El homenaje al fiscal jefe pone el acento en su perfil "humanista"

El fiscal general del Estado, Cándido Conde Pumpido, destacó ayer la "dimensión social del Ministerio Público" que el hasta hoy fiscal jefe de Málaga, Antonio Morales, ha imprimido a su carrera profesional. Antonio Morales recibió ayer un homenaje de sus compañeros del Ministerio Fiscal tras alcanzar la edad de jubilación y tener que abandonar su puesto como fiscal jefe de Málaga que ha ostentado durante los tres últimos años. Conde Pumpido, que asistió a este acto junto al fiscal superior de Andalucía, Jesús García Calderón, resaltó el perfil de "jurista y humanista" de Morales, así como su "coherencia, profesionalidad y dignidad" que ha mantenido "hasta el último segundo" porque hace unos días rechazó la Cruz de San Raimundo de Peñafort de primera clase, con la que el Ministerio de Justicia pretendía reconocer su trayectoria, argumentando que lo hacía por respeto a sus compañeros que había solicitado la cruz de honor.

La despedida de Antonio Morales contó con la presencia de la práctica totalidad de los fiscales y funcionarios de la Fiscalía de Málaga, así como con representantes de la vida política como el consejero de Cultura, Paulino Plata, la delegada del Gobierno andaluz, Remedios Martel, la parlamentaria Marisa Bustinduy (PSOE), el expresidente socialista de la Diputación Salvador Pendón y el senador Joaquín Ramírez (PP). La judicatura también estuvo presente en este homenaje a través, entre otros, del presidente de la Audiencia de Málaga, Antonio Alcalá, el presidente de la Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA), Javier Vela, el magistrado de la Sala Civil del Supremo Francisco Javier Arroyo Fiestas y el presidente de la Comisión Nacional de la Competencia, Joaquín García Bernaldo de Quirós.

El fiscal general destacó los más de 40 años de servicio de Antonio Morales al "servicio del Estado de Derecho, incluso antes de que surgiese el Estado de Derecho". El homenajeado destacó durante su intervención que a lo largo de su mandato ha potenciado la especialización del Ministerio Público creando áreas que favorecen la persecución de unos delitos cada vez más complejos, así como los pasos adelante que se han dado en la lucha contra la corrupción que definió como "el cáncer de la democracia". Antonio Morales llegó a Málaga en 1977. Primero fue magistrado de trabajo, hasta que cinco años después tomó posesión de su plaza de fiscal.