Málaga

El hospital que avanzó con Málaga: el Regional cumple 65 años

  • El centro sanitario celebra el aniversario con el orgullo de ser referencia a nivel nacional

  • Profesionales jubilados desgranan anécdotas y recuerdos a la vez que reivindican el nuevo edificio

Obra de construcción del Hospital Regional.

Obra de construcción del Hospital Regional. / archivo del Centro de Tecnología de la Imagen-UMA

Un día como hoy, hace 65 años, nació el Hospital Regional. Fue el 30 de abril de 1956. Lo inauguró el mismísimo Francisco Franco. Entonces se llamaba residencia sanitaria Carlos Haya, como aún lo sigue nombrando mucha gente. Echó a andar con un centenar de trabajadores –algunos de los cuales vivían en el propio edificio– y un puñado de monjas que se encargaban de su gestión. Apenas se hacían unas 500 operaciones al año y sólo había un parto diario.

El pabellón A, casi terminado. El pabellón A, casi terminado.

El pabellón A, casi terminado. / archivo del Centro de Tecnología de la Imagen-UMA

Por entonces, no existía la diálisis, ni los TAC, ni los trasplantes, ni los ordenadores... Por la avenida en la que estaba ubicado su único edificio –el pabellón A– apenas pasaban coches. Hoy, este hospital que creció con Málaga, es un referente asistencial a nivel nacional, aplica las técnicas más punteras y dispone de un amplísimo arsenal tecnológico. Con unos 7.000 empleados es el mayor centro de trabajo de la provincia. Ahora está formado por los pabellones A, B, el Materno, el Civil y el CARE.

Manuel García del Río, que fue el jefe de Neonatología hasta su jubilación, era uno de los facultativos que vivió en el hospital. Llegó en 1968. “Éramos poquitos médicos. Yo vivía donde luego se ubicó el salón de actos. Mi sueldo eran poco más de 500 pesetas al mes”, rememora.

Por entonces sólo había tres pediatras. Él, Salvador Marina, que era el jefe de la especialidad, y Antonio Bordallo. Recuerda que un día estaban los tres asomados al balcón viendo las obras que se habían iniciado del pabellón B. Se preguntaban para qué semejante mastodonte, porque no creían que fuera necesario... Aquel segundo edificio se abrió en 1972 y también se llenó.

La Avenida Carlos Haya cuando sólo había un pabellón, el A. La Avenida Carlos Haya cuando sólo había un pabellón, el A.

La Avenida Carlos Haya cuando sólo había un pabellón, el A. / Foto cedida por Monteserrat Serarols

Cuenta García del Río que en los inicios ni siquiera existía Neonatología como tal. Con los años, la Medicina, Málaga, el hospital y la sanidad fueron avanzando. “Llegaron incubadoras sofisticadas, respiradores y pediatras”, cuenta.

Veinticinco años más tarde, en 1981, se inauguró el Materno, que también forma parte del complejo hospitalario. Asistió la por entonces Princesa Sofía. García del Río estaba de guardia aquel día para recibir a los pacientes que fueron trasladados del edificio de la Avenida Carlos Haya al hospital infantil. En los noventa se incorporó el Civil y más tarde se abrió el Centro de Alta Resolución de Especialidades, en el Muelle de Heredia.

“He vivido todo ese crecimiento. Ha cambiado mucho en poco tiempo. El ritmo de transformación ha sido enorme. Es una gran satisfacción, una suerte y un orgullo. No construimos el hospital físicamente, pero sí anímicamente”, reflexiona. Señala que muchas mejoras se acometían teniendo en cuenta sus opiniones profesionales. Sobre el tercer hospital, que será el nuevo Regional, defiende que es necesario. “Por lo visto se va a hacer y espero verlo”, apunta.

El primer monitor de diálisis. El primer monitor de diálisis.

El primer monitor de diálisis. / Foto cedida por Monteserrat Serarols

Sesenta y cinco años dejan muchas anécdotas. Por ejemplo, que cuando sólo existía el pabellón A, el viejo, la quinta planta estaba en desuso. Pero el entonces ministro franquista José Antonio Girón sufrió un accidente de tráfico en Málaga. Por seguridad e intimidad se abrió aquella planta para atenderle allí. Y nunca más se cerró. O que el 4 de diciembre de 1978, cuando Andalucía luchaba por su autonomía, trasladaron allí a Manuel García Caparrós. Llegó cadáver. Al día siguiente, los trabajadores secundaron una huelga en repulsa por su asesinato.

Montserrat Serarols fue supervisora de enfermeras en Nefrología. Ya lleva muchos años jubilada y lo añora. “Yo todavía estaría allí”, afirma. “Yo lo vi crecer. Fui enfermera interna. Viví en el hospital 12 años hasta que quitaron la residencia de enfermeras y médicos. Es como mi casa”, sostiene.

La construcción de una ‘bufanda’ permitió ganar espacio. Allí se ubicó la cafetería y en pandemia se le dio uso asistencial. La construcción de una ‘bufanda’ permitió ganar espacio. Allí se ubicó la cafetería y en pandemia se le dio uso asistencial.

La construcción de una ‘bufanda’ permitió ganar espacio. Allí se ubicó la cafetería y en pandemia se le dio uso asistencial. / M. H.

Esta sanitaria cuenta que junto con el jefe de Anestesia, José Luis Muñoz de la Guardia, rescataron una máquina que estaba casi olvidada en un almacén del hospital. Era un aparato de diálisis. Aquel equipo, que tenía las instrucciones de manejo “como en un tebeo”, fue un gran avance asistencial porque hasta entonces los enfermos de riñón se morían ya que no existía tratamiento. “Así hicimos la primera diálisis. Antes la gente fallecía porque entraba en coma urémico. A partir de entonces, aquello empezó a despegar rápido”, recuerda. Unos años después, en 1979 se hicieron los primeros trasplantes renales, lo que revolucionó los tratamientos para estos pacientes. Serarols, que tiene 78 años, también espera poder ver el nuevo Regional: “Hace falta el tercer hospital. El Covid ha agravado el problema. Llevan muchos años mareando la perdiz”.

Profesionales agradecen los aplausos desde un balcón del hospital. Profesionales agradecen los aplausos desde un balcón del hospital.

Profesionales agradecen los aplausos desde un balcón del hospital. / Javier Albiñana

José Jiménez es enfermero y vocal de la Comisión de Control Económico y Financiero de UGT-Servicios Públicos. Está jubilado. Llegó al hospital en 1981. Tras su inauguración, marca como hitos la apertura del Materno, la incorporación del Civil y luego la del Hospital de la Cruz Roja (luego cerrado). “Este crecimiento exponencial es debido al aumento de la población a atender por la acertada decisión de la Ley General de Sanidad de hacer del servicio sanitario un bien universal”. Antes de aquella norma, había una sanidad para los que cotizaban y otra de beneficencia para los que no. Aquella ley universalizó la asistencia. “Fue un punto de inflexión que cambió por completo la sanidad pública. El derecho a la sanidad universal fue lo mejor”, señala.

Los profesionales del Regional deseando salud para 2021. Los profesionales del Regional deseando salud para 2021.

Los profesionales del Regional deseando salud para 2021. / Javier Albiñana

En paralelo a la transformación legislativa de España y al avance de la Medicina en el mundo, el complejo hospitalario fue creciendo; en edificios, en asistencia y en calidad. Hay cirujanos que consideran que otro de los hitos a mencionar es la cirugía mayor ambulatoria. Destacan que “antes” una catarata requería casi una semana de hospitalización y en la actualidad el paciente se opera por la mañana y se va por la noche. Y así en miles de procedimientos quirúrgicos.

El cirujano cardiovascular José Manuel Gómez Angulo trabajó en el hospital entre los años 1979 y 1989. Recuerda que antes de que se abriera el entonces llamado Carlos Haya, apenas existían en Málaga el hospital de la Diputación (el Civil) y el Torácico de Campanillas, ya desaparecido: “En aquellos años se abrieron Neurocirugía y Cirugía Vascular, se potenció la UCI... Fue un periodo brillante. Llegaron muchos especialistas de fuera de Málaga porque todavía no existían todas las especialidades”.

En marzo de 2020, estalló la pandemia. Y el hospital se transformó para dar respuesta a la crisis sanitaria. Tanto que hasta la cafetería se habilitó como UCI para ganar espacio asistencial.

Hoy es su cumpleaños. De la apuesta política depende que profesionales ya jubilados que hace casi dos décadas advertían de la necesidad de un nuevo edificio que unificara los pabellones dispersos cumplan su sueño: ver el nuevo Regional hecho realidad.

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