Jugaremos muévete luz verde, canta un enorme muñeco con forma de niña en un amplio patio. Todo parece inofensivo, pero al girar la cabeza se activa la roja y con el movimiento los personajes de El juego del calamar, la última serie revelación de Netflix, acaban fulminados de un disparo. No es ni mucho menos contenido para niños y por eso está marcado como contenido para mayores de 16 por diversas etiquetas como violencia, suicidio o sexo. Pero eso no ha supuesto que los juegos, de apariencia infantil, pero con un violento final, se cuelen en los centros educativos de Málaga.

En un colegio de Málaga ya han notificado a “un grupo de niños jugando, nos parecía que era el pollito inglés, pero cuando eliminaban a alguien le disparaban”, narra la directora del centro. Rápidamente le pusieron solución, “mediante su tutora hablamos con este grupo de niños de Primero de Primaria (seis, siete años) y les propusimos que cambiasen los disparos por enviarse corazoncitos o se diesen besos”, afirma la directora que ha notificado como los niños cambiaron la manera de jugar tras el toque de atención.

Pilar Triguero, portavoz de la Federación de asociaciones de padres y madres de alumnado (Fdapa), alerta de que este contenido ya tiene preocupados a los padres: “Es una serie para adultos que está siendo vista por niños que no tienen edad de verla ni de comprenderla, los padres tienen que preocuparse de qué ven sus hijos y sabemos que los centros educativos ya están previniéndolo”.

Añade Triguero que es especialmente peligroso el uso que estos dan a las redes sociales, “es difícil controlar lo que los niños ven en las redes sociales, más que en las plataformas en las que pueden tener ciertos filtros parentales”, añade.

En este sentido se explica Silvia Frey, vocal de Asadipre (Asociación de directores de infantil, primaria y residencias escolares), que asegura que en “TikTok están saliendo imágenes explícitas y al alcance de los niños”. Asegura que están preocupados por el uso de las redes y lo que esto puede implicar en los centros “hay varios que ya han notificado a los padres para que presten especial atención y les han avisado de que no es un contenido para niños”, asegura Frey.

Maribel Serralvo y Francisco Abelaira, directores de los centros Nuestra Señora de Gracia y Revello de Toro, respectivamente; no han notificado ningún caso, pero sí han mostrado su preocupación por este asunto y han recordado que los padres deben conocer qué ven sus hijos.

En el colegio Miguel Hernández, de San Pedro Alcántara, el profesorado sí ha notificado que incluso “niños de infantil lo conocen y hablan de El juego del calamar, pero ninguno lo ha imitado aún”, afirman.

Ana Fuensanta, Doctora en Pedagogía y profesora en la Universidad de Murcia alerta: “En niños de 16 años sí puede ser educativo, pero en Primaria imitan los juegos sin cuestionarlos y los normalizan, con estos juegos han creado un cóctel molotov para los niños que sólo repiten el patrón de juego, no se cuestionan qué significa”.