El museo del trompo

Un arquitecto antequerano reúne en su casa más de 500 ejemplares de este juego y él mismo se encarga de mostrarlos a los visitantes que quieran ver la exposición

El museo del trompo
El museo del trompo
Javier Flores / Antequera

12 de septiembre 2011 - 01:00

Pocos son los que no saben qué es un trompo, aunque entre la juventud este juego tradicional ya no es tan popular. Pero la dedicación de un arquitecto antequerano, Sebastián del Pino Cabello, ha conseguido que en su ciudad sea tan popular como antaño. Y una vez conquistada su ciudad a golpe de trompo, también lleva años promocionando este juego fuera de la ciudad del Torcal. Muchos colegios han recibido su visita para hacer apología del trompo. Y sin lugar a dudas que lo ha conseguido, porque es habitual que se dispare la venta de este tipo de juguete tras sus conferencias.

Ahora ha querido dar un paso más y rendir un homenaje al trompo con la creación del primer museo de España dedicado a este juguete. Y para ello ha colocado en sus vitrinas los más de 500 trompos que conforman su colección y la de su familia, a la que se han sumado algunos ejemplares artesanales que han sido aportados por varios de sus amigos. Eso sí, lo hace de manera totalmente altruista y por su amor al trompo. La visita es gratis y él personalmente se encarga de atenderla.

El museo está instalado en la parte baja de su propia casa, y una vez dentro se convierte en un regreso al pasado para aquellos que han pasado horas bailando el trompo. Además, Sebastián no duda en hacer una demostración de su habilidad con algunos de los ejemplares más sorprendentes, como el denominado como mágico, que aunque no tiene punzón para girar consigue darse la vuelta y hacerlo sobre su parte superior del eje. Pero si alguno de ellos llama la atención es el llamado levitador. Verlo flotar en el aire sin nada que lo sujete llama poderosamente la atención. Es entonces cuando entra en juego la parte educativa de este juguete, que permite explicar diferentes conocimientos físicos con estos pequeños trucos a base de la utilización de las energías, el peso o los magnetismos. Tampoco duda en demostrar su habilidad con el trompo acrobático, con el que logra hacer figuras de todo tipo en el aire utilizando la cuerda o alguna parte del cuerpo.

Como cualquier museo que se precie, también tiene sus joyas. Entre ellas se encuentran trompos llegados de países tan distintos como México, Grecia, Rusia o Israel. Precisamente, es el israelí una de los más destacados. Otros más modernos también tienen su atractivo, como aquellos que su eje está formado por un lápiz y permite hacer figuras al girarlo.

No obstante, en el recorrido también se pueden encontrar otros juegos tradicionales, como la volaora, la carraca o la escopeta de caña, un raro ejemplar del que muchos hablan pero pocos saben cómo construirla.

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