Un matrimonio de jubilados malagueños pide ayuda "urgente": "Si no me dan la Dependencia, nos quedaremos a cero en el banco"

María Hidalgo de 66 años, con minusvalía y un marido en silla de ruedas, necesita una solución inminente porque no se vale por sí misma tras un accidente

Casi 70.000 malagueños han pedido ayuda por dependencia: la media de espera, de 603 días, "va a tocar techo"

María Ángeles Hidalgo y Pedro Cruzado posan en el interior de su casa.
María Ángeles Hidalgo y Pedro Cruzado posan en el interior de su casa. / Javier Albiñana

María Ángeles Hidalgo Muñoz cuidaba de su marido de 70 años, Pedro Cruzado Pérez, en su piso de Carretera de Cádiz hasta que se cayó el pasado mes de septiembre. La malagueña con un 67% de minusvalía fue operada de la cadera y ahora no puede caminar salvo si alguien le ayuda y va en un andador. Su marido sufrió un ictus hace dos años y va en silla de ruedas. Él tiene concedido el máximo grado de Dependencia. Ella, de 66 años, ha solicitado esta ayuda a Servicios Sociales, pero de momento no llega. El matrimonio de jubilados pide “ayuda de manera urgente” ante esta situación límite.

Su amigo, Francisco Fernández Campos, se puso en contacto con este periódico para alertar de la "tremenda situación". "Viven solos. Él tiene concedida la ayuda de la Dependencia. Esperaron durante un año. Tiene problemas de movilidad acentuados. Tres horas al día viene un auxiliar a ayudarlo. Una hora por la mañana, otra a medio día y luego a la noche. Ella se cae, se rompe la cadera y ahí surge un problema. Ella necesita ayuda. Se encuentran en una situación muy complicada", señala Campos, fundador de la plataforma por la calidad de la sanidad malagueña (PLACASAMA).

Francisco ayuda a María con su andador para sentarse en el comedor junto a su marido, Pedro.
Francisco ayuda a María con su andador para sentarse en el comedor junto a su marido, Pedro. / Javier Albiñana

Esta vecina de Carretera de Cádiz, nacida en Vélez-Málaga, se cayó a principios de septiembre cuando atendió a una llamada del telefonillo. "Cuando colgué me di con la pared y me caí. Fui al Clínico y me dijeron que me había partido la cadera. Me operaron el 9 de septiembre y estuve ingresada casi un mes en el hospital. Volví un 6 de octubre", recuerda. Ahora, una cuidadora viene al sexto piso donde viven para ayudarla dos veces al día de lunes a domingo. Su marido cobra 838 euros de jubilación y ella 150 euros mensuales más 400 euros trimestrales de la pensión no contributiva porque tiene un 67% de minusvalía.

"Hay muchas personas que solicitan lo de la Dependencia y cuando le vienen aprobados, han fallecido. Un año para una persona de 70 con dependencia es muchísimo. Requieren ayudan urgente, no en tres meses. Este hombre necesita ayuda para todo: para acostarse, para ducharse, para cambiarse. El resto del día no puede hacer nada. Sólo pido que haya una salida para esta gente. No tienen hijos. Están solos y no cuentan con una red de apoyo", aclara Campos.

María pide durante la entrevista que la ayuden porque "va a llegar la hora" de que no pueda pagar a su cuidadora. "Si no me dan la Dependencia, nos quedaremos a cero en el banco. No puedo esperar mucho. Nos vamos a quedar sin dinero", reconoce entre lágrimas. La malagueña da gracias a que la hipoteca está pagada, pero aun así "cada vez la cartilla va menguando" porque deben pagar también los gastos de comunidad, agua, luz y comida. Además de la asistenta para ella, puesto que apenas puede mantenerse en pie por sí misma durante unos minutos, lo que la incapacita para cualquier labor diaria del hogar.

Otra foto del matrimonio de malagueños en apuros.
Otra foto del matrimonio de malagueños en apuros. / Javier Albiñana

"Hemos tenido que contratar a una cuidadora. Si la mujer no viene, ¿quién me hace las cosas? Ella elabora la comida, pone lavadoras, compra la comida. Lo que hay que hacer en una casa. Estoy sufriendo porque no estoy acostumbrada a que me hagan las cosas o a estar parada. Me movía todos los días y a la once de la noche ya estaba acostada", relata. Su rutina ha cambiado drásticamente porque de momento no puede hacer "casi nada".

Una trabajadora social del distrito solicitó la ayuda de la Dependencia, pero "a día de hoy no nos han notificado ningún avance", admite. María no cuenta con rehabilitación. "Debo tratar de caminar con el andador. Con el tiempo lo volveré a hacer por mí sola. En cosa de tres meses. Pero ahora mismo necesito ayuda urgente. Nos vamos a quedar sin dinero. No contamos con el apoyo de nadie", reitera mientras relata que el traumatólogo le dijo que con el tiempo volvería a caminar. "Cuando viene la muchacha a ayudarme trato de andar con su ayuda un rato", declara.

En su casa, un sexto piso con ascensor en un bloque de Carretera de Cádiz, cuentan con un botón de emergencia para personas dependientes por Pedro. Este dispositivo de teleasistencia se presiona en caso de necesidad para contactar con un centro de atención profesional disponible las 24 horas. Este servicio proporciona seguridad, tranquilidad y respuesta inmediata ante caídas, emergencias de salud o soledad, conectando con familiares y servicios de emergencia si es necesario.

La mujer recuerda que su marido "lloraba todos los días hasta que se acostumbró a estar en la silla de ruedas". "Fuimos a una psicóloga", se sincera. "No hay derecho a estar con esta preocupación. Hay que mirar por los demás igual que uno mira por sí mismo. Somos humanos y necesitamos ayuda. Pedimos una cosa básica porque ahora no podemos valernos por nosotros mismos", reconoce la malagueña, que jamás se imaginó verse en una situación así. Ahora es cuestión de que se escuche la petición de María para solucionar de manera inminente este "drama".

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