La lucha contra la palabra maldita

Discapacidad

El cáncer, la verdadera pandemia del último siglo, se puede superar, pero nunca se olvida, lamentablemente siempre permanece ahí la angustia por la incertidumbre que provoca la posibilidad de que se rearme

Acto en Málaga por las afectadas por cáncer de mama.
Acto en Málaga por las afectadas por cáncer de mama.

17 de junio 2009 - 01:00

NO hace muchos días se celebraba en Málaga la cena en beneficio de las asociaciones que luchan contra el cáncer. Como todos los años, multitud de ciudadanos se dieron cita en una velada marcada por el deseo y las ganas de seguir viviendo. La recordaré siempre, porque fue hace dos años cuando acudí por primera vez a esta cena donde los compañeros de mesa, que no de silla, por aquellos entonces me repetían que jamás olvidaría mi primer acto en éste, mi nuevo trabajo.

Ha pasado el tiempo y he de reconocer que es cierto, no se olvida, pero no porque fuese mi primer acto, sino porque lamentablemente he conocido la crueldad de esta enfermedad.

Fácilmente, cualquiera de nosotros podría enumerar una serie de enfermedades que suponen o han supuesto un verdadero trauma no sólo para quien lo padece, sino también para su entorno más cercano. Pero sin duda, casi nadie se saltaría esta maldita multiplicación indiscriminada de células.

Y nadie está exento de ella, podemos ser hombre o mujer, alto o bajo, que todos tenemos la misma probabilidad de padecerla. Además, existen como en botica, mil y una clases diferente que atacan de forma indiscriminada a los diferentes órganos que componen nuestro cuerpo.

Este mes me telefoneaba un amigo para contarme con impotencia el caso de un conocido. Podría reproducir la conversación en estas líneas, y a ninguno de los lectores le causaría la más mínima sorpresa.

Por extraño que parezca el caso que me contaba se reprodujo días después, siendo esta vez yo quien buscaba tras el teléfono el desahogo que produce compartir los problemas.

Aprendes con resignación palabras de las que no acabas de conocer del todo su significado, aunque el mero hecho de poder proporcionar algún tipo de alivio o curación hacen que formen parte de tu vida, de tu dialéctica habitual y que las emplees como el anhelo de que su conocimiento conllevará la curación.

Y en muchas personas ocurre realmente así. Los tratamientos han avanzado de forma exponencial logrando mejorar la calidad de vida de miles de personas con esta enfermedad.

Pero el cáncer, lamentablemente, nunca se olvida, y aunque dejen totalmente limpia la zona afectada (y os garantizo que es una de las frases más repetidas por los afectados) siempre permanece en la mente la angustia por la incertidumbre que provoca la posibilidad de que se rearme.

Las afectaciones psicológicas que provocan este tipo de enfermedades distan mucho de las secuelas producidas por cualquier otra. De hecho, los efectos secundarios de los tratamientos pueden suponer tal ansiedad y rechazo que provoquen poca o nula efectividad.

Para los enfermos (sea cual sea su edad) y para los familiares es de vital importancia en estos casos estar rodeados de los apoyos necesarios, tanto físicos como psicológicos, por ello, todos debemos entender las consecuencias derivadas de los fortísimos tratamientos a los que se ven sometidos, y actuar en consecuencia.

En el reconocimiento de la labor de los que de forma altruista no cejan en el empeño de mejorar la calidad de vida de los enfermos de cáncer y sobre todo con el deseo de que algún día cercano, se ponga fin a la verdadera pandemia del siglo XX y principios del XXI.

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