La historia del 'Willow'

Del Misisipi a Benalmádena

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Hundimiento de un barco en Benalmádena

La historia del Willow -el barco que se hunde en Benalmádena- se remonta al año 1924, cuando el Servicio de Faros de los Estados Unidos encargó la construcción de un vapor de palas para la tareas de señalización del río Misisipi. El contrato de la construcción de este faro flotante lo ganaba la compañía Dubuque Boat and Boiler Works que, por un precio de 372.000 dólares, fabricó un buque en los astilleros de San Louis de 60 metros de eslora, 19,5 de manga y 2,7 metros de calado. Tras someterse a una serie de pruebas, este barco bautizado como Willow navegó a Nueva Orleans donde el 4 de octubre de 1927 entraba en servicio.

Asignado al distrito 15 de faros de Memphis, el Willow auxilió a la navegación fluvial entre Nueva Orleans y San Louis. Realizando invernadas en Nueva Orleans, el poco calado del vapor planteó una serie de problemas para su navegación; unos problemas que el cuerpo de ingenieros del ejército de los Estados Unidos intentó solventar dragando un canal especial para este barco que tuvo que restringir mucho sus movimientos.

En 1939, el Servicio de Faros se fusionaba con la Guardia Costera y el Willow siguió operando entre Nueva Orleans y San Louis durante toda la Segunda Guerra Mundial. Tras sufrir una colisión contra una lancha de desembarco del ejército el 15 de diciembre de 1944, el Willow fue dado de baja el 1 de marzo de 1945 debido al alto coste que suponía su reparación.

Desmantelado parcialmente, se le quitaron sus máquinas, el vapor quedó a flote al servicio del cuerpo de ingenieros del ejército norteamericano que lo usó como lugar de descanso de la tropa. También fue usado en ese mismo tiempo como lugar para alojar a prisioneros alemanes residentes en Estados Unidos.

En el año 1962, el buque fue vendido a un empresario para ser usado como hotel y restaurante flotante. Sin culminarse el proyecto, el Willow pasó a manos de la compañía WS Young Construction Company que lo remolcó a Nueva Orleans. Tras sufrir importantes daños causados por el huracán Betsy en septiembre de 1965, el barco quedó abandonado. Subastado y con dos sucesivos propietarios que no hicieron nada con él, en 1970 el Willow fue comprado para reformarlo como fábrica flotante de langostas en Honduras. Fracasado el proyecto que nunca se llegó a ejecutar, el barco fue vendido en 1972 a la compañía británica Themes International.

Parado y sin actividad, en estos años se le pierde la pista, en 1989 el Willow cruza el atlántico a bordo de un buque semi sumergible que lo llevó a Southampton. Desde este puerto inglés fue posicionado en Amberes para ser reconstruido.

Con problemas en su reconstrucción, la compañía propietaria del barco quebraba en 1995, el Willow fue transportado al puerto inglés de Birkenhead. De allí, un año más tarde, viajaba a Benalmádena donde comenzaba a trabajar bajo en nombre Mississippi Willow como bar y restaurante flotante; una actividad que me mantuvo durante dos años.

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