Málaga

24 horas de guardia: turnos que perjudican seriamente la salud

24 horas de guardia

24 horas de guardia / Rosell

La espera es tensa. Expectante. Cada noche cientos de profesionales velan por la salud de miles de usuarios en algún centro sanitario de la provincia. Acumulan muchas horas de trabajo consecutivas. 12 para algunos y 24 para otros. Pero no desfallecen. “Nuestra función es dar una correcta asistencia sanitaria siempre, ya sean las cinco de la tarde que de la madrugada”, coinciden los protagonistas de este reportaje.

En los equipos de guardia, los médicos tienen que rendir al 100% en la hora uno y en la 24. De noche y de día. Es el sistema de las guardias en España: tras la jornada normal de consultas u operaciones de siete horas, se suman otras 17 de tarea extraordinaria. Algunos sindicatos y profesionales cuestionan este sistema porque creen que menoscaba la seguridad de los médicos y de los propios pacientes por el agotamiento de los profesionales a medida que transcurren las horas.

Aunque hay algunos facultativos –sobre todo jóvenes– que prefieren este sistema; otros médicos creen que son guardias que “perjudican seriamente la salud” y abogan por un modelo de turnos más cortos. Aclaran que el problema no es la guardia de 24 horas, sino el cambio que se ha producido en la demanda asistencial, que ahora en Urgencias es constante. “El problema no son las guardias de 24 horas, sino las de 24 horas con mucha carga y poco personal”, matizaba una facultativa que trabaja en el Servicio de Urgencias de Atención Primaria (SUAP) en la provincia de Málaga y que prefirió guardar su anonimato.

Explicaba que sus jornadas se reparten entre salir en la ambulancia y ver enfermos en el ambulatorio. “Ves un paciente y otro y otro y otro. Vas al infarto, al accidente de tráfico y cuando vuelves al centro de salud no paras. Son muchas horas de estrés. Para la salud, esa adrenalina sostenida va causando daño. Son guardias que perjudican mucho la salud”, asegura. Insiste que en destinos de poca carga o con suficiente personal, donde se pueda hacer descansos, se pueden sobrellevar. Pero sostiene que 24 horas de trabajo en puestos con mucha carga, “son malas para el médico y para el paciente”.

A continuación pregunta si una limpiadora, un albañil o un maestro podrían trabajar 24 horas seguidas. “Y en el caso de un médico, los errores que puede cometer son graves”, advierte.

Un facultativo ya jubilado del Hospital Regional que tiene muchas guardias de 24 horas a sus espaldas coincide en que el problema es la afluencia actual de las Urgencias. Explica que en los 70, había ratos “a la expectativa de que hubiera trabajo” y en los que podían descansar. “Ahora da igual que sean las diez de la noche o las cuatro de la mañana; siempre sigues teniendo enfermos en la puerta”, afirmaba.

Una facultativa de Urgencias del Clínico que prefirió que no se citara su nombre sostiene que en ese cambio influyen varios factores. En primer lugar, que ahora hay una población más envejecida, por lo tanto más pluripatológica y polimedicada. Eso complica las guardias porque son pacientes más complejos. En segundo término, las mayores demoras en los centros de salud, que provocan que algunos pacientes busquen un atajo para ser atendidos. Y en tercer lugar, las listas de espera diagnósticas y quirúrgicas; en los primeros casos, los enfermos acuden a Urgencias aunque su caso sea banal para tener antes una prueba y en los segundos, porque sufren dolor o complicaciones mientras se retrasa su operación.

El presidente del Sindicato Médico de Málaga, Antonio Martín, dice que entre las demoras de Atención Primaria y el mal uso que se hace de las Urgencias –donde cerca del 60% de los casos no son realmente urgentes–, hay una afluencia tan importante de usuarios que el enfermo crítico o grave se diluye entre los banales. En ese maremagnum, hay peligro de que al facultativo pueda pasársele un paciente grave, advierte.

De modo que no es sólo el agotamiento de trabajar 24 horas del tirón y el estrés propio de atender urgencias. Sino también, la tensión de cometer un error entre el aluvión sin fin de casos, desde menos a más graves.

La facultativa del SUAP consultada describía que cuando le toca una guardia de 24 horas, “el día antes ya estoy más nerviosa, preocupada”. Y añadía: “Porque no son jornadas predecibles. No puedes controlar el volumen de trabajo que tienes. Empiezas a las 8:00 y hay días en que a las siete de la tarde ya estás saturada, bloqueada. No sabes cómo aguantar hasta las 8:00 del día siguiente. El problema, insisto, no son las guardias de 24 horas, sino las 24 horas sin parar”. Más allá de los trastornos del sueño que puede ocasionar trabajar por las noches, cuenta que el nivel de estrés es tal que luego le cuesta recuperarse.

Por su parte, la profesional del Clínico consultada coincidía en que el problema no son las guardias de 24 horas, sino que sean con “muchos pacientes y poco personal”. Afirmaba que, en general, el número de médicos y enfermeros no es suficiente, que las ratios son bajas y que la situación empeora en periodos de alta frecuentación de pacientes a las Urgencias. “Con estas condiciones, las guardias de 24 horas no son saludables. Si hubiera posibilidad de descanso no serían tan arduas”, indica.

Allí donde hay más personal, si la situación está más o menos controlada, rotan para echar una cabezada y descansar un poco para sobrellevar el tirón. Pero la posibilidad de un pequeño parón para aguantar depende del binomio afluencia de pacientes/número de profesionales. Cuanto más bajas son las ratios de sanitarios por enfermos, más difícil es descansar un rato y peor se sobrelleva una guardia de 24 horas.

María Isabel Correa hace guardias en el Regional. Cree que en este hospital la situación en Urgencias ahora es mejor que antes del Covid. Porque asegura que a raíz de la pandemia, con los fondos europeos se ha reforzado personal tanto facultativo como de enfermería y se hacen contratos algo más largos. Pero después de más de dos décadas haciendo guardias de 24 horas cree que “se tendría que cambiar este sistema”. De hecho, vaticina que dentro de “10 ó 15 años” desaparecerá y se irá a guardias más cortas. De hecho, señala que los enfermeros en España y los médicos en muchos países europeos tienen turnos de 12 horas, no de 24. María Isabel responde a las preguntas de Málaga Hoy en un saliente y tras una siesta de seis horas.

Explica que cuando la guardia está más o menos tranquila, rotan para dormir un rato. Pero asegura que cuando trabaja sin parar, al llegar las 8:00 de la mañana y acabar el turno, está tan agotada que duerme un rato en el hospital, ya fuera de su horario, para poder estar en condiciones de conducir. “Porque si la guardia es mala, a las 8:00, cuando acabas, no puedes coger el coche”, afirma.

María Isabel defiende la profesionalidad de los sanitarios. “Aunque llegue un paro cardiaco a las 5:00 de la mañana [habiendo empezado a las 8:00 del día anterior], yo lo atiendo perfectamente porque activa la adrenalina ver a una persona que se puede morir”, afirma. No obstante, reconoce que el cansancio está ahí. Recuerda que las guardias en la época álgida del Covid fueron “horrorosas”. Y dice:“Iba a trabajar con miedo después de haber visto tantas desgracias juntas, como que murieran la madre, el padre y un hijo; y los compañeros que caían enfermos...” Por eso, insiste en que no sólo pesa el cansancio físico, sino el psicológico.

Los sanitarios consultados para este reportaje hacen hincapié en que en cualquier momento entra un caso crítico y toca activarse, rápido, “en segundos”. Algunos profesionales comparan su caso con lo que ocurre en la Fórmula 1, que pasan de cero al 100 en menos de cuatro segundos. “Cuando tienes en juego la vida de un paciente es lo que tienes que hacer, no puede ser de otra manera”, explican.

La organización varía entre categorías. Existen algunas, como la de enfermería, que hacen turnos de 12 horas seguidas. En el caso de los médicos, pueden ser de 12 o 24. Pero el esquema es similar en casi toda España. Las guardias son una “esclavitud” administrativa y económica, porque buena parte del sueldo depende de ellas. Puede que hasta un tercio de los ingresos.

Los profesionales coinciden en que las listas de espera son parte del problema. Cuando hay demoras y alguien tiene una dolencia cuyo origen no identifica, acude a Urgencias. A veces, sin que exista necesidad real. Esto puede terminar saturando el servicio. Y el margen de error aumenta cuando hay masificación. Dicen los profesionales que la fórmula para que todo salga bien –sea la hora que sea y se acumule el cansancio que se acumule– es “no perder los nervios” y no dejar de seguir los protocolos establecidos.

Frente a una realidad asistencial y social que no es la misma de hace 30 años, sindicatos sanitarios y algunos profesionales se preguntan si ésta es la mejor forma de atender a los pacientes y si, con los recursos humanos disponibles, hay otra posible. CCOO plantea una nueva regulación y revisión que permita mejorar la atención. Esto pasaría, según el sindicato, por una plantilla actualizada al volumen de trabajo y unas retribuciones acordes a la responsabilidad.

“Las guardias conllevan en el caso del personal facultativo tanto en hospitales como en Atención Primaria la realización de hasta 48 horas semanales de media de trabajo. Sin que este sobreesfuerzo sea tenido en cuenta”, sostiene el secretario de Acción Sindical del Sindicato de Sanidad y Sectores Sociosanitarios de CCOO, Juan José Limones. “Por ejemplo, para una jubilación anticipada del personal”, añade.

En esta línea, las guardias no solo son un plus económico para los profesionales de hospitales, también en Atención Primaria supone un complemento a la nómina importante, sobre todo, si se hace un número considerable. Aunque a partir de los 55 años son voluntarias, la mayoría continúa, lo que se explica por la sustancial porción del sueldo que suponen. No obstante, esas horas no computan para la jubilación y en caso de baja o enfermedad, es una parte del salario que desaparece.

En este aspecto hace hincapié el presidente del Sindicato Médico de Málaga. Antonio Martín recuerda que las guardias son tiempo que se trabaja, pero que no cotiza. “Puede ser un tercio de la vida laboral y sólo cuenta para pagar a Hacienda. No cotiza como tiempo trabajado; por lo tanto, tampoco para el paro. Sólo sirve para que Hacienda se lleve más recaudación”, protesta.

Opina que las jornadas tan largas hay que eliminarlas. Pero añade que modificar el modelo actual de guardias obligaría por lo menos a “duplicar” las plantillas. Algo complicado, no sólo por el incremento de gastos de personal para la Administración, sino también por el déficit de facultativos y las dificultades para encontrar especialistas disponibles.

Martín explica que hay profesionales que “ya no quieren cambiar” el modelo, aunque en su opinión, trabajar 24 horas seguidas “es una locura”, sobre todo en los tiempos que corren, donde el trabajo en Urgencias es continuo y a demanda. “Y disminuir las horas de los turnos implica necesariamente aumentar plantilla”, concluye. Así que, de momento, nada hace presagiar que vaya a haber cambios en un sistema que puede perjudicar seriamente la salud de los pacientes y también de quienes velan por la de los demás.

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