El negocio de los animales en internet
El Seprona trata de frenar en la provincia de Málaga el comercio ilegal de algunas especies a través de páginas webs de anuncios
Las páginas webs de anuncios de venta de artículos de segunda mano tienen cabida para casi todo, incluso para el tráfico ilegal de animales. Internet se ha convertido en los últimos años en la principal plataforma de venta de especies autóctonas protegidas y exóticas traídas de distintos puntos del planeta, obligando a los investigadores a reciclarse y a seguir digitalmente el rastro de los responsables de este comercio ilícito.
El endurecimiento que se ha producido en la legislación últimamente ha hecho que el foco de las sospechas ya no se centre tanto en las tiendas de animales, más controladas y reguladas. El tráfico ilegal de animales ahora se hace de forma más casera y, como si de un abrigo o un bolso usados se tratara, anunciándose en webs como www.milanuncios.com. Sólo hay que echar un vistazo a una de ellas para encontrar, por ejemplo, anuncios de venta de tortugas moras por unos 200 euros o jilgueros a siete euros la unidad. El Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil ha encontrado un filón en estas páginas a la hora de localizar e investigar a los que pretenden enriquecerse comercializando con lo prohibido.
El perfil de los que se dedican a la venta on line de algunas de las especies más demandadas en el mercado negro suele repetirse con bastante frecuencia: persona en paro que encuentra en este negocio una forma de sacarse unos ingresos.
Y cuando consiguen colocar a alguno de estos ejemplares en el mercado negro vaya si lo consiguen, ya que los agentes del Seprona han localizado anuncios ofreciendo tortugas moras adultas por hasta 300 euros y crías entre 40 y 50 euros, explicaron a este periódico responsables del equipo del Seprona en Málaga. El modus operandi es siempre el mismo. Un anuncio en internet abre la veda para la venta al mejor postor de uno de estos ejemplares. Los vendedores ilegales de animales suelen llevar a cabo "la negociación con los clientes por teléfono y si se llega a un acuerdo entre ambos conciertan una cita para hacer la compra-venta directamente", contaron agentes del instituto armado, que explicaron que normalmente se eligen aparcamientos públicos o gasolineras para no dar pistas sobre el lugar donde los tienen o crían.
Algunos se toman la molestia de tomar muchas precauciones a la hora de realizar la transacción para evitar ser localizados por la Guardia Civil porque la mayoría son conscientes de la ilegalidad de esta actividad. La comercialización y cría de esta especie, catalogada como en peligro de extinción en el Catálogo Andaluz de Especies Amenazadas, está completamente prohibida. La reforma del Código Penal que entró en vigor el pasado mes de julio ha marcado un antes y un después, ya que en el artículo 334 se especifica claramente que quienes cacen, pesquen, adquieran, posean o destruyan especies protegidas se enfrentan a una delito que podría implicar penas de entre seis meses y dos años de prisión, además de multa e inhabilitación especial.
Hasta ese momento, la compra o tenencia de un animal protegido conllevaba únicamente una infracción administrativa. Pero al elevarse a la categoría de delito, la cosa cambia. De hecho, su efecto inmediato fue la entrega masiva de algunos de estos animales a las administraciones por parte de sus propietarios para tratar de eludir el peso de la ley. Contaron a este periódico miembros del Seprona que incluso "se llegaron a dar casos de abandonos en plena calle de tortugas moras", un animal de moda en los últimos tiempos como mascota a pesar de que su población escasea y únicamente se concentra en puntos de Cádiz, Almería y las islas Baleares.
Unos meses antes de que la venta de estos animales pasara a tener la consideración de delito. La Guardia Civil puso en marcha una campaña para tratar de localizar a los vendedores clandestinos de estos y otros animales prohibidos a través de internet. La operación denominada Tesred (Tes de testudo que es el género al que pertenece este tipo de tortugas y red relativo a internet), que el Seprona llevó a cabo durante el año pasado se saldó en la provincia de Málaga con 14 personas investigadas y 127 tortugas moras intervenidas que iban a ser vendidas en el mercado negro por un importe total de 14.760 euros.
Dos criaderos ilegales de estos reptiles también fueron desarticulados y 25 microchips que iban a serles implantados por personas no tituladas para tratar de camuflar la ilegalidad de estos animales.
Pero también los agentes consiguieron localizar los anuncios en los que se pretendían vender tres tortugas mediterráneas valoradas en 600 euros, un guacamayo de ala roja con un precio en el mercado negro de 1.500 euros, tres loros de Senegal y un loro arco iris.
La operación del Seprona se centró en localizar a los criadores y vendedores clandestinos de estos animales en la provincia de Málaga, y no tanto en las personas que los poseen de forma irregular. Aunque no siempre resulta fácil de demostrar.
La picaresca es siempre tratar de eludir la responsabilidad y escurrir el bulto argumentando que "el animal fue una herencia recibida de su abuelo hace más de 30 años o que le fue traído de Marruecos para no sea considerado delito", afirmaron agentes del Seprona.
En el primer caso, los hechos habrían prescrito puesto que el llamado acuerdo Cites (Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres) es posterior. Sin embargo, en el caso de que se demuestre que el animal ha sido traído de otro país tampoco sería considerado delito, sino una infracción administrativa de contrabando a menos que el animal o animales vendidos o adquiridos superen un importe de 50.000 euros.
Tampoco la venta ilegal de los fringílidos se considera delito y conlleva una mera sanción administrativa. Sin embargo, su comercio también a través de internet está muy extendido y en el caso de la provincia de Málaga con más razón debido a que algunas especies, como los jilgueros procedentes de aquí, son especialmente demandados en otros puntos de España como Cataluña para los concursos de cante.
"Los cazadores furtivos los cogen directamente del campo y en el mercado negro se venden en torno a los siete euros por unidad", señalaron desde el Seprona. Son los más codiciados, debido a que si uno de ellos sale bueno y gana concursos puede llegar a venderse por 2.000 euros.
Pero ni los jilgueros ni otras especies de fringílidos, como el pardillo, verderón o verdecillo, pueden ser cazados sin autorización ni por supuesto ser vendidos posteriormente en cualquier página de anuncios en internet. El lúgano, en cambio, es una especie incluida en el Catálogo Nacional de Especies Protegidas y no puede ser capturado en ningún caso.
Siempre hay quien se salta la ley y, sin ir más lejos, el mes pasado el Seprona localizó a dos personas que pretendían vender 18 ejemplares por internet y que tenían además otros 24 en una nave. Tampoco se puede capturar ni comercializar por el mismo motivo la llamada Charonia lampa, una llamativa caracola que el Seprona ha llegado a encontrar expuesto como artículo de venta en un puesto de pescado de un mercado de abastos.
Pero entre las restricciones legislativas y el empeño del Seprona en perseguir la comercialización irregular de cualquier animal a través de internet, ya cada vez es más raro encontrar estos anuncios de especies autóctonas protegidas. "En el caso de las tortugas moras ya prácticamente no hay ninguno", contaron miembros del equipo del Seprona en Málaga, mientras que en el caso de los jilgueros "se puede encontrar alguno suelto pero no en lotes como antes de hasta 300 pájaros para luego revenderlos".
Pero las exóticas es otro cantar. La crisis económica supuso un frenazo en la venta ilegal de las especies más codiciadas por su valor y dificultad de conseguirlas en el mercado negro, aunque este comercio aún se sigue dando. En tiendas, al menos expuestos al público, "ya no suele haber nada ilegal", explicó el responsable de la patrulla del Seprona de la Guardia Civil en Málaga. Internet es también en este caso la forma más habitual de conseguir algunas especies consideradas invasoras como el murciélago de la fruta, el mapache, el erizo pigmeo africano, la cotorra de kramer, la rana toro o el caracol manzana. Todas ellas están amparadas por la Ley 42/2007 de Patrimonio Natural y Biodiversidad que contempla infracciones administrativas para todo aquel que intente vender o ceder a alguno de estos ejemplares.
El negocio ilegal de animales sigue, pero la Guardia Civil avisa que se mira con lupa.
También te puede interesar
Lo último
Bloguero de arrabal
Ultraoceánicos
Alto y claro
José Antonio Carrizosa
¿Merece la pena?
El salón de los espejos
Stella Benot
La Transición andaluza
La ciudad y los días
Carlos Colón
La camarera, el estanquero y la Navidad
Contenido ofrecido por SO/Sotogrande Spa & Golf Resort
Contenido Patrocinado