Japón, el viaje introspectivo que ha cambiado la vida del malagueño Tiago Tantucci
El joven, de 26 años, compartió su experiencia de viajar solo a través de sus redes sociales
Málaga toma posiciones para tener vuelo directo con Japón
Hay viajes que te marcan de por vida, que no son un simple billete a un lugar, sino un sueño cumplido. Tiago Tantucci, fuengiroleñode 26 años, llevaba años soñando con pisar Asia, con perderse entre templos, luces de neón, montañas y contrastes. "Japón es un país que me ha encantado siempre, estoy muy atraído por su cultura, por su forma de vivir, por cómo son ellos", afirma el joven. Cuando por fin pudo permitírselo —de tiempo y de dinero—, no lo dudó: "Iba a ser el viaje de mi vida".
Durante 43 días, recorrió Japón de norte a sur. No se dejó "ninguna ciudad importante": Kioto, Nara, Osaka, Nagasaki, Sapporo, Tokio, Nagoya, Gifu, Takayama, Nikko, Yokohama, Chiba, Narita... "He intentado combinar naturaleza y gran ciudad, y creo que he hecho una buena mezcla", admite. Lo preparó con ocho meses de antelación: "Compré los vuelos un 31 de diciembre, volando el 14 de agosto. Quería planificarlo con tiempo, tenía claro que iba a ser mi viaje".
Los primeros 18 días los compartió con su hermana, tres años menor. Ambos trabajan en una heladería familiar de su ciudad. Después decidió soltar las riendas y vivir la aventura él solo. "Tenía ganas de fluir, de ir del día a día o planificando para dos o tres días antes como mucho, e intentar sobrevivir", explica con una sonrisa. Fue entonces cuando la aventura se volvió más íntima, más suya. Sin horarios, sin guías. Solo un joven frente al país que tanto había soñado.
Las redes sociales fueron su ventana a su experiencia. "Decidí crear contenido por el mismo motivo por el que empecé a viajar", explica. Desde hace tiempo, veía vídeos en TikTok o en Instagram de otras personas donde recomiendan lugares que conocer o sitios para comer. En estos creadores de contenido encontró inspiración. "Pensé: 'Si me voy tantos días, también puedo compartir mis vivencias'". Así nació una serie de vídeos que mostraban Japón desde sus ojos, con la mezcla de asombro y espontaneidad.
En sus vídeos se puede ver a un joven que está aprendiendo el idioma de una manera divertida, sin entender los kanji, o su dificultad para leer los carteles que se encuentra en su camino. También habla sobre el precio de la gasolina en el país nipón, sobre la gastronomía y algunos platos típicos o compara el precio en un supermercado con uno de España. Tantucci aparece, en otro clip, en una tienda "otaku", rodeado de personajes de anime, otra de las señas de identidad de la cultura japonesa.
De todo lo que vio, lo que más le impresionó fue la sociedad de Japón, "lo organizados que son para hacer absolutamente todo", destaca. "Tanto montarse en un transporte público, como hacer cola en una tienda, el silencio que se escucha en la estación de tren más transitada del mundo… No se escucha nada, solo pasos", comenta. El joven confiesa que "no hubo nada" que le decepcionara. "Me ha sorprendido absolutamente todo. Si tengo que decir algo, igual los supermercados, hay poca variedad de comida, pocas marcas… parece que las familias comen siempre lo mismo", resalta entre risas.
También hubo espacio para las anécdotas, como la de su primer día en Tokio. "Nos metimos mi hermana y yo en un onsen, y yo no tenía ni idea de cómo funcionaba", recuerda divertido. Los onsen son aguas termales de origen volcánico, separados por género, muy típicos de la isla nipón. "No sabía si se entraba desnudo o con bañador, me quedé en una esquina mirando a ver qué hacían los demás, y cuando vi que los japoneses se quitaban los calzoncillos, dije: 'Ya está, esta es la mía", narra. Aquel momento, dice, "fue un gran choque cultural".
Comparar Japón con su tierra natal le resulta inevitable. "Las diferencias con Málaga son abismales, pero en todos los sentidos", asegura. Defiende que los japoneses son "muy respetuosos entre ellos y con los turistas". "En Japón no hay absolutamente nada tirado por el suelo, pero vas por Málaga o por Fuengirola y está todo lleno de zonas menos cuidadas", comparte. También le sorprendió lo barato que resultaba todo: "Los precios de la comida o los hoteles, incluso en Tokio, son mucho menores que en España. Y más en Málaga, que se ha convertido en una de las ciudades más caras del país".
Aunque viajó gran parte del tiempo solo, nunca se sintió "del todo acompañado ni del todo solo". Gracias a aplicaciones como Nomadtable, que conecta a viajeros solitarios en tiempo real, pudo organizar actividades con gente que, como él, también viajaba sola. "Fui a ver partidos de fútbol, de béisbol, al cine... Hice miniviajes con personas que conocí en los hoteles", recuerda. El deporte es una de sus pasiones, unida con que estudió Educación y Pedagogía.
De esa soledad nació un aprendizaje que Tantucci se llevó de regreso a España. "He tenido que aprender a lidiar con mis emociones y mis sentimientos, algo que nunca trabajo en mi día a día", confiesa. Y añade: "Han pasado distintas cosas a lo largo del viaje, y he tenido que aprender a llevarlas solo, sin consejos de nadie, sin poder hablarlo con nadie, creo que me ha hecho crecer como persona".
Tiago Tantucci volvió de Japón con una mirada distinta, conociéndose a sí mismo en el otro lado del mundo. "Todo me ha sorprendido y he aprendido a disfrutar de mi propia compañía, a no tener miedo de estar solo", resume. El joven que soñaba con ir a Japón ya no era el mismo. Quizás porque, como todo gran viaje, el suyo aún no ha terminado: sigue viviendo en los recuerdos, en los vídeos, y con la certeza de que más allá de los paisajes, lo que realmente ha recorrido es su propio mundo interior.
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