El juzgado tarda 5 meses en realizar la inspección ocular del incendio de Pujerra
Una comisión judicial se desplazó ayer al área devastada por el fuego en febrero · El Seprona apunta que el Infoca abandonó dos hogueras con restos de desbroce de monte sin perímetro de seguridad
La inspección ocular del área devastada por el fuego en Pujerra en febrero de este año ha tardado cinco meses en realizarse. Una comisión judicial, encabezada por la titular del Juzgado de Instrucción número 3 de Ronda y de la que también forman parte los peritos y partes involucradas en esta causa, se desplazó ayer hasta la zona devastada por el fuego. Las fuentes consultadas han señalado que la interposición de varios recursos sumada a las dificultades para cuadrar las agendas de los diferentes profesionales personados en esta causa han retrasado la práctica de esta prueba durante meses. La dificultad ahora reside en hallar algún indicio relacionado con el origen del siniestro y su evolución que no se haya visto perjudicado por el paso del tiempo.
En esta causa están imputados cinco miembros de un retén del Infoca que pocas horas antes de comenzar el fuego quemaban residuos forestales en el monte La Hiedra y Ballesteros, propiedad de la Junta de Andalucía. Un informe del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil del 9 de febrero al que ha tenido acceso este periódico precisa que el incendio, que arrasó 765 hectáreas, se originó en un área de 100 metros cuadrados ubicada junto a un camino forestal asfaltado.
En los márgenes de ese carril, desbrozado poco antes, los agentes hallaron acumulaciones de ramas y troncos procedentes de poda y entresaca, además de cuatro hogueras recientes "dos en la cuneta y dos en el arcén contrario", que habían sido utilizadas para quemar los restos selvícolas. En las cuatro "aparecen cenizas y carbones sueltos, sin apelmazar, lo que indica que no se ha utilizado agua para su extinción".
El Seprona establece en su informe que el incendio de Pujerra tuvo dos focos que coinciden con las dos hogueras situadas en la cuneta y junto al talud superior del camino forestal, a apenas 95 metros de distancia una de la otra. Ninguna de las dos fogatas tenía cortafuegos o, al menos, no se trató de un perímetro suficiente para impedir que se propagaran las llamas. El fuego se propagó con facilidad a partir de estas hogueras gracias a "la abundante hojarasca existente" tanto en la cuneta como en el suelo del castañar afectado.
Las causas que el Seprona entiende que originaron esta catástrofe a la luz de los datos observados en aquel momento sobre el terreno se ven fortalecidos por los testimonios prestados por tres agentes de Medio Ambiente. Uno de ellos declaró que hacia las 11:00 de la mañana del 3 de febrero (viernes), o sea la víspera del incendio, acudió al monte La Hiedra y Ballesteros para comprobar los trabajos selvícolas que se estaban realizando y pudo observar que los retenes de extinción de incendios tenían varias hogueras encendidas pero que no había ningún camión contraincendios.
El informe del Seprona recoge el testimonio del agente que avisó del siniestro a la Brigada de Incendios de la Comunidad Andaluza (Brica). Este testigo llegó a la zona a las 11:50 de la mañana del 4 de febrero (sábado) y allí comprobó que el más próxima área de las hogueras donde el Seprona cree que comenzó el fuego ya había ardido y que las llamas avanzaban entre un camino de tierra y una finca alambrada, hacia el oeste.
El escrito elaborado por el Seprona fue rebatido por otro del Infoca en el que apuntaba el origen del fuego a la quema de restos de poda y desbroce de una finca de castaños arrendada por un particular en este mismo monte público. Además, un catedrático de la Universidad de Córdoba ha emitido un dictamen en el que afirma que la dirección del viento en la zona sitúa en otro punto el inicio del fuego.
No obstante, la Guardia Civil descarta este extremo. En este sentido, hace constar en su estudio que "al sur y oeste del área de inicio", a una distancia que calculan entre 70 y 90 metros, hallaron también los restos de haber quemado residuos de poda y limpieza del castañar arrendado. Sin embargo, afirma que esas hogueras debieron hacerse "al menos dos semanas antes del inicio del incendio". Esta observación, fruto de la inspección ocular que hicieron en las horas siguientes al siniestro, coincide también con el testimonio de otro agente de Medio Ambiente que declaró que aquellos trabajos en el castañar se realizaron dos semanas antes del incendio.
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