Málaga

El tráfico de marihuana se nutre del cultivo doméstico en viveros ilegales

  • El año pasado se realizaron más de 35 operaciones policiales, con 125 detenidos y 30.000 plantas intervenidas en Málaga

Vista del vivero desmantelado en La Viñuela por la Policía Nacional.

Vista del vivero desmantelado en La Viñuela por la Policía Nacional. / imagen facilitada por la policía nacional

La última operación contra el cultivo y tráfico de marihuana se ha desarrollado en una vivienda aislada de La Viñuela, donde se han intervenido 1.399 plantas y ha sido liberado un hombre que mediante amenazas, violencia física y engaños era obligado a residir incomunicado en la casa para ocuparse del cuidado de los cuatro invernaderos en los que se cultivaba la droga. El mayor de los espacios destinados al crecimiento de la marihuana se había habilitado en un garaje que sólo era accesible a través de un agujero practicado en la cocina. La Policía Nacional ha detenido en esta operación a cuatro personas, entre ellas al titular del contrato de alquiler de la vivienda.

Los viveros ilegales de plantaciones de marihuana han crecido en los últimos años de forma significativa. Frente al tradicional cultivo doméstico destinado fundamentalmente al uso particular, han proliferado instalaciones industrializadas, dotadas de potentes sistemas iluminación, secado y riego que producen al por mayor. Durante 2016 las fuerzas de seguridad del Estado han llevado a cabo en Málaga al menos 35 actuaciones contra el cultivo de marihuana, en las que se han intervenido cerca de 30.000 plantas. Solo en las 35 actuaciones documentadas por este periódico en 2016 se practicaron 125 detenciones.

Los viveros ilegales de marihuana han aumentado al calor de las buenas perspectivas económicas que proporcionan, la relativa benevolencia con la que el Código Penal trata este delito y las dificultades para detectar las plantaciones. Un experto en investigación del crimen organizado en la Costa del Sol subraya que frente al tráfico de hachís, cocaína o heroína, esta actividad es fácil. "No necesita grandes infraestructuras de financiación, redes organizadas para el contrabando a través de fronteras o complejos sistemas de almacenamiento. Es sencillo montar un vivero en tu casa. Solo necesitas agua y luz. Si quieres traer marihuana desde Marruecos necesitas un sistema muchísimo más complejo".

Las actuaciones contra el cultivo ilegal de marihuana desarrolladas el año pasado Málaga dibujan un escenario marcado por la heterogeneidad: se hallaron invernaderos en viviendas de lujo de la Costa del Sol, en casas aisladas del interior de la provincia, en chalés familiares del ámbito metropolitano, en pisos de la capital y hasta seis viveros en el remoto municipio de Arriate. En la mayor parte de las ocasiones, además, los agentes dieron con estos enclaves por casualidad. En dos ocasiones se detectaron por incendios, otra vez se advirtió la existencia del vivero durante una inspección de viviendas ilegales en Los Montes y al menos en dos ocasiones los indicios se hallaron cuando los agentes simplemente trataban de denunciar una infracción del código de circulación y apreciaron olores sospechosos en el vehículo.

Las actuaciones también ponen de relieve la dificultad para golpear a la totalidad de las redes dedicadas al contrabando de marihuana. Mientras que las investigaciones policiales contra las organizaciones especializadas en hachís y cocaína tienen ya bastante capacidad para alcanzar la totalidad de la red y no solo los últimos peones, en este caso pocas veces se llega más allá del titular de la plantación. "Aquí solo hace falta uno que compra y otro que vende", apunta esta fuente policial para hacer ver la simplicidad de la estructura.

No obstante, esto no significa que no sean grandes organizaciones las que han tomado el control de la marihuana y conjugan su tráfico junto a otras sustancias. Por ejemplo, en marzo del año pasado la Guardia Civil llevó a cabo una operación en Málaga y otras cuatro provincias españolas contra una red a la que intervino 1.000 plantas de marihuana y 1.500 kilos de hachís. En diciembre fueron arrestados 21 miembros de una organización internacional que disponían de tres viveros en chalés de lujo de la Costa, a los que decomisaron también armas y oro.

En cualquier caso, el destino de esta droga ya no es ni el autoconsumo ni el menudeo doméstico, sino Europa y los clubes de cannabis. En 2015 el conseller de Interior de la Generalitat, Ramón Espadaler, ya avisó del "creciente interés" del crimen organizado por el tráfico de marihuana.

"¿Cuántos controles te encuentras desde aquí hasta Holanda? ¿Cuántas fronteras tienes que pasar? Cultivar aquí y vender allí es muy fácil", apunta el investigador policial, sin dejar de hacer la precisión de que nadie pregunta "cómo, cuándo ni cuánto" a los clubes de cannabis en España.

Sin embargo, si buena parte de la marihuana que crece en viveros ocultos de la provincia se cultiva en España tiene como destino el centro de Europa, ¿por qué no se cultiva directamente allí? En opinión de los expertos, esta cuestión solo tiene una respuesta: "La falta de control sobre los consumos de luz y agua que tenemos en este país no existen en ningún otro".

Las operaciones policiales documentadas en 2016 ponen de relieve que en gran parte de los casos los invernaderos estaban conectados fraudulentamente al sistema eléctrico. De hecho, las cuatro zonas de cultivo desmanteladas en la operación realizada en La Viñuela dependían de enganches ilegales a la luz.

Significativamente, la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) estima que el fraude eléctrico creció en 2015 un 25%, hasta alcanzar los 150 millones de euros. Endesa también ha explicado que de esa cantidad sólo el 1% corresponde a familias de bajos recursos. El gran trozo del pastel (80%) son empresas y en segundo lugar grandes consumidores particulares que se conectan ilegalmente a la luz.

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