Ni la silla de seguridad estaba anclada al asiento del vehículo en el que viajaba ni tampoco el menor se encontraba sujeto correctamente a este sistema de protección. Ésa es la principal conclusión que se extrae de la investigación del accidente, al parecer fortuito, ocurrido el domingo a escasos metros del falso túnel de Carlos Haya, en el que murió un niño de 4 años tras salir despedido, según las fuentes consultadas por este periódico. Las pesquisas apuntan a que el siniestro se produjo cuando el turismo, que conducía el padre del fallecido en sentido Almería, se salió de la vía e impactó contra la mediana. El automóvil dio varias vueltas de campana.

El servicio de emergencias sanitarias 112 Andalucía recibió el aviso de lo sucedido a las 14:40. Un particular informaba de que un coche había sufrido una colisión. El Centro de Control de Tráfico de Málaga tuvo conocimiento de los hechos a través de las cámaras instaladas en la zona, que recogieron el momento en que tuvo lugar el percance. Así, se movilizó a la Guardia Civil de Tráfico, al servicio de Bomberos y a la Empresa Pública de Emergencias Sanitarias (EPES). Los efectivos solo pudieron certificar el fallecimiento del menor. Su progenitor fue hospitalizado.

Dos de los tres carriles de la MA-20 permanecieron cortados hasta las 16:30, cuando el juez procedió al levantamiento del cadáver del pequeño, que tenía un hermano gemelo. La investigación sigue abierta.

Entre las prácticas erróneas más habituales en cuanto a los sistemas infantiles destacan la colocación de simples elevadores a niños que, sin embargo, necesitan una silla con respaldo. Es frecuente también que menores con una altura igual o inferior a 1,35 centímetros viajen en asientos delanteros pese a que las plazas traseras no están ocupadas por otros niños. Estos suelen, además, carecer de sistemas de sujeción. Desde la Dirección General de Tráfico (DGT) recuerdan que los agentes pueden inmovilizar el automóvil por no llevar a los más pequeños correctamente sentados. El uso de los sistemas de retención, subrayan, reduce en un 75% las muertes y un 90% las lesiones.

Las carreteras malagueñas han vivido un trágico comienzo de año. El día de Año Nuevo, un accidente en la avenida Santiago Ramón y Cajal, en la barriada de Ciudad Jardín, se cobró la primera víctima. Un joven de 21 años murió cuando el conductor del turismo en el que viajaba junto a un grupo de amigos perdió el control y chocó contra una marquesina. Tras ello, dio varias vueltas de campana. La víctima ocupaba un asiento trasero.

El pasado día 21, dos fallecidos más engrosaban la lista negra. Un hombre de 28 años y una mujer de 65 murieron en un siniestro en el que se vieron implicados dos vehículos en Estepona. Tres días después, las carreteras volvían a teñirse de luto con el fallecimiento de un finlandés que cayó de su moto en una recta que une Álora con El Chorro. Ese mismo día, otro individuo de 78 años murió tras ser atropellado por un camión en una nave de Colmenar. El conductor dio marcha atrás y golpeó a la víctima. Una semana antes, un hombre pereció tras precipitarse de su motocicleta por un puente. También una mujer falleció tras ser atropellada cuando bajó de su vehículo, que se había averiado.