Málaga

Madres no casadas: “Importa el amor y hacer feliz a los hijos”

  • Defienden la libertad, el vínculo de la pareja y el bienestar de los niños por encima de las tradiciones

Khadija Ezzarquyny, con su bebé en brazos, junto a unas amigas, en su primera salida tras el reciente nacimiento de Diego.

Khadija Ezzarquyny, con su bebé en brazos, junto a unas amigas, en su primera salida tras el reciente nacimiento de Diego. / Javier Albiñana

Los tiempos cambian y ciertas tradiciones seculares, también. Hace medio siglo, no estaba bien visto que una mujer tuviera un hijo sin estar casada. Pero hoy por hoy ese detalle ya carece de importancia. Es más, según las cifras del Instituto de Estadística de Andalucía (IECA), de los 2.761 niños nacidos en la provincia de Málaga en el segundo trimestre de 2022, la mayoría fueron de madre no casada. Exactamente 1.498 –el 54%– frente a 1.213 –44%– (En el 2% restante no constaban datos).

María Paradas tiene dos hijos. María Luisa, de 12, y Manuel, de 3. Son de dos padres diferentes y ninguna de las dos veces se casó. “El matrimonio es un negocio. La boda, los regalos, lo que se gasta... Yo no me casé ninguna de las dos veces porque no quise. Y veo perfecto que haya parejas que se casen después de estar 20 años juntos porque se quieren”, argumenta.

María Paradas con sus dos hijos. María Paradas con sus dos hijos.

María Paradas con sus dos hijos. / M. H.

Cuenta que se crió en un pueblo, donde desde pequeña se preparaba el ajuar y poco antes de la boda había que enseñar la casa. “Lo veo como una falta de intimidad”, opina. Contrapone los casamientos de antes, con más de 300 invitados, a los de ahora, mucho menos numerosos, pero con la gente que auténticamente se quiere. Y cita la frase de una amiga que sostiene que, en todo caso, las parejas deben invitar únicamente a los que se saben los nombres de los hijos. Recuerda que su primera suegra no paró de darle “tiritos” para que se casara. Pero no le hizo ni caso. Prefiere estos tiempos que corren a los de antes. “Es una sociedad más libre y se disfruta más de las personas que realmente quieres”, afirma. Aunque nunca se ha casado y no es partidaria de bodas, aclara entre risas: “No puedo decir que de este agua no he de beber, pero para que me case, me tienen que engañar bien engañada”.

Lidia García también tiene dos hijos. Enrique, de 8, y Gonzalo, de 2. Igual que los de María, son de padres diferentes. Pero ella sí se casó la primera vez; por iglesia y por lo civil. Pero con la segunda pareja obvió el trámite. Acerca de la condena social que antiguamente recaía sobre las mujeres no casadas opina:“Hay que tener la mente abierta y no juzgar a la otra persona, sino respetarla. Las tradiciones están para cambiarlas. Es mejor la libertad que la tradición. Antes, lo primero era casarse y luego tener niños; si una mujer se quedaba embarazada, se tenía que casar. Ahora lo importante es llevarse bien, quererse y hacer feliz a los niños”. Lidia tuvo a su segundo hijo en plena tercera ola del Covid.

Lidia García con sus hijos, Enrique y Gonzalo. Lidia García con sus hijos, Enrique y Gonzalo.

Lidia García con sus hijos, Enrique y Gonzalo. / M. H.

Cuenta que ni se plantea el matrimonio con su segunda pareja, el padre de Gonzalo: “Es un tema que no tenemos en mente”. Como marcan las estadísticas, dice que tiene amigas más o menos a partes iguales, entre casadas y no casadas. Y cree que es positivo que las tradiciones vayan cambiando. “Antes había mucha presión social. Pensabas ‘ahora cómo le digo yo a mi madre que no me caso’. Ahora hay gente que se casa, pero cuando ya tiene los niños mayorcitos”, comenta. Finalmente, contrapone la situación de sus amigas y conocidas que están repartidas entre casadas y no casadas y sus padres, sus tíos y las generaciones más mayores en las que todos formalizaban el matrimonio.

Khadija Ezzarquyny tampoco se ha casado. Es de Marruecos, vive en Málaga y recientemente dio a luz en el Materno a Diego, su primer hijo. A los 12 días de su nacimiento, disfrutaba con cuatro amigas de una merienda en una terraza del centro de Málaga. Para ellas café; para Diego, teta. Así, dándole el pecho, Khadija compartía con ellas la alegría por la llegada del bebé y un rato de solaz en este periodo de pañales y poco sueño. “No estoy casada y no creo que me case en el futuro”, comenta. Lleva en torno a año y medio con su pareja, ha tenido un niño, pero no tiene planes de boda.

Khadija con su bebé. Khadija con su bebé.

Khadija con su bebé. / Javier Albiñana

Ella dice que no quiere. Pero las cuatro amigas al unísono le piden entre risas que haya boda y fiesta... Se lo piden pese a que luego confiesan que las cuatro conviven con sus parejas y no están casadas. De momento, ninguna tiene hijos. La escena es tierna: Diego mamando y la madre compartiendo su felicidad con las amigas. Entre risas y bromas va cayendo la tarde. La manita del pequeño sobre el pecho de ella y la cara de placidez de ambos conmueven. La única madre del grupo argumenta: “Antiguamente, te tenías que casar para tener un niño. Yo no me caso porque no quiero. No es importante para mí, ni prioritario. Y me parece bien que cada uno haga lo que quiera en este aspecto”.

Jaime Durán y María González desafían el frío invernal para dar un paseo por el centro de Málaga. Su hija de un mes y medio va abrigadita en el cochecito, durmiendo plácidamente. Llevan cinco años juntos. No están casados. “Quizás en un futuro”, comenta él cuando se le pregunta si piensan en casamiento. “No es una prioridad”, acota ella.

Jaime Durán y María González: cinco años juntos, una niña y sin planes de casamiento. Jaime Durán y María González: cinco años juntos, una niña y sin planes de casamiento.

Jaime Durán y María González: cinco años juntos, una niña y sin planes de casamiento. / Javier Albiñana

María añade que ve “estupendo” que ya dé igual el estado civil para tener un hijo. “Antes te tenías que casar y seguir unos patrones. Ahora lo importante es el amor”, sostiene. Luego admite que sus padres son más tradiciones y “les habría gustado que me casara, pero me respetan”. Jaime afirma que los padres de él no están casados. Para ella, el matrimonio es “más simbólico que una necesidad” y “ser madre no tiene por qué ir unido a casarse. Cada uno debe ser libre de decidir lo que quiere hacer sin sentirse juzgado por ello”.

javier albiñana Una mujer con su hija. javier albiñana Una mujer con su hija.

javier albiñana Una mujer con su hija. / Javier Albiñana

L. D. G. prefiere mantener su anonimato. Tampoco está casada. Desgrana su historia mientras vigila los juegos de su hijo, de seis años, en un parque infantil. Lo tuvo sola. Ahora está en pareja y embarazada del segundo. Cree que no es necesario estar casada para ser madre. “Eso era antes, por papeles y por tradición”, argumenta. Dice que no tiene planes de matrimonio con su actual pareja y deja una opinión que se repite en boca de otras mujeres: “Antes te lo inculcaban tus padres. Pero está bien la libertad de ahora en que cada uno decide cómo quiere hacer su vida”.

Así son las madres y las parejas de hoy en día: intentan ser más libres que las de antes y priorizan el vínculo por el amor y no por las convenciones o la presión social...

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