Málaga

Los hosteleros malagueños quieren que el Gobierno les confirme que pueden poner el aire a 25 grados

Varios cocineros en un restaurante en Málaga.

Varios cocineros en un restaurante en Málaga. / Javier Albiñana (Málaga)

Los hosteleros malagueños, como los del resto del país, entienden que la normativa les permitirá tener sus locales con el aire acondicionado a 25 grados en lugar de a 27 como obliga el nuevo Real Decreto-Ley del 1 de agosto aprobado por el Gobierno para reducir el consumo energético. No obstante, para curarse en salud y evitar malentendidos o multas van a esperar a que el Gobierno les confirme este extremo, toda vez que esta nueva directriz energética entra en vigor a partir del martes. 

"Nadie nos ha dicho que no podamos poner el aire a 25 grados pero vamos a esperar una confirmación teniendo, además, aún varios días por delante", explican fuentes de la asociación hostelera malagueña Mahos. La patronal española Hostelería de España es la que está llevando a cabo los contactos con el Gobierno para validar este aspecto, que está suponiendo una nueva fuente de preocupación a un sector que ya venía muy tocado de la pandemia y que está recobrando el oxígeno.

¿Por qué, en teoría, los restaurantes, bares y cafeterías no tienen que poner el aire a 27 grados? Los hosteleros españoles, tras consultar a su gabinete jurídico, señalan que hay un Real Decreto de 1997 que fija las disposiciones mínimas de seguridad y salud en los lugares de trabajo. Este documento establece que la temperatura en los locales cerrados en los que se realice un "trabajo ligero" debe estar entre los 14 y los 25 grados, por lo que ése sería el límite máximo, dos grados menos de lo que reclama el Gobierno. 

Los hosteleros están convencidos de que cuando se habla de "trabajo ligero" están ellos incluidos porque los camareros están continuamente moviéndose por el local o entrando y saliendo, mientras que sí deberán  estar a un máximo de 27 grados aquellas personas que tengan "trabajos sedentarios", entendiendo como tales aquellas personas que estén en oficinas y, por tanto, no tengan ese trasiego. "Nosotros damos por entendido que somos considerados trabajo ligero pero preferimos esperar a que haya una confirmación oficial por parte del Gobierno", insisten desde Mahos. 

La temperatura del aire no es el único quebradero de cabeza para los hosteleros. Otro de ellos es la necesidad de que la puerta esté cerrada para evitar que se pierda la temperatura del interior y sea necesario un mayor gasto energético. Para ello habrá que poner un brazo automático u otro sistema que impida que la puerta de acceso se quede abierta, algo también difícil de conseguir en los establecimientos que tienen terraza y cuyos camareros están continuamente entrando y saliendo. Los hosteleros afirman que esa obligación es superflua porque cuando ponen el aire acondicionado en el interior de los locales la puerta suele estar cerrada, pero depende del tipo de establecimiento y su ubicación.

No obstante, las patronales del sector se quejan de que en el Real Decreto recientemente aprobado no aparecen ayudas económicas para que las empresas que no lo tengan puedan instalar este tipo de sistemas obligatorios pese a que habrá fondos del programa europeo Next Generation enfocados a mejoras medioambientales y, por otra parte, señalan que es imposible que miles de locales en toda España puedan incluirlos en un mes.

Luego está el tema del apagado de luces en los escaparates a partir de las 10 de la noche. Los hosteleros entienden, lógicamente, que esta historia no va con ellos porque a esa hora siguen abiertos y atendiendo al público, sobre todo en verano. Pero dudan de si tendrían que apagar algún tipo de elemento que se pudiera considerar no imprescindible. 

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