Las mujeres que usan donación de esperma para ser madres solas se triplican en 10 años

Suelen ser pacientes de 35 a 45 años, con estudios universitarios y empleo La técnica es simple y barata a los 30, pero se encarece y complica pasados los 40

Una trabajadora del Centro Gutenberg analiza un embrión.
Una trabajadora del Centro Gutenberg analiza un embrión.
Leonor García Málaga

05 de mayo 2013 - 01:00

Hay un nuevo modelo de familia del que se habla poco, pero que ha crecido sin parar en los últimos años: el impulsado por las mujeres heterosexuales que recurren a la reproducción asistida para ser madres en solitario. Generalmente pasan de los 35 años, tienen su profesión, su piso y su empleo, pero no han encontrado a la pareja con la que formar una familia. Así que demandan donación de semen para poder ser madres. Según los datos del Centro Gutenberg, los casos se han triplicado en la última década. El cambio social es consecuencia de la incorporación de la mujer al mundo laboral y de los avances en igualdad que le permite tener una profesión y unos ingresos suficientes para ser el soporte económico en solitario de un tipo de familia monoparental.

En base a su experiencia, el embriólogo de la clínica, Miguel Lara, explica las razones del incremento: "Ahora las mujeres son más valientes [para tener un hijo solas] porque se ven con un trabajo y un sueldo". Las estadísticas del centro sanitario reflejan el cambio social de una forma muy clara. En 2002, el 77% de los usuarios que requerían donación de esperma eran parejas heterosexuales en las que el varón tenía problemas de fertilidad. Entonces, solo el 23% eran mujeres sin pareja masculina; un porcentaje en el que entraban tanto las lesbianas como las heterosexuales que deseaban ser madres. Pero esa relación ha cambiado radicalmente. De acuerdo a los datos de la clínica, en 2012 el 30% de la demanda de donación de semen procedía de parejas heterosexuales mientras que el 70% correspondía a mujeres solas. Y de este total, cuatro de cada cinco eran heterosexuales que querían construir una familia en solitario. Solo la quinta parte restante eran lesbianas. Las cifras suponen que las mujeres heterosexuales que requieren donación de semen para ser madres en solitario representan casi el 60% de la demanda de esperma de donante.

Pero el ginecólogo de la clínica Claudio Álvarez lanza una advertencia: "La mujer sacrifica la maternidad por la formación, por el trabajo, porque tiene que competir con el varón [en el mercado laboral]. Cuando llega a los 35 tiene su trabajo, su coche, su piso y quiere ser madre, pero entonces el ovario dice lo contrario". Con esta frase, el director de la Unidad de Reproducción de Gutenberg repite un argumento que no se cansan de recordar los especialistas: que la edad juega en contra de las posibilidades de conseguir un embarazo.

Por ejemplo, a los 30 años una mujer -si no tiene otras complicaciones que dificulten el embarazo- puede ser madre en solitario con semen de donante por unos 600 ó 1.000 euros y hasta quizás sin tomar ninguna medicación. Basta con una inseminación artificial. En torno a los 38 ya suele necesitar una fecundación in vitro (FIV), que supone hiperestimulación ovárica, punción para extraer los óvulos, anestesia y posterior transferencia del embrión. El precio se eleva a unos 3.500 ó 4.500 euros. Pero sobre los 44 ya no solo es necesario la donación de esperma y la FIV sino, generalmente, además, de óvulos porque los de la mujer ya no suelen valer. El precio sube entonces de 5.000 a 7.000 euros. Pero el mayor problema no es que a medida que avanzan los años, hay que hacer técnicas más complejas y más caras sino que la posibilidad de un embarazo disminuyen.

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