Málaga

El lado oscuro de la Feria

  • Unas 20 intoxicaciones etílicas y por drogas, media docena de traslados al hospital y cierre de casetas por venta de alcohol a menores es el saldo de una noche en el Real

Medianoche. A escasos 100 metros de la Feria dos chicas se cambian las chanclas por unos taconazos de vértigo y enfilan hacia la zona del Real donde está el botellón. Es muy cerca de la portada del cine Echegaray. Los jóvenes empiezan a llegar. Van cargados de botellas en bolsas de supermercado.

En el otro extremo, junto a la portada de Tabacalera, bomberos, policías y sanitarios se preparan para otra noche de Feria. Todavía no hay mucho trajín. Una vez más, los voluntarios de Protección Civil se quedan en vela de forma altruista para ayudar a los demás. Como Enrique Rodríguez, un estudiante de Medicina que sin dormir se irá luego directamente a trabajar al aeropuerto.

La madrugada del jueves avanza. En el improvisado botellódromo hay unos 2.000 jóvenes; a simple vista se diría que más que en ninguna manifestación del 1 de mayo. Empieza a chispear y se oye algún trueno. Los jóvenes siguen a lo suyo. Riendo, bebiendo. Algunos se lían un porrito. Las basuras empiezan a acumularse y las botellas ruedan por el suelo. Las cajas dispuestas por el Ayuntamiento para arrojar los desechos están casi vacías.

Un grupo de veinteañeros jalean a un amigo que se bebe un vaso de un litro de vino como si fuera de agua. La lluvia es fina, pero persistente y algunos se refugian debajo de los árboles que hay en una calle lateral. Un paquistaní vende flores; un subsahariano, gafas de cachondeo.

Un grupo de jóvenes a caballo entre la minoría y la mayoría de edad bebe alcohol. Uno dice que ahora controla, no como cuando tenía 14 que le dio un coma etílico. Son las 2:00 de la mañana y tienen un punto feliz que se les puede estropear si siguen vaciando las botellas. "Achili, achili, achili, chili" corean unos. Otros se sacan fotos con el móvil. Una pareja se come a besos como si al mundo estuviera a punto de acabarse.

En la caseta de atención sanitaria empieza a intensificarse el trabajo. Un camión de Limasa al pasar ha roto varias botellas y comienzan a llegar feriantes con cortes en los pies. Atienden a más de 15 afectados. Hasta una ambulancia pincha las ruedas con los cristales. A las 4:00, una chica intoxicada por alcohol es trasladada al hospital.

La Policía Local trae a un joven que va algo alcoholizado con su hija de unos 2 años empapada bajo la lluvia. Los agentes indagan sobre sus circunstancias sociales. Son las 5:00 de la mañana. La cría está despierta y tomando frío. "Soy responsable. Me vais a estropear la noche. No puede uno ni venir a la Feria y fumarse un porrillo", se queja el padre.

La noche se calienta. A las 5:15 llega uno de los casos más graves. Un joven que ha consumido drogas de diseño. No sabe muy bien qué. Su estado es delicado y deciden trasladarlo al hospital. "¿Me voy a morir?", pregunta. En ese momento llegan otros dos chicos. Un amigo está semiconsciente. "No sabe ni quiénes somos", se preocupan.

A esa hora, el dispositivo ya ha atendido a una veintena de intoxicaciones etílicas y de droga, más de una docena de cortes con cristales y ha hecho al menos tres traslados al hospital. Pese a este balance, los miembros del dispositivo dicen que la noche está tranquila. La causa es una tenue lluvia que echa a mucha gente del Real.

Las intoxicaciones por alcohol o drogas continúan llegando a la caseta sanitaria. Una chica de 15 años sufre incluso convulsiones por los tóxicos que ha ingerido. "Mamá, mamá", gimotea. Los trabajadores la asisten para que no se ahogue con su propio vómito, un riesgo que puede ser letal cuando se pierde la conciencia. Al final, también es evacuada al hospital.

Un grupo de adolescentes se van de la Feria. Lo hacen gritando "puta Sevilla, puta capital". Otro chico llega con las manos llenas de sangre. Dice que lo ha hecho con su novio y que se le ha roto el frenillo. Lo atienden y en 10 minutos vuelve al jolgorio.

La gente ignora casi todo lo que ocurre en la trastienda de la fiesta. El domingo hubo 5 apuñalamientos y en lo que va de Feria han sido trasladados al hospital una treintena de jóvenes por intoxicaciones severas de estupefacientes o alcohol. "Yo diría que no hay un mayor consumo de drogas, pero sí que ha bajado la edad de inicio", cuenta un miembro del dispositivo.

Son casi las 6:00 de la mañana. Llueve débilmente. Policías, bomberos, sanitarios y voluntarios de Protección Civil siguen al pie del cañón para que el lado oscuro de la Feria no empañe la diversión.

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