Turismo

Los hoteleros de la Costa del Sol creen que no alcanzarán sus previsiones iniciales de ocupación este verano

  • La aparición de brotes de coronavirus en distintas partes de España está aumentando las cancelaciones

  • El reto es intentar llegar al 50% en agosto

Dos turistas y una persona con la mascarilla en la garganta en Málaga capital.

Dos turistas y una persona con la mascarilla en la garganta en Málaga capital. / Javier Albiñana (Málaga)

El sector hotelero de la Costa del Sol sabía que el verano iba a ser duro y sus sospechas se están confirmando con el paso de los días. Ya ha pasado más de la mitad del primer mes fuerte del verano y las expectativas no son positivas. “No creo que lleguemos a las previsiones que nos fijamos inicialmente”, asegura Luis Callejón, presidente de la Asociación de Empresarios Hoteleros de la Costa del Sol (Aehcos).

Esta patronal estimó el pasado 10 de julio que, según las reservas realizadas en sus establecimientos asociados para este verano, habría una ocupación del 36,3% en julio y del 42,7% en agosto, de los cuales serían extranjeros un 16% en julio y un 26% en agosto. Esos datos, ya de por sí, serían los peores del sector turístico en varias décadas y dificultan que la actividad sea rentable. De hecho, la mayoría de los establecimientos que han abierto lo han hecho para transmitir una imagen de confianza en el destino, mantener la mayor parte posible de la plantilla operativa e ingresar algo de dinero.

No obstante, el coronavirus no está ni mucho menos controlado. La continua aparición de brotes en distintas partes de España –de los cuales hay seis en Málaga y casi una treintena en Andalucía– está provocando, según Callejón, que haya “un baile continuo de reservas y cancelaciones en función de las noticias que van apareciendo en los telediarios y ahora estamos viendo muchas cancelaciones”.

El sector está cogido de pies y manos. Para intentar atraer a viajeros está realizando ofertas de hasta un 40% –algo impensable en verano– y dando la posibilidad de cancelar gratuitamente la habitación hasta el día antes de la llegada. Esa política tan flexible de cancelación permite que el cliente haga la reserva con menos temor, pero también que la cancele en cuanto vea la más mínima sombra de duda sobre el destino o sobre la situación general. Hay también turistas que reservan y cancelan de forma continua si encuentran mejores precios, ya que este verano, el peor de la historia reciente de la Costa del Sol, hay más oferta que demanda pese a que muchos hoteles ni siquiera han abierto aún sus puertas o lo harán en los próximos días.

Todo es una cadena y las líneas aéreas también están inmersas en esta situación perversa. Si no hay demanda suficiente cancelan el avión y muchos de los turistas que tenían ese vuelo anulan todo directamente para evitar más problemas. El sector espera este verano que el turismo nacional tire del carro, pero tampoco va a ser fácil porque nadie tiene la seguridad de que no vaya a haber confinamientos en su lugar de origen o de destino en las próximas semanas. “Ojalá podamos pasar en agosto del 50% de ocupación, sería un éxito total”, señala resignado Callejón, que exige al Gobierno central “dos años de ayudas directas al sector turístico como se hizo con la banca, con la diferencia de que los bancos cometieron errores y nosotros no hemos tenido la culpa”.

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