Antes intrusas, ahora compañeras
La Policía Local de Málaga fue pionera e incorporó a la primera promoción mixta en mayo de 1982 · El camino ha sido duro y 26 años después la plantilla cuenta con 114 mujeres, entre las que hay siete mandos
E. P. G. [prefiere no desvelar su identidad] fue la agente con mejor nota de la última promoción de la Policía Local de Málaga. Nadie le regaló nada. Fue la mejor porque le dedicó mucho tiempo y esfuerzo a prepararse las pruebas y su recompensa llegó el día que se incorporó a la Escuela, en noviembre de 2005. La relación con sus compañeros es muy buena, cuando hizo las prácticas en El Palo y en su destino actual, patrullando las calles del Centro, pero no se olvida de la frase de un superior cuando entró en el Cuerpo: "Es políticamente correcto que una mujer quede la primera de la promoción".
Ramalazos de machismo como éste demuestran que aún queda mucho para ser iguales a los hombres en un mundo tradicionalmente cerrado, pero los avances son notables. "El camino ya está abierto", reconoce Alba, que insiste en la buena relación y el trato normalizado con los agentes.
Nada que ver con la situación que vivieron dos de sus compañeras, T. O. y M. G., que también prefieren mantenerse en el anonimato. Pertenecen a la promoción de 1982, la primera mixta que hubo en la Policía Local de Málaga, que fue de las primeras ciudades españolas en incorporar mujeres a su plantilla, apunta el subinspector Daniel Martínez. Curiosamente, fue la promoción con más mujeres que ha entrado desde entonces en el Cuerpo, 45 de los 99 agentes que obtuvieron plaza. En la última, por ejemplo, la misma en la que una mujer ha obtenido la mejor nota, se han incorporado seis agentes femeninos y 49 masculinos.
En la plantilla de la Policía Local de Málaga hay 858 hombres y 114 mujeres, un 11,7 por ciento, con dos subinspectoras, cuatro oficiales y una intendente. Las cifras demuestran que no se pueden lanzar las campanas al vuelo.
Pero lo que más repiten las dos agentes de la primera promoción es lo duro que fue arrancar. Las prácticas no estuvieron nada mal, con Málaga como subsede del Mundial de fútbol de 1982 y la visita del Papa Juan Pablo II a Granada, que obligó a desplazar un autobús con agentes de apoyo desde la Costa del Sol. "Éramos unas intrusas", explica una de ellas. Y no sólo dentro del Cuerpo, con muchos veteranos que se negaban a patrullar con mujeres y que ni siquiera las dejaban ponerse al volante del coche. "En la calle he tenido más problemas con mujeres que con hombres, han sido ellas las que me han mandado a fregar platos". "Incluso existía la idea de que estábamos quitando un puesto de trabajo a un hombre", añade su compañera. A tanto llegaba que una amonestación por un mal aparcamiento podía terminar con el afectado detenido por su falta de respeto.
Pasados los años, reconocen que las cosas se ven de otra manera, pero "se hizo muy cuesta arriba". ¿Y cómo conciliaron con la vida familiar? "¿Una policía embarazada? No sabían qué hacer con nosotras; llegó un momento, claro, en que la falda no cerraba y ni siquiera había uniformes para nosotras". Una de ellas tiene tres hijos y la otra dos, que han sacado adelante con ayuda de la familia.
E. P. G., por elección personal, no se plantea tener hijos. Está cómoda con su trabajo y su pareja, y de momento quiere seguir así. "Son otros tiempos", concluye.
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