La posibilidad de quedarse embarazada de una mujer es inversamente proporcional a su edad. Y a partir de los 38 años, cae estrepitosamente. Los especialistas no se cansan de advertirlo. Pero la tendencia social es que cada vez la maternidad se aplaza más. Esta es la razón por la que el número de mujeres mayores de 40 años que necesita acudir a fecundación in vitro para concebir un hijo se ha duplicado en la última década. Los datos fueron facilitados ayer por el Centro Gutenberg. La clínica precisó que en 2015 aproximadamente el 40% de las pacientes que se sometieron a esta técnica de reproducción asistida -con óvulos propios o de donante- tenía 40 años o más. Según el centro sanitario, la cifra contrasta con sus datos de 2005, cuando apenas el 15% de las pacientes que se sometían al tratamiento estaban en esa franja de edad.

Miguel Lara, biólogo de la clínica, explica que la mayoría de esas mujeres mayores de 40 años que ahora necesitan reproducción asistida se habrían quedado embarazadas de forma natural si lo hubieran intentado con 33 años. "Las mujeres [de más de 40 años] creen que porque están sanas y hacen deporte, podrán quedarse embarazadas cuando quieran y no es así, porque la edad es fundamental. Pueden ovular con 43 años, pero eso no garantiza que puedan lograr un embarazo [de forma natural]", alerta el especialista.

Las estadísticas reflejan que por debajo de los 35 años, en cada intento, la mujer tiene entre un 60 y un 70% de probabilidades de quedarse encinta. A partir de esa edad y hasta los 40, las posibilidades ya bajan en torno al 50%. A partir de los 40, el declive es imparable y rápido y las probabilidades en cada ciclo oscilan entre el 20 y el 25%. "Y cada año es peor. No es lo mismo con 40 que con 43", advirtió Lara.

Las causas del incremento del número de mujeres de más de 40 años que requieren fecundación in vitro hay que buscarlas en los cambios de la sociedad, según los especialistas del Centro Gutenberg: "El aumento de la edad de la mujer a la hora de decidirse a ser madre, motivado fundamentalmente por causas sociales, como por ejemplo su incorporación al mercado laboral por lo que se ve obligada a postergar su maternidad para afianzar su carrera profesional, unido a la precaria situación en cuanto a conciliación familiar". Además, señalan que el deseo de la mujer de completar una buena formación, acceder a una vivienda y tener un empleo y una pareja estables influyen en esa maternidad tardía. Todos factores sociales que elevan la edad media del primer parto y que juegan en contra a la hora de conseguir un embarazo.

Lara precisa que si hace diez años la edad media de las mujeres que acudían a la clínica era de 36 años, en la actualidad se sitúa en 38,5. "La sociedad debe replantearse esta tendencia porque como siga así, la mayoría de las mujeres precisarán técnicas de reproducción asistida. Cada vez vemos a más mujeres con problemas, pero no porque haya una epidemia de pacientes estériles, sino debido a su edad", dijo. Además, insistió en que a mayor edad no sólo cuesta más lograr el embarazo incluso con reproducción asistida, sino que se producen más abortos espontáneos.

Se congelan más óvulos por trabajo que por enfermedad

La congelación de óvulos nació como solución para dar respuesta a aquellas mujeres que debido a algún tratamiento u operación veían comprometida su capacidad reproductiva. Al criopreservar sus ovocitos, conservaban -por ejemplo tras una quimioterapia- su posibilidad de ser madres en el futuro. Pero esta alternativa ha empezado poco a poco a utilizarse con motivos sociales: cada vez más mujeres congelan sus óvulos para parar su envejecimiento bien porque no tienen pareja o por causas laborales. Ya son más los ovocitos que se congelan por razones de trabajo que de enfermedad. Sin embargo, la demanda por esta causa no acaba de despegar, pese a que los especialistas advierten que conviene que se haga antes de los 35 años para mantener la calidad de los óvulos.