Sin su 'menorquina' 30 años después
La escasez de atraques en los puertos deportivos obliga a aficionados malagueños como Mariano Faz a vender sus botes
Dice que navegando no hay carreteras, ni semáforos, ni atascos. Que la libertad es absoluta en el agua. Y un desahogo. Mariano Faz, malagueño de nacimiento, ha navegado con su embarcación desde hace 30 años. Ha pasado los últimos apegado a Barcelona, ya que por problemas familiares tuvo que permanecer allí más tiempo. Hasta que hace poco se pudo despegar y ahora pasa seis meses al año en cada ciudad. Pero sin su deporte favorito. La escasez de atraques en los puertos deportivos de Málaga obligaron a este jubilado a desprenderse de su menorquina, embarcación que tuvo amarrada en el puerto de Sitges pero que nunca pudo traer a la costa malagueña.
"En Málaga paso desde Semana Santa hasta octubre y es el mejor tiempo para navegar. Pero buscar un amarre fue misión imposible: no había hueco en ningún sitio y las listas de espera me obligarían a estar sin atraque durante muchos años", asegura Faz. Se quedó sorprendido, hasta luego se desesperó y acabó vendiendo su menorquina hace un par de años. "En él he pasado muchos buenos momentos, pero no merecía la pena tener un barco allí y vivir aquí", añade este socio del Real Club Mediterráneo, que tiene justo frente a su vivienda.
"Es increíble que una ciudad como Málaga siga viviendo de espaldas al mar a pesar de tener el mejor clima de España y que no haya hueco para todos los que somos aficionados al mar", explica Faz, que subraya la accesibilidad de la mayor parte de la población a las embarcaciones, "porque ya no es un lujo y está al alcance de muchos". Además, destaca que la carencia de puestos de atraque impide que haya una mayor afición a deportes como la vela en la capital malagueña. "Y encima tiene muchos atractivos turísticos y económicos", cuenta Faz. De hecho, la Asociación de Puertos Deportivos de Andalucía ha destacado la importante creación de puestos de trabajo e industrias auxiliares que genera un puerto deportivo. "Pero en Málaga siempre critican cuando se habla de construir uno, ya sea en El Morlaco, en Los Baños del Carmen o en Guadalmar".
Y mientras algún proyecto cuaja, Mariano dice sentirse enjaulado por no poder salir a la mar con su menorquina. Igual que las más de 3.000 personas que están registradas en las listas de espera de los puertos deportivos de la provincia.
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