Los malagueños reducen un 3,6% el consumo de benzodiacepinas

Alrededor de 12.000 personas en Málaga han dejado de tomar fármacos como el lorazepam, zolpidem o alprazolam, entre los más frecuentes

La mayor parte de los consumidores son mujeres y la mitad mayores de 65 años

Unos 150.000 malagueños consumen tranquilizantes de manera habitual

Consumo de benzodiacepinas.
Consumo de benzodiacepinas. / M. H.

Están indicados solo para casos de ansiedad o de insomnio grave. Sin embargo, su uso se ha disparado desde la pandemia, según los expertos. Campañas de información a pacientes e iniciativas como el programa BenzoStopJuntos: Vivir sin tranquilizantes es posible están permitiendo que el consumo de las benzodiacepinas esté disminuyendo en Málaga, donde este ha caído hasta un 3,6% en los últimos 12 meses -de abril de 2023 al mismo periodo de 2024. En el caso de Andalucía, la media es de un 3,4% menos, calculándose más de un millón de andaluces los que a día de hoy consumen fármacos como el lorazepam, lormetazepam bromazepam, alprazolam o zolpidem, entre los más frecuentes.

Llama la atención el perfil de la ciudadanía andaluza -y, por ende, malagueña- que recurre a estos medicamentos: siete de cada diez consumidores crónicos son mujeres y la mitad son mayores de 65 años. El descenso porcentual logrado supondría que en Málaga 11.939 personas, siendo en Andalucía un total de 64.017 usuarios. Desde la Junta de Andalucía destacan que ocho de cada diez personas que intentan dejar de tomar estos fármacos lo consiguen, con mayor o menor dificultad.

El objetivo de la Consejería de Salud y Consumo es conseguir que esa ingesta disminuya, dejándolo solo para aquellos casos en los que se valore a nivel médico que es realmente necesario. Para avanzar hacia ese objetivo y racionalización de estos fármacos la Consejería, a través del Servicio Andaluz de Salud y con la colaboración de la Escuela Andaluza de Salud Pública, puso en marcha en 2022 el programa BenzoStopJuntos: Vivir sin Tranquilizantes es Posible, una iniciativa que tiene como principal objetivo concienciar a la población que consume benzodiacepinas de manera crónica para problemas para los que realmente no están indicados, como pueden ser la ansiedad leve y puntual o insomnio ocasional.

La campaña se desarrolla también en colaboración con el Consejo Andaluz de Colegios Oficiales de Farmacéuticos (Cacof) y cuenta con el apoyo de sociedades científicas, consejos de colegios profesionales, así como con la implicación directa de profesionales de Atención Primaria y Hospital, y de las oficinas de farmacia comunitarias, con el fin de mejorar el conocimiento sobre las benzodiacepinas y sus alternativas, fomentar su buen uso y disminuir los riesgos derivados de su consumo continuado. El programa consiste en que los profesionales ofrezcan a los pacientes información y material educativo en las consultas y en las oficinas de farmacias comunitarias.

Este material, que está disponible en la web https://www.easp.es/urm/intervenciones/benzodiacepinas/ es una adaptación local de otro existente en el ámbito de la salud en Canadá, y ha sido avalado por 21 entidades. En concreto, proporciona información sobre las benzodiacepinas y los riesgos de su uso continuado, alternativas saludables con las que combatir el estrés de la vida cotidiana sin recurrir a fármacos -técnicas de relajación, respiración y autocontrol, cambio de hábitos, ejercicios, entre otros- y cómo proceder para la deshabituación con la ayuda de los profesionales. Además, incluye un auto-test para medir el grado de dependencia a estos fármacos, así como un directorio de las guías de autoayuda para la depresión y los trastornos de ansiedad del Servicio Andaluz de Salud y una sugerencia de pauta de deshabituación.

El uso de benzodiacepinas solo está indicado en crisis de ansiedad cuando sea necesario el control de los síntomas, o en casos de insomnio grave, solo si éste interfiere con la vida cotidiana. Aún así, su uso no debe extenderse más de dos a cuatro semanas ya que está demostrado que estos medicamentos solo son útiles durante un tiempo determinado y que, una vez transcurrido, dejan de producir el efecto deseado, y producen riesgos asociados a su consumo e incrementa el riesgo de accidentes, caídas y el deterioro cognitivo. Además, producen tolerancia y dependencia, por lo que su balance beneficio/riesgo a medio y largo plazo es desfavorable.

La campaña cuenta con el apoyo de la Asociación Andaluza de profesionales de Salud Mental (AEN), Federación de asociaciones de usuarios de Bancos, Cajas y Seguros de Andalucía (Adicae); Asociación Española de Enfermería de Salud Mental (Aeesme), Asociación Andaluza de Enfermería Comunitaria (Asanec), Asociación Española de trabajo Social y Salud; Colegios de Psicología de Andalucía Occidental y Oriental, Consejo Andaluz de Colegios Oficiales de Enfermería (CACE), Consejo Andaluz de Colegios de Médicos, Consejo Andaluz de Colegios Oficiales de Farmacéuticos (Cacof), y Dirección General de Consumo (Consumo Responde). También escuela de Pacientes, Estrategia para la Seguridad del Paciente, Facua Andalucía; Fundación Pharmaceutical Care, Sociedad Andaluza de Calidad Asistencial (Sadeca), Sociedad Andaluza de Farmacéuticos de Atención Primaria (Safap), Sociedad Andaluza de Medicina Familiar y Comunitaria (SAMFYC), Sociedad Española de Farmacia Clínica, Familiar y Comunitaria (Sefac), Sociedad de Especialistas en Psicología Clínica del SSPA, Sociedad de Farmacéuticos de Atención Primaria (Sefap), Sociedad Andaluza de Médicos de Atención Primaria (Semergen), Sociedad Andaluza de Médicos Generales y de Familia (SEMG), Sociedad Andaluza de Psiquiatría (Sapsiq), y Plan Integral de Salud Mental de Andalucía (Pisma).

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