La lucha de tres hermanas
Memoria histórica
Purificación, Francisca y Dolores García Caparrós han logrado para su hermano el reconocimiento de la sociedad malagueña y que sea considerado víctima del franquismo · Ahora quieren la Medalla de Andalucía
Dolores García Caparrós es muy mala para recordar caras, pero no olvida la del celador del Carlos Haya que la tarde del 4 de diciembre de 1977 tocó a la puerta de su casa, en calle La Unión, para dar a su familia la noticia que ha marcado su vida y las de sus hermanas. Con el semblante blanco, les dijo que Manuel, su hermano de 18 años, había tenido un accidente de tráfico y estaba muy grave. El padre, también Manuel, salió corriendo para el hospital, supo que su hijo había muerto y cuando logró acceder al depósito después de muchas trabas, no halló las secuelas que deja la carretera, sino un orificio de bala a la altura del pecho. Había empezado el drama de los García Caparrós, el del joven que murió por la pistola de un policía mientras se manifestaba por la autonomía andaluza; y el de su familia, que ha logrado para él el reconocimiento de la sociedad malagueña y que sea considerado una víctima del franquismo.
Dolores tiene ahora 44 años y desde hace tres regenta con su hermana Francisca una cafetería en Fuengirola, en frente del cuartel de la Guardia Civil. Su hermana mayor, Purificación, vive en Tánger, donde el marido tiene trabajo. Dolores sólo tenía 12 años cuando su hermano, sindicalista y trabajador eventual de Cervezas Victoria, fue abatido en la Alameda de Málaga. Dolores esperaba esa tarde de domingo que su hermano regresara a casa para que la sacara de paseo.
La noche anterior durmió con ellas en su habitación -la hermana mayor ya estaba casada- porque había pintado su cuarto y el olor era demasiado fuerte. Manuel se levantó el domingo exultante por la manifestación, por la oportunidad que se abría para Andalucía. Dolores recuerda que su madre tenía la misma ilusión, pero eran otros tiempos. "No voy contigo porque no puedo", se despidió de su hijo.
Ni los amigos de Manuel, que el día de Navidad de 1977 hubiera cumplido 19 años, sabían lo que había pasado. Por la tarde fueron a buscarlo y cuando se enteraron de lo que había pasado, "se daban cabezazos contra la pared". "Se debieron despistar cuando empezó la carga de la Policía, cuando se subieron para colocar la bandera de Andalucía en la fachada de la Diputación".
¿Y cómo era Manuel? "Abierto, simpático, bueno, y no lo digo porque fuera mi hermano; era sencillo, amigo de sus amigos, no podía ver a nadie que necesitara ayuda porque ahí estaba él", explica Dolores. "Y si 20 veces entraba en mi casa, 20 besos que le daba a mi madre, así se quedó la pobre".
La casa de los García Caparrós se hundió ese día. Su madre, Carmen, cayó enferma, se fue consumiendo y sólo vivió dos años más que su hijo. El padre de Dolores murió poco después. Nadie fue a darles una explicación de lo que había sucedido y nadie ha sido juzgado por este crimen.
Las tres hermanas han salido adelante y, con esfuerzo, han conseguido el reconocimiento social para su hermano. Manuel José García Caparrós tiene una calle en la capital y una placa recuerda su muerte en la esquina donde cayó abatido. Fue nombrado Hijo Predilecto de Málaga en 2004 y desde hace apenas un mes, la ampliación de la Ley de Memoria Histórica hasta el 31 de diciembre de 1977 permite que sea considerado víctima del franquismo y abre la puerta a una indemnización para su familia. Esta semana, la Diputación ha iniciado el procedimiento administrativo para designarlo Hijo Predilecto de la Provincia a título póstumo, nombramiento que se materializará el próximo 28 de febrero, Día de Andalucía. Una exposición también recordará su figura a partir del 13 de noviembre.
Dolores recuerda que los primeros 20 años no lograron absolutamente nada, que todo ha llegado en los últimos 10 y que sin IU y Antonio Romero no hubiera sido posible. ¿Dan ella y sus hermanas por terminada su lucha? Dolores lo tiene claro: "Mi hermano debe tener la Medalla de Andalucía, aquel día no salió Málaga sola a la calle, salieron todas las provincias para tener lo que tenemos ahora, y él se dejó la sangre en la calle por eso". No esconde que también le gustaría que un pequeño busto recordará a Manuel García Caparrós donde fue asesinado. "¿Por qué no?", pregunta.
Dolores tiene un hijo que está a punto de cumplir 27 años, Marcos, y un nieto con 2, Adrián. "Mi madre me dijo que si alguna tenía un hijo no le pusiera Manuel, que era un nombre con mala suerte en la familia". "A mi hijo no ha hecho falta que le cuente nada de mi hermano porque él ha vivido todo conmigo; en mi casa siempre se ha hablado mucho de él y se ha criado con eso, donde yo iba, él venía conmigo". Espera que su nieto también se críe así.
Dolores perdió la niñez el día que mataron a su hermano. "Lo único que quiero es que a nadie se le olvide lo que pasó, por eso estoy dispuesta a ir a donde sea, y si no voy yo, va mi hermana, y si no, mi otra hermana". Concluye: "Manuel es nuestra historia, quieran o no".
No hay comentarios