Málaga, en ‘servicios mínimos’ para controlar ratas y cucarachas: "Y ahora llegan las hormigas"
La empresa de control de plagas quebró hace dos veranos y todavía no hay sustituta
Vecinos de Miraflores salen a limpiar las calles de su barrio: "Esto no es solo suciedad, esto es desprecio"
Quejas de vecinos en Huelin, en los Jardines de Picasso. Grupos de WhatsApp que bullen en las urbanizaciones de los Montes de Málaga. De una punta a otra de la capital las quejas son las mismas: cucarachas de gran tamaño cruzando aceras y en las casas, ratas en las calles y junto a los contenedores y chinches en viviendas turísticas. Y muchos consejos caseros, como echar agua en los aliviaderos o taponar lavabos y bañeras para impedir las entradas. El Ayuntamiento lleva ya justo un año con un plan de emergencias para el control de plagas. La empresa que tenía adjudicado el servicio quebró en julio de 2024 y el municipio aún no ha sido capaz de resolver el concurso del nuevo contrato.
Solo entre enero y junio, el Consistorio ha recibido 2.451 quejas vecinales: una media de trece avisos al día. Pero con la llegada del calor, las obras y las menores prestaciones municipales, las empresas privadas de fumigación son las que más han salido ganando. “Este año hemos tenido trabajo los 12 meses. Es cierto que en verano la cosa se ha intensificado un poco más, pero en general las cucarachas, los roedores y, últimamente, las chinches, nos han ocupado los 365 días”, explica Cristóbal Marín, operario de la empresa 'El Fumigador'. “Las ratas ahora están entrando más en ciudad. La red de alcantarillado lo facilita con rapidez”, añade Marín.
La concejala de Medio Ambiente asegura que tras la quiebra de la empresa “en ningún momento se ha quedado la ciudad sin atender”. Aclara que se han mantenido campañas anuales de control de plagas, con tratamientos regulares en calles, jardines y mercados. “Hemos seguido interviniendo en todos los barrios con carácter mensual, y donde se detectan más casos se refuerzan los trabajos”, explica. Reconoció, no obstante, que el nuevo escenario “retrasó el plan de choque potente” que se esperaba desplegar en verano. “La burocracia es lenta”, reconocía la edil Penélope Gómez, que confía en solucionar la nueva licitación “a final de este mes”.
Gómez también pone el foco en el comportamiento de la ciudadanía. En una entrevista en Ser Málaga aseguró que no son casos aislados las bolsas de basura abiertas y con comida que se dejan junto a los contenedores que provoca que acudan las ratas. En el caso concreto de los Jardines de Picasso señaló a los indigentes que duermen en la zona como los responsables de la suciedad que se genera y las posteriores consecuencias.
Desde la oposición, el PSOE critica con dureza la gestión municipal. “Solo hay cuatro operarios para el control de ratas y cucarachas en toda la ciudad”, denuncian desde el grupo socialista, que cuestiona el modelo de externalización y la falta de personal propio. “Llevamos años viendo que no funciona. La última empresa presentó su renuncia el verano pasado y eso provocó que muchos tratamientos quedaran sin hacer, con el consiguiente aumento de roedores y molestias vecinales”, señala un portavoz. Además, reclaman una respuesta más ágil a las peticiones ciudadanas: “Los vecinos no saben a quién acudir, y muchas veces ni siquiera reciben respuesta. Esto es un problema de salud pública”, concluyen.
Los vecinos tienen a su disposición una aplicación para pedir ayuda al Consistorio en la que se solicita, incluso, que se documente la situación con fotografías. En el caso de una comunidad consultada por este periódico, los operarios sí acudieron tras recibir el aviso.
Los datos del Ayuntamiento confirman la intensidad del fenómeno. Durante todo 2024, se ejecutaron 1.243 servicios programados de desratización y desinsectación y se atendieron 6.104 peticiones ciudadanas. Solo en el primer semestre de 2025, ya se han realizado 656 intervenciones generales programadas y se han registrado 2.387 avisos por ratas, un 2,6% más que en 2024, y unas 600 intervenciones por cucarachas. Los barrios más afectados, según el Consistorio, han sido el Centro, Carretera de Cádiz y Cruz de Humilladero. La presión sobre el sistema ha sido tal que el Ayuntamiento decidió hace unos meses un cambio drástico en la estrategia.
El nuevo contrato, aún pendiente de adjudicación, contempla una inversión de 1,29 millones de euros para tres años y amplía notablemente la cobertura. Además de los tratamientos contra ratas y cucarachas, incluye actuaciones específicas en centros educativos, parques caninos y mercados municipales, así como campañas de vigilancia en todos los distritos. También incorpora, por primera vez, un refuerzo en el control de mosquitos vectores de enfermedades como la fiebre del Nilo Occidental. Para ello se aplicarán tratamientos entre mayo y septiembre en distintos puntos del término municipal, y se desarrollará un Plan Municipal de Vigilancia y Control que contempla la colocación de trampas y la actuación en zonas con acumulaciones de agua, como la desembocadura del Guadalhorce, donde se controlarán tanto mosquitos adultos como larvas.
El anterior que ganó la firma Andasur, que hubiera finalizado en mayo de este año, contemplaba una inversión tres veces inferior, con unos 143.000 euros al año durante tres y otros 30.000 euros para luchar contra los mosquitos que transmiten la fiebre del Nilo. La firma llevaba prestando el servicio durante un cuarto de siglo. La renuncia en julio de 2024 provocó que el Área de Sostenibilidad Ambiental activara una contratación de emergencia que la ley permite cuando exista un grave peligro para la salud pública. Es la que está ahora mismo funcionando en Málaga por segundo verano consecutivo y que presenta carencias.
Pero aunque no figuran entre las prioridades, Carmen Palacios, técnica de la empresa Plagaland, alerta de que las chinches están en aumento: “Aunque las cucarachas resultan más visibles, las chinches son mucho más problemáticas. Las personas las trasladan sin saberlo de un sitio a otro, en maletas o ropa. Es un problema muy habitual en ciudades turísticas como Málaga”. Además, apunta a las limitaciones técnicas. “La cucaracha americana es muy resistente a los productos que están permitidos. Por normativa no podemos usar tratamientos más agresivos, y eso nos limita”, explica Palacios.
También el clima juega en contra: “Aquí el calor empieza pronto y termina tarde. La temporada de plagas es más larga que en otras provincias. Esto hace que cada año el problema se agrave si no se actúa con planificación suficiente”, detalla la experta. "Pues ahora lo que han empezado a salir son las hormigas", comenta con desesperación una vecina en su chat de la comunidad.
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