"Se nos ha llenado toda la tienda de agua en solo cinco minutos"

Miles de negocios se vieron afectados por las lluvias en la capital · En la calle Hilera los comerciantes aseguran que hubo un 'tsunami' al pasar los vehículos a gran velocidad

Basant Kumar Lalwani y un empleado arreglan su bazar fregona en mano.
Basant Kumar Lalwani y un empleado arreglan su bazar fregona en mano.
Ángel Recio / Málaga

18 de noviembre 2012 - 01:00

Los comerciantes se olvidaron ayer de la caja registradora y estuvieron toda la mañana pegados a la fregona y el cubo. Con una mano achicaban el agua y con la otra intentaban salvar sus mercancías, algo que solo pudieron conseguir a medias, por lo que las pérdidas fueron millonarias y están a la espera de ser tasadas por los seguros para recibir las indemnizaciones oportunas. Pasadas las 11:00 la calle Hilera era un río. Era casi imposible transitar a pie por la vía y los comercios comenzaron a anegarse con el paso de los coches. "Iban a mucha velocidad y hacían que subiera tanto el agua que parecía un tsunami. Se nos ha llenado toda la tienda de agua en solo cinco minutos", lamentó Basant Kumar Lalwani, propietario del bazar Gurmukhs.

Junto a su hijo y otro empleado no paraba de fregar y miraba con desconsuelo numerosas cajas completamente mojadas cuyos productos -entre los que se encontraban teléfonos móviles, radios, pilas, grabadoras, etcétera- estaban ya inservibles. Su pérdida asciende a miles de euros y, aunque tiene asegurado el negocio, "veremos ahora cómo responden", añadió.

La jornada fue nefasta. A las 11:00 se les inundó la tienda y, cuando empezaban a tener la situación controlada, hubo un nuevo aguacero pasada las 13:00. "Cerramos la persiana para intentar que no nos entrara más agua, pero ni aún así pudimos. Echamos cubos de agua llenos al váter y éste era incapaz de tragar todo", señaló este comerciante, quien indicó que esta inundación le ha recordado mucho a la que tuvo lugar en Málaga en 1989. "Aquella vez el agua nos llegó hasta 25 centímetros de altura y en esta ocasión hemos estado cerca", dijo resignado.

Justo al lado está el bar restaurante Rincón de Antonio. Antonio Roble, su propietario, y varios empleados estaban achicando agua y todo estaba patas arriba. "Nos ha entrado el agua hasta la cocina dos veces y ha alcanzado unos 20 centímetros de altura. Ha sido increíble", relataba Roble, a quien le quedaba un buen trabajo por delante. Tuvieron que cortar la luz y no sabían si podrían salvar la comida que tenían en las neveras y congeladores. En el momento de la primera tromba de agua había unos 30 clientes desayunando y les dieron bolsas de basura para que se los pusieran a modo de botas y pudieran sacar sus vehículos del parking ante el claro riesgo de inundación.

El aparcamiento de El Corte Inglés se cerró en dos ocasiones ante el temor de que se pudiera inundar y también permaneció clausurado el parking municipal de la avenida Andalucía que estaba completamente anegado. En esta instalación había trozos de muro desprendidos, grandes lagos en el suelo y varios operarios, con escobas, intentaron baldear el agua. "Nunca había visto una cosa así. Tenemos para varios días porque las plantas de abajo están igual", decía uno de los trabajadores que llevaban horas intentando controlar el desaguisado. Apenas había coches en el interior. La mayoría habían sido evacuados por sus dueños y muchos de ellos, ante la avalancha de agua que poblaba las calles, los subieron a la acera de El Corte Inglés. Varios trabajadores de este centro comercial también tuvieron que sacar agua tras la tromba y hubo que reparar una parte del techo del supermercado. Fuentes de esta empresa señalaron que se rebosó un bajante y, pensando que se pudiera desprender el techo con el peso, los empleados de mantenimiento lo abrieron y acordonaron la zona. En cualquier caso, los clientes hacían sus compras con normalidad.

También en la calle Hilera, los propietarios de la confitería Cassini no querían más sustos y empezaron a levantar un pequeño murete de ladrillo para evitar más problemas. "Mañana [por hoy domingo] no abrimos y no sabemos si va a llover igual de fuerte, por lo que hemos preferido prevenir", decían los trabajadores, quienes también culparon a los vehículos que circulaban por la calle de la gran cantidad de agua que entró en todos los negocios de la zona.

En la tienda especializada en moda de caballeros Mustango, su propietaria, Carmen Pérez, y su hijo no daban abasto sacando el agua. Tienen un escalón de acceso al comercio, pero ni por esa se libraron. "Ha sido un desastre, las alcantarillas no han podido absorber todo el agua y nos ha entrado. Tenemos cajas de ropa llenas de agua y barro porque apenas me ha dado tiempo a sacar unos cuantos pantalones de los percheros", indicó Pérez. Durante buena parte de la mañana estuvo llamando por teléfono a su empresa aseguradora pero no le cogían porque estaba colapsado. "En 1989 ya tenía esta tienda y fue horrible. Nunca me imaginé que podría ocurrir algo igual", destacó esta empresaria.

En el hotel Novotel de cuatro estrellas también tuvieron una mañana ajetreada. Se les inundó toda la entrada y tuvieron que utilizar a 12 trabajadores para ir sacando el agua. Pasadas las 13:00 entró una pareja extranjera y estaban anonadados. Le preguntaron a la recepcionista si era normal este tipo de lluvias en Málaga, aunque la empleada les tranquilizó. Eso sí, el sistema de gestión del hotel se les había caído y tendrían que esperar para arreglarlo.

En el entorno de la calle Hilera el susto fue tremendo, pero en la zona este de la capital no le fueron a la zaga. Hubo grandes inundaciones en la zona del Paseo de Sancha y varios negocios tuvieron que cerrar sus puertas porque estaban repletos de agua y barro. Uno de ellos era la peluquería Cristian. Pasadas las 17:00 todavía había una decena de bomberos achicando agua de este comercio y otros próximos, como una agencia de viajes que quedó muy dañada. Cristóbal Espadas, dueño de la peluquería, aseguró que le había entrado un metro de agua y barro en el establecimiento. No pudo valorar los desperfectos hasta que se retiraron los bomberos, pero el panorama era desolador. Le salvó que tiene un cristal blindado como escaparate y eso pudo frenar algo la fuerza del agua, aunque tendrán que pasar varios días para que todo vuelva a la normalidad. "Lo primero que hice fue apagar la luz porque los enchufes estaban saltando y era un peligro. No sé cuánto tiempo tardaremos en reabrir la peluquería pero en la anterior inundación fueron 10 días", aseguró Espadas.

Todos los comerciantes de la zona tendrán esta mañana una reunión para analizar los daños y ver las posibles reclamaciones al seguro. En cualquier caso, Espadas señaló que la causa de la inundación fue la falta de limpieza en el arroyo de La Caleta. "Es una vergüenza. El arroyo no se ha limpiado y se ha desbordado por lo menos un metro. Pagamos los impuestos más altos de toda Málaga y estamos así", criticó.

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