Una montaña rusa a bordo
La Mar de Historias
Los barcos de turistas se han convertido en grandes centros de diversión
El super yate del nombre a proa
En octubre de 2022, el Ateneo de Málaga me invitó a dar una conferencia sobre el tráfico de buques de crucero durante las dos primeras décadas del siglo XXI. Efectuando una breve introducción que me llevaría a explicar como el puerto malacitano ha sido testigo de la evolución de la industria crucerista, mencioné cómo los barcos de turistas se han convertido en grandes centros de diversión.
Aludiendo a atracciones tales como pistas de patinaje sobre hielo, todo tipo de estructuras integradas en parques acuáticos, simuladores de Fórmula 1, circuitos de cars, tirolinas con bicicletas colgantes, minisubmarinos, helicópteros y hasta mesas de billar, arranqué aquella charla dejando claro que la concepción moderna de los viajes turísticos por mar en las ciudades flotantes que llamamos buques de crucero ha cambiado mucho en no demasiados años.
Y así, centrados en el tema de las atracciones, hoy le reseñaré lo último de lo último; una superestructura destinada al divertimento que hace unos días se pudo ver en el puerto malagueño a bordo de un barco de turistas. Efectuado su primera escala en Málaga, el Mardi Gras de Carnival Cruise Line además de lucir su icónica chimenea en forma de cola de ballena, sus 344 metros de eslora y su 18 cubiertas, mostró la primera montaña rusa que se puede encontrar en un barco.
Bautizada como Bolt, esta atracción que ocupa casi la mitad del barco en su cubierta superior a popa, presenta un monorraíl de 220 metros de longitud que rodeando la chimenea del barco circula sobre un parque de atracciones. Elevado este circuito a 57 metros de altura con respecto la línea de flotación del buque, esta montaña rusa de propulsión eléctrica que en vez de llevar vagonetas emplea una especie de motocicletas para dos personas, participa de la peculiaridad que puede circular a la velocidad que sus pasajeros decidan; una celeridad que tiene como límite los 64 kilómetros por hora.
Un divertimento crucerista que muy pronto, con alguna que otra variación, se verá en otros barcos de turistas. Una atracción que con toda seguridad quedará eclipsada en no mucho tiempo por algo que supere a esta montaña rusa que el Mardi Gras mostró en su primer atraque malagueño.
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