplo, cualquier contacto fuera de las horas de atención asignadas no puede realizarse de forma directa sino a través del área de coordinación de Clece. Al "gran equipo" que presta este servicio en la capital lo describe como un grupo de "personas con una sensibilidad especial y un corazón muy grande", porque "siempre he dicho que un auxiliar no se hace sino que nace, porque aunque nos tengamos que formar esto se lleva dentro".
El servicio de atención a domicilio en la capital lo presta Clece desde 2011, que fue la empresa que se hizo con el concurso público del Ayuntamiento. Para su puesta en marcha y desarrollo cuenta con un equipo interdisciplinar integrado por unas 1.300 personas, la mayoría de ellos auxiliares de ayuda a domicilio, además del personal de coordinación y administración -otras 40 más-. Desde la sala de coordinación de la sede del polígono Alameda se organiza el servicio para los 2.590 usuarios que lo reciben. El trabajo se divide por distritos y para cada uno de ellos se asigna un coordinador y los auxiliares necesarios en función del número de usuarios. Las zonas con una mayor concentración de beneficiarios de la Ley de Dependencia son los barrios más poblados de la capital, Carretera de Cádiz, Cruz de Humilladero y Bailén-Miraflores, explica Kader Miguel Djebbour, gerente de servicios sociales de Clece Málaga. El primer paso a seguir cuando les llega un nuevo usuario es la identificación de sus necesidades. Desde que es valorado por los Servicios Sociales hasta que se le concede el servicio pasan meses, por lo que han podido variar, sobre todo para personas con enfermedades degenerativas.
Cada caso se trata de forma individualizada, asignándole el perfil de auxiliar que más se ajuste al usuario y con un horario coordinado con la familia en función de las horas de ayuda que la Administración le ha concedido; el máximo está marcado en la actualidad en 16 horas semanales, aunque antes se concedían hasta 21.
El objetivo de "dignificar y profesionalizar el servicio"
Entre los objetivos que se marca la empresa Clece a la hora de prestar el servio de ayuda a domicilio se priorizan los de "dignificar y profesionalizar el servicio"; además de mejorarlo cubriendo unas necesidades que van más allá de las básicas. Lola Torres, responsable de coordinación del servicio de ayuda a domicilio en Clece, comenta como este servicio sigue siendo un gran desconocido para el ciudadano, que liga la idea de la ayuda a domicilio con un servicio de limpieza. Y de esa imagen es precisamente de la que intentan huir, porque distorsiona el trabajo que desempeñan los auxiliares "de ayudar al usuario en las tareas básicas", tarea para la que se han formado. Todo el procedimiento desde que un nuevo usuario se incorpora se hace de una forma profesional e incluso en una primera visita de presentación se realiza una inspección del domicilio para comprobar si cumple con las condiciones de seguridad para prestar el servicio. El gerente de servicios sociales de Clece Málaga, Kader Miguel Djebbour, realiza una comparación muy visual para identificar la labor: "Es como si tuviéramos 2.590 residencias con un anciano y todas tienen que cumplir unos mínimos de seguridad, para aportarles calidad de vida en su propio domicilio", asegura.
También te puede interesar
Contenido ofrecido por SO/Sotogrande Spa & Golf Resort
Contenido Patrocinado