Las lágrimas de Daniela anuncian el final

En el último día del curso hubo fiesta, risas, bailes, churros, celebración... Pero también momentos emotivos, sobre todo para aquellos que cambian de etapa y de centro escolar

Alumnos del CEIP Carmen de Burgos, ayer, en las actividades festivas para la última jornada del curso.
Alumnos del CEIP Carmen de Burgos, ayer, en las actividades festivas para la última jornada del curso.
Cristina Fernández Málaga

24 de junio 2016 - 01:00

En el patio del colegio público Carmen de Burgos, mientras una madre hacía una sesión de aeróbic para todos los alumnos de Primaria, mientras se vivía una jornada festiva para despedir el curso, un grupo de niñas lloraba sin consuelo. Daniela, con los ojos enrojecidos, intentaba contener las lágrimas. Pero no podía. Junto a Ángela, a Rosa, a Irene... Ha pasado en el centro nueve años de su vida y ayer era el último día. La jornada para decir adiós a una etapa en la que han aprendido, disfrutado, sufrido y crecido junto a sus amigos y profesores. En septiembre cogerán de nuevo la mochila, pero ya no cruzarán la verja de siempre. Su aventura comenzará tras otros muros, en el IES Universidad Laboral. Para ellas, el 23 de junio sabía más a despedida que a bienvenida de vacaciones.

"Me da pena dejar el colegio", decía Irene. "Si estás aquí puedes seguir viendo a tus seños, pero allí en el instituto ya no las veremos más", agregaba Daniela. Aunque un buen grupo de compañeras cursará Secundaria en el mismo instituto "tampoco sabemos si vamos a caer juntas en clase", decían y recordaban la tristeza que les ocasionó en su graduación de hacía dos días ver fotos suyas desde pequeñas. Todos los alumnos de sexto de este centro de tres líneas se conocen. La mayoría empezó en primero de Infantil y son los primeros que salen del centro habiendo cursado las dos etapas íntegras en el Carmen de Burgos. Le temen un poco a los cambios, a la nueva etapa, pero también se les ilumina la mirada cuando hablan de sus vacaciones. "Yo me voy a Asturias", explicaba Daniela. "Yo hago un crucero por el Danubio", decía Ángela.

Y es que, por mucho que algunos echen de menos su colegio y su rutina, el verano es necesario para los escolares. Hay que descansar, recargar pilas y seguir aprendiendo, aunque de otra forma más lúdica. "El último mes se les hace cuesta arriba, se les nota mucho el cansancio, el calor, en las clases no se puede parar en los días de terral y ellos lo notan mucho", comentaba ayer la directora del Carmen de Burgos, Nieves García. "Rinden menos aunque hagan el esfuerzo", agregó la directora. Y por ello, en estas dos últimas semanas se han alternado las clases con otras actividades. Han ido al cine, han tenido sus fiestas de graduación, viajes de fin de curso, teatro, pequeños talleres y juegos de agua.

"Somos un centro de Escuela Espacio de Paz y con estas iniciativas aprenden valores, desarrollan su vertiente más creativa y son ejemplos de convivencia", afirmó la docente y apuntó que en estos días "no ha faltado ni un niño". Las maestras de Infantil aseguraban que ayer era un día de "mezcla de emociones". "Por un lado están contentos porque quieren descansar del colegio y por otro tristes porque dejan de ver a sus tutoras", consideraban. Los de 5 años en dos meses tendrán que vivir un cambio radical y aunque físicamente tan sólo suponga un traslado a otra parte del edificio "el horario y el ritmo de aprendizaje es totalmente distinto". Septiembre llegará con nuevos retos. Pero hoy... ¡es hora de disfrutar!

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