La jet al rescate de perros y gatos en Marbella
Jan Weima, el protector de animales que sufrió nueve años de calvario judicial por una denuncia falsa
La diáspora de serbios en Marbella: un vendedor de humo y tres médicas
Quedó tan impresionado de la belleza del lugar, el clima, la comida y el carácter de su gente, como decepcionado por el trato que se les daba a los animales. Jan Weima llegó a Marbella hace casi medio siglo para pasar un fin de semana en el hotel de lujo que años antes había inaugurado un ya viejo Conrad Hilton. Un par de días le bastaron a Weima para decidir asentarse y ser testigo de un pueblo que sucumbía en los brazos del boom turístico.
–Era muy raro ver a una persona por la calle con un perro atado a una correa. Los perros se utilizaban para ir de caza los fines de semana o proteger las fincas y huertos, y los gatos para acabar con las ratas o los insectos. Me partió el corazón ver en la antigua N 340 los animales atropellados y abandonados en la céntrica avenida Ricardo Soriano. Podían pasar semanas antes de que el Ayuntamiento recogiera un animal muerto de la vía pública.
No había perrera municipal, solo se exigía a los núcleos más grandes, Marbella no alcanzaba los 40.000 habitantes. Esta situación llevó a un grupo de residentes extranjeros sensibilizados con los animales, como Bruno Lupia y su esposa Ika, Jeannie Franklin, Barbara Lancashire, Shirley Stubbs y el propio Weima, a fundar en 1984 la protectora Costa Animal Society (CAS) y acoger en sus casas, al carecer de un refugio o de apoyo oficial, a los perros y gatos abandonados. La caritativa iniciativa duró hasta 1990, año en el que estalló la Guerra del Golfo. Cuando la recesión se hizo notar en el litoral muchos extranjeros regresaron a sus países, entre ellos los socios de CAS, lo cual provocó el fin de la asociación en 1991.
Un año después los extranjeros Elisa Josiasse, Cristal Jurgensen y otra vez Weima pusieron en marcha la Asociación de Animales Abandonados (Triple A), a la que se sumaron Sandra Gamazo Hohenlohe, Shirley Stubbs, Elisabeth Barón, Vicente Recano, Maureen White, Gillane Hathaway, Sue Savory o Judy Kelsey. A Weima, que nació en Países Bajos pero vivió su adolescencia en Argentina, le chirrió el nombre de la nueva asociación, que le recordaba a la infausta Triple A (Alianza Anticomunista Argentina), dedicada a la persecución y exterminio de personas de ideología de izquierdas.
Weima habla perfectamente cinco idiomas: holandés, alemán, inglés, francés y español. Nació en Países Bajos y pasó su infancia en las Antillas Holandesas, donde su padre se dedicaba al negocio del petroleo para después establecerse con su familia en Argentina. Con diecisiete años Jan se embarcó en el puerto de Buenos Aires rumbo a su país de nacimiento y recalar luego en Ibiza, donde junto a su hermano montó un grill o parrilla argentina.
–Estábamos un día en la cocina del restaurante, y mi hermano me dice: mira por la ventana al comedor a ver si sabes quién es ese tipo de las gafitas redondas. Era el mismísimo John Lennon, que solía venir al local con sus amigos.
En la isla, Weima participó en la creación de una asociación de protección del galgo ibicenco.
Tras una estancia de siete años en el Reino Unido, viajó de Manchester a Marbella, donde ejerció de guía turístico primero y luego trabajó en el sector inmobiliario.
El Ayuntamiento de Marbella le cedió a la Triple A un edificio en ruinas, el antiguo matadero municipal, para albergar a los perros y gatos desamparados, como contrapartida debían hacerse cargo de los animales abandonados que recogían los servicios municipales. En 1995 la sede de la asociación fue trasladada del matadero a un almacén minero en desuso en la carretera de Ojén, que les fue cedido por el municipio por un periodo de 50 años y que tuvo que ser adaptado para acoger a los animales. El ayuntamiento aporta una partida de cien mil euros anuales, que resultan insuficientes para hacer frente al mantenimiento del refugio, que se cifra en más de 60.000 euros al mes. La asociación sigue adelante gracias al apoyo de sus 420 socios, las donaciones de particulares, la organización de fiestas y rastros, y la ayuda de voluntarios, para responder a los gastos de personal y el equipo veterinario.
Weima es el secretario de la Triple A. Recuerda, cuando uno de los grandes incendios de la Costa del Sol que asolaba las vecinas sierras de Ojén, haber pasado dos noches en vela con un compañero para hacer guardia en la oficina de la asociación.
–El fuego avanzaba peligrosamente pero al final no llegó a la Triple A, como temíamos. Pudimos entonces rescatar a varios perros que estaban atados a los árboles en medio del campo o en casas abandonadas.
Sandra Gamazo, considerada un verso suelto de la familia que procedía, le dio lustre a las galas benéficas que concibió a favor de los animales abandonados. Las celebraba todos los veranos en su finca para recaudar fondos. En El Llano del Almendro reunía a más de 200 comensales, entre los que se contaban Sean Connery; la princesa Soraya, esposa del último Sha de Irán; Jaime de Mora o Gunilla von Bismarck. Un hotel de cinco estrellas se encargaba de servir la cena, mientras dos orquestas y cantantes amenizaban los festejos gracias a las carteras generosas de residentes centroeuropeos y el patrocinio de un banco de Luxemburgo. La sobrina de Alfonso de Hohenlohe y cuñada del banquero Juan Abelló, ha sido durante diecisiete años la presidenta de la Triple A. Organizaba sorteos de trajes cedidos por Gunilla, el rostro de la jet set local, zapatos de Julio Iglesias o palos de golf de Sean Connery. No faltaban en esas rifas collares de zafiro o valiosas sortijas, hasta sumar casi un premio por comensal.
Gamazo conseguía colocar algunos animales en las casas de Julio Iglesias, de Antonio Banderas o del propio Agente 007. La lucha por el cuidado y el bienestar de los animales tiene como fin conseguir su adopción. Para ello se tejieron acuerdos con protectoras de animales de Suiza, Alemania, Países Bajos, Finlandia y Suecia, todos dispuestos a adoptar los animales ante la falta de hogares de acogida en España. El año pasado se dieron en adopción 410 perros y gatos, la mitad de ellos encontró un lugar en alguno de estos países europeos.
–En una ocasión se presentó a la asociación un señor que quería cambiar su perro por otro, como si se tratara de un coche. Nos dijo que el suyo era demasiado grande para tenerlo en su apartamento y que prefería uno más pequeño.
Si Marbella, como defiende la directora de adopciones Angelika Kusanova, es un lugar de lujo donde no se ven animales callejeros vagando por las calles es porque esa tarea la realiza la Triple A, gracias a un equipo de voluntarios y empleados que los alimentan, los tratan y los pasean.
Gamazo durante su participación en la asociación se apuntó a estudiar veterinaria en Córdoba y se encargó de traer alumnos de práctica de esa facultad, gente de fuera que ejerciera de voluntarios durante un mes, además de la organización de rastros benéficos. En 2022 la Triple A celebró su trigésimo aniversario con un cena de gala en el hotel Puente Romano, tras la desaparición de Gamazo el año anterior, la artífice de reivindicar los animales abandonados ante la jet.
–El 11 de abril de 2016 es una fecha que no podré olvidar. Llegué por la mañana a la asociación y me encontré con cuatro coches de la Guardia Civil y una decena de agentes del Seprona, armados y ocultos tras unas gafas negras. Solo se me ocurrió decirles si habían dado con un perro terrorista. Me ordenaron que siguiera andando hacia adelante para luego verme encerrado en un sucio calabozo. Fueron las peores horas de mi vida. Cuando me llevaron ante un sargento de la Guardia Civil y éste me dice que puedo llamar a un abogado me pongo contento con la idea de poder aclarar la situación y salir de allí. El agente llama al número que le doy y me dice que es el del abogado que nos ha denunciado. Insisto en que se ha equivocado al marcar y que vuelva a llamar, lo hace y me repite lo mismo, que corresponde al abogado que ejerce la acusación particular. El mundo se me cayó encima, mi abogado me había denunciado. Recurrí entonces a un abogado de oficio que me sacó del calabozo.
El hasta entonces letrado de la Triple A llevó adelante la acusación contra la directiva de la asociación con la que colaboraba, con la anuencia de algunos trabajadores. La Triple A sostiene que el letrado les hizo promesas de todo tipo a quienes le apoyaron, a cambio de suscribir la denuncia que él había urdido. La redada de 2016 se saldó con 18 detenidos, para trece de los cuales se acordó su sobreseimiento tres años después. Los cinco restantes han sido absueltos ahora por la Audiencia Provincial de Málaga, que dictó una sentencia a favor de la Triple A. Jan Weima es uno de los absueltos.
Se les acusaba de pertenencia a grupo criminal, maltrato animal, intrusismo, apropiación indebida, falsedad documental, estafa, contra la Seguridad Social y contra los derechos de los trabajadores. La Fiscalía en su último escrito solicitó dieciocho años de prisión para la presidenta, diez para la vicepresidenta y cuatro años ¬antes propuso veinte¬ para el secretario Weima, además de multas y responsabilidades civiles. El fiscal sostenía que se había venido sacrificando animales domésticos, de los recogidos en la asociación, de forma masiva e injustificada, con la exclusiva finalidad de reducir los costes y dedicar en parte las instalaciones a los fines privados, con objeto de tener un lucro.
–Durante nueve años hemos sido objeto de todo tipo de injurias y de calumnias en las redes sociales. Con la investigación judicial bajo secreto, a los tres días se difundió en la televisión nacional y en las redes un vídeo con las imágenes tomadas durante el registro policial. Se trataba de la grabación de cadáveres de animales que se sacaron de los arcones congeladores de la asociación como prueba de una aberrante actuación. Cuando es habitual conservar allí los animales muertos que se reciben del Ayuntamiento, de particulares y los fallecidos en las propias instalaciones. Cada mes un camión los recoge para llevarlos al Paraíso, una perrera privada de Alhaurín de la Torre, donde los incineran, explica Weima.
En el tiempo que estuvo investigado, necesitó de una asistencia psicológica durante ocho meses.
–Por las noches no dormía y cuando lo hacía tenía pesadillas, he tirado lámparas al suelo o daba puñetazos a la pared sin tener conciencia de ello. Gracias al apoyo de nuestras familias y amigos durante estos nueve años no nos hemos sentido solos ni abandonados. Mi abogada Marina Fernández fue un gran apoyo en los momentos que me he sentido deprimido. La mayoría de los socios, trabajadores y voluntarios, han estado a nuestro lado, dice Weima, que sufre neuropatía y que está a pocos meses de cumplir los 80 años. El momento más feliz y emocionante fue en abril de 2019 cuando, en medio del calvario por el que pasaba, recibí el diploma de Ciudadano Honorario de la ciudad de Marbella por todo mi trabajo, de manos de la alcaldesa. Lo agradecí mucho porque entendí que era un reconocimiento del Ayuntamiento por la dedicación de estos años a mejorar la vida de los animales abandonados.
También te puede interesar
Lo último
Contenido patrocinado por Cibervoluntarios
CONTENIDO OFRECIDO POR AMAZON